Los países ricos perciben en las economías emergentes de Asia una oportunidad para expandir sus industrias de reciclaje de residuos, a medida que crece el consumo y la generación de desechos en ese continente.
La región también se está convirtiendo en el basurero del mundo industrializado, pues ofrece menores costos para el tratamiento y almacenamiento de los residuos que los de Estados Unidos o Europa.
La ciudad de Bangkok está abrumada por la basura, consecuencia inevitable del crecimiento económico.
A principios de año, el gobierno local de Bangkok llamó a licitación para la instalación y operación de una planta de tratamiento de residuos y recibió ofertas de 112 compañías, entre ellas la japonesa Sumitomo y la estadounidense Waste Management.
La planta será de propiedad exclusiva de la compañía que gane la licitación, que se hará cargo de su instalación, cuyo costo está estimado en 1.200 millones de dólares. Mientras tanto, el gobierno municipal de la capital de Tailandia se encargará de la recolección de los residuos.
Luego de los rascacielos, las autopistas y los proyectos de trenes elevados, los centros de tratamiento de residuos son el último símbolo del ingreso de Asia al mundo industrializado.
"Nos sorprende el interés que mostraron las empresas extranjeras en el proyecto", dijo Kraisak Choonhavan, asesor de la municipalidad de Bangkok.
Sin embargo, Tailandia, al igual que otros países de la región, es una rica fuente de materia prima para la industria ambiental, desde residuos individuales a ruedas y desechos industriales.
El mercado mundial de la tecnología ambiental fue de 300.000 millones de dólares en 1995, cifra que, según las previsiones, se habrá se duplicado en el 2010, según la Asociación de la Industria Ambiental, con sede en Estados Unidos.
La asociación estimó que las empresas estadounidenses constituyen 49 por ciento del mercado, o 134.000 millones de dólares. La participación europea es de 26,5 por ciento y la de Japón, de 13 por ciento.
Cerca de 30.000 empresas de Estados Unidos participan en el sector, 20.000 en Europa y 9.000 en Japón.
En la actualidad, 98 por ciento de los desechos del mundo se producen en el mundo industrializado, con Estados Unidos y Alemania a la cabeza.
Pero la situación está cambiando. Algunos países de Asia, como Corea del Sur, Taiwan, Indonesia, Tailandia, Malasia, Singapur, China e India, producen más residuos que antes.
El valor del mercado ambiental en Asia meridional (con excepción de China e India) será de 12.000 millones de dólares en el 2000 y de 50.000 millones en el 2010, según el Departamento de Comercio e Industria de Gran Bretaña.
El mercado chino tiene un valor de 2.000 millones de dólares por año y será de 5.000 millones en el 2000 y de 20.000 millones en el 2010. El mercado indio valdrá 2.000 millones de dólares en el 2000 y 7.000 en el 2010.
"Las posibilidades para vender tecnología ambiental en Asia parecen infinitas", dijo Dennis Hearth, director para la región de Asia y el Pacífico de la empresa estadounidense International Surfacing Inc., una de las mayores productoras de asfalto engomado del mundo.
La compañía recicla millones de ruedas usadas de automóviles para fabricar asfalto engomado, más duradero que el tradicional como pavimento de calles, carreteras y pistas de aeropuertos y revestimiento de paredes de minas y depósitos de residuos con el fin de evitar que material tóxico se filtre al ambiente.
Hearth espera encontrar muchos neumáticos usados en Tailandia, donde cada día se suman 500 automóviles nuevos a las calles. A principios de este año, el gobierno de Laos fue el primero en Asia que aprobó la tecnología del asfalto engomado para la construcción de nuevas autopistas.
Pero Asia también se está convirtiendo en un basurero para el mundo desarrollado, pues los depósitos de residuos en los países industrializados se está saturando o su vertido se está convirtiendo en una actividad demasiado cara.
La organización ambiental Greenpeace informó en 1994 que más de 120 países ajenos a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que reúne a los más industrializados del mundo, habían recibido ofertas para aceptar enormes cantidades de residuos industriales de Estados Unidos y Europa.
"Aunque cuentan con leyes de protección ambiental en materia de residuos, la mayoría de los países asiáticos no tienen los medios administrativos o tecnológicos para hacer cumplir las leyes", dijo Srisuwan Kuankachorn, director del Proyecto para la Recuperación Ecológica, con sede en Bangkok.
También resulta más barato almacenar los residuos en los países en desarrollo. Greenpeace sostuvo que el costo de almacenar residuos en partes de Asia llega a 40 dólares por tonelada, mientras en Europa y Estados Unidos varía entre 1.000 y 1.500 dólares.
El Consejo Nacional de Ambiente de Tailandia no cuenta con personal calificado ni con capacidad tecnológica para evaluar los riesgos de este tipo de proyectos.
Una alternativa es que expertos de países industrializados realicen la evaluación del impacto ambiental, aunque los casos en que operó así insumieron mucho tiempo y dinero. Entonces, el gobierno sencillamente pasa por arriba las cuestiones ambientales de varios proyectos.
La población local y los ambientalistas se oponen a la primera gran planta de residuos de Tailandia, en Rayong, a 150 kilómetros de Bangkok, porque tiene previsto utilizar incineradores que consumen gran cantidad de energía y emiten gases potencialmente peligrosos.
Al mismo tiempo, países como Vietnam e India realizan pruebas con tecnología de residuos menos perjudicial para el ambiente, como la reconversión de los desechos en gas, destinado a la producción industrial, así como en energía y ladrillos empleados por las empresas constructoras.
"Las economías de los tigres asiáticos no deben repetir el error que a menudo cometieron en su proceso de industrialización, que fue importar tecnología y equipos para el tratamiento de residuos que no sean adecuados para el medio local", dijo Srisuwan Kuankachorn. (FIN/PANOS/tra-en/ss/dds/aq-mj/en/97)
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