TRABAJO: La flexibilización laboral se universaliza

El ordenamiento jurídico internacional dictado para regular las relaciones sociales de un mundo bipolar desentona en la sociedad orientada hacia un mercado único y liberalizado.

La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) advirtió que la nueva dinámica basada en la competencia amenaza convertir en hojarasca los convenios laborales sancionados tras décadas de costosas luchas obreras.

Impulsados por la mundialización, muchos de los 174 estados miembros de la OIT ya han emprendido reformas legislativas, la conocida "flexibilización", para enfrentar en mejores condiciones la competencia internacional.

La OIT también comprobó que ha disminuido el número de ratificaciones de convenios. La tendencia puede atribuirse a "una cierta reticencia (de los estados) a suscribir obligaciones internacionales a largo plazo".

En el informe preparado para la Conferencia Internacional del Trabajo, el director general de la OIT, Michel Hansene, observó que la marcha actual de la economía mundial "hace más atractiva la tentación de no intervenir, cuando no la de desreglamentar".

La mundialización "nos obliga a efectuar mutaciones" en el sistema de normas internacionales del trabajo, aceptó Hansene durante una rueda de prensa de presentación de su informe a la Conferencia que sesionará en Ginebra del 9 al 26 de junio.

Aunque reconoce el nuevo cuadro, la OIT intenta conciliar el comercio internacional con el respeto de los derechos de los trabajadores.

Hansene exhortó a los estados miembros de la organización a examinar nuevas y radicales medidas que garanticen que la creciente liberalización de los intercambios comerciales vaya acompañada del progreso social y de condiciones humanas de vida y de trabajo.

La OIT admite que existe el peligro de consecuencias sociales potencialmente negativas ante el brusco impulso que ha tomado la mundialización de la economía.

La competitividad despierta obsesiones y los valores han caído en el descuido, constató la organización.

Ante ese panorama, la OIT pretende revitalizar el sistema de normas internacionales del trabajo mediante la observancia universal de los convenios que protegen los derechos humanos en el lugar de trabajo.

Los convenios prioritarios para la OIT son los relativos a la libertad sindical y la negociación colectiva (número 87 y 98), la prohibición del trabajo forzoso (29 y 105), la no discriminación (100 y 11) y la edad mínima (138).

Hansene aceptó que la OIT se verá obligada a hacer "una limpieza" entre los demás convenios, lo que implicará la derogación de algunas normas internacionales de protección a los trabajadores.

El segundo paso que propone la organización comprende la aprobación, en 1998, de una "Declaración" de carácter solemne que complete la Constitución de la OIT y refuerce los mecanismos de control a fin de promover esos principios y supervisar su aplicación universal.

Entre las medidas de control, Hansene sugirió la publicación de informes periódicos sobre los esfuerzos realizados por cada país "para traducir en genuinos avances sociales los progresos resultantes de la liberalización del comercio".

El informe del director general incluye también la propuesta de utilizar "etiquetas sociales" para garantizar el respeto de determinados criterios laborales por fabricantes y distribuidores.

Las empresas multinacionales están cobrando conciencia de las repercusión de su actividad en el ámbito social o en el ambiente y se preocupan más de su imagen. Por su parte, los consumidores son cada vez más conscientes del efecto de sus opciones de compra.

Este tipo de acciones ha favorecido en algunos casos el logro de objetivos sociales, alegó Hansene.

La "etiqueta social de carácter general" se otorgaría a aquellos países que respeten la globalidad de los derechos y principios fundamentales del trabajo y que estén dispuestos a someterse a inspecciones internacionales.

La OIT tampoco aceptaría renunciar al compromiso internacional por el logro del pleno empleo, en momentos en que cerca de 1.000 millones de personas, casi 30 por ciento de la fuerza de trabajo mundial, se encuentran desempleadas o subempleadas. (FIN/IPS/pc/ff/lb/97

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