La decisión de Hamas de entablar un "diálogo de unidad nacional" con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) a no ha variado, pese a los atentados de las últimas semanas contra israelíes, aseguran portavoces de esa organización radical.
El presidente de la ANP, Yasser Arafat, se pasó todo un año intentando convencer a su oposición extremista de que depusiera las armas y diera una oportunidad a su propia estrategia de liberar Gaza y Cisjordania por medios pacíficos.
Ya sea debido a divisiones internas, a la dura represión de la ANP o a la caída de su popularidad entre los palestinos, que sufren dificultades económicas a causa de los atentados en Israel, finalmente Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica) aceptó la propuesta de Arafat.
Pero los tres atentados suicidas de las últimas tres semanas, en que murieron tres mujeres israelíes en un café de Tel Aviv, en el primero de los casos, y sólo los terroristas en los dos últimos, parecieron marcar el fin de la nueva actitud.
No obstante, el portavoz de Hamas, Ismail Abu Shanab, un ingeniero de 44 años liberado de una cárcel israelí hace cuatro meses, insistió en que la posición de su grupo no ha cambiado.
"Decidimos dejar que la ANP pruebe que la negociación pacífica da resultado, y mantenemos esa decisión", declaró Shanab desde su casa en ciudad de Gaza.
Hamas está dispuesta a dejar que Arafat coseche los beneficios que pueda de sus acuerdos de paz con Israel, mientras, por su parte, se concentra en lo que denomina "la casa palestina", según Abu Shanab y el líder espiritual del movimiento, Sheikh Said Abu Musameh.
"La casa palestina" hace referencia a asuntos internos, como la unión de las distintas facciones en una sola estrategia política y la preparación del terreno para un futuro estado independiente.
Para ese fin, Hamas se unió a un diálogo nacional con la ANP y otros 10 grupos políticos, que en marzo decidieron resistir la expansión de los asentamientos judíos en Gaza y Cisjordania y la "judaización" de Jerusalén oriental, como llaman a los intentos de Israel por cambiar la composición demográfica de la disputada ciudad.
¿Entonces, por qué los últimos ataques suicidas? Los hechos no fueron reivindicados oficialmente por Hamas ni por la Jihad Islámica, otro grupo extremista.
Algunos analistas políticos palestinos creen que los atentados, así como la falta de declaraciones de responsabilidad, expresan el caos reinante en el movimiento radical.
"Esas acciones significan para mí no una estrategia, sino una crisis, un apartamiento del camino", dijo Azmi Bishara, un miembro árabe de la knesset, o cámara baja del parlamento israelí, que escribe comentarios políticos en la prensa árabe.
"No está claro cuál fue el propósito (de los ataques), y no creo que ninguno de los líderes políticos de Hamas lo sepan", añadió Bishara.
Hamas y otras organizaciones argumentaron que el acuerdo de 1993, que puso en marcha el proceso de paz entre israelíes y palestinos, resta derechos políticos a los palestinos y nunca conducirá a la creación de un estado independiente en Gaza y Cisjordania.
No obstante, una vez que se comenzó a implementar ese acuerdo y los convenios que lo siguieron, y las tropas israelíes se retiraron de gran parte de la franja de Gaza y de ciudades de Cisjordania, Hamas intentó adaptarse, pero se vio afectado por disputas internas sobre cómo hacer frente a la nueva realidad.
Finalmente, se impuso la opinión favorable a transformar el movimiento radical en un partido no violento de oposición.
Ahora, con el proceso de paz en crisis, la organización reenciende antiguos debates que podrían provocar división interna y por lo tanto aumentar la violencia sin una clara estrategia política, de acuerdo con observadores palestinos.
"Están discutiendo como manejar la situación política, cómo responder a los desafíos presentados por los acuerdos de paz", destacó Ziad Abu Amr, miembro del consejo legislativo palestino y profesor de ciencia política de la Universidad Birzeit, de Cisjordania.
Los líderes de Hamas no realizaron ningún comentario sobre lo que denominan "operaciones militares", pero es probable que, en lugar de realizar un cambio radical en su estrategia, el grupo capitalice la frustración popular ante un moribundo proceso de paz.
Dos importantes decisiones de Israel desencadenaron disturbios casi a diario: el carácter limitado del repliegue de tropas de Cisjordania y la construcción de un nuevo complejo de viviendas para judíos en el sector árabe de Jerusalén. Desde entonces, las negociaciones entre israelíes y palestinos se paralizaron.
También desde entonces, el apoyo de los palestinos a "ataques militares" contra objetivos israelíes ascendió hasta 46 por ciento, según una encuesta de opinión pública.
Hamas, que cuenta con el respaldo de casi 30 por ciento de la población palestina, es altamente sensible al sentimiento popular, destacan los analistas.
Pero mientras los atentados con bomba del año pasado, en que murieron 63 israelíes, estuvieron destinados a hacer fracasar los acuerdos de paz, los últimos ataques se produjeron en medio de un acercamiento entre Hamas y la ANP, durante el cual Arafat liberó a varios miembros encarcelados del grupo radical, según Bishara.
Al atacar a civiles israelíes poco después, Hamas redujo la capacidad de Arafat de realizar nuevas concesiones a los militantes, en especial porque la opinión pública israelí percibió la liberación de prisioneros como una sutil "luz verde" del presidente palestino para nuevas acciones terroristas.
La ANP percibe los atentados como una amenaza directa a su liderazgo, afirmó Ahmad Abdel Rahman, secretario general del gabinete palestino.
Hamas, acusó Rahman, pretende hacer saber al pueblo palestino que el movimiento radical islámico aún está allí como alternativa en caso de que el proceso de paz fracase.
Desde el comienzo de la crisis, Arafat acudió desesperadamente a la Organización de Naciones Unidas y a la Liga Arabe y habilitó un multimillonario fondo de inversión para Jerusalén, para intentar impedir que su pueblo considere otras alternativas, destacó Abdel Rahman.
"Arafat sabe bien lo que sucederá si el proceso de paz no resulta. Perderemos el control" de la situación, añadió. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/ml/ip/97