Guyana se enfrenta a la invasión de 5.000 "garimpeiros" (buscadores de oro) de Brasil que no tienen licencia para trabajar, no pagan impuestos y venden sus productos abiertamente al público, en contravención de las leyes locales.
El debate sobre las actividades de estos mineros clandestinos no es nuevo, pero las autoridades hacen caso omiso a los pedidos de expulsión.
Los mineros de Guyana tienen que pagar impuestos, obtener licencias de minería y vender su producción a la agencia estatal del oro.
Mientras, los garimpeiros "no sólo no cumplen con la ley, sino que se están convirtiendo en una amenaza para la seguridad", dijo Tony Shields, líder de la asociación de mineros.
Decenas de estos mineros viven en Georgetown, a 128 kilómetros de sus bases en el interior.
Los garimpeiros se adueñaron de pueblos enteros como Monkey Mountain y Madhia en la zona sudoccidental del país, afirmó Shields, y agregó que la población local fue desplazada y está disconforme con las autoridades porque no hacen nada para resolver la situación.
La policía expulsó la semana pasada a 30 de los 5.000 brasileños invasores, pero los pobladores temen que en una semanas estén de vuelta y que, para cuando las autoridades los descubran nuevamente, hayan hecho suficiente dinero como para sobrevivir unos meses.
La inteligencia militar local afirmó que muchos mineros clandestinos contrajeron matrimonio con mujeres de Guyana y tuvieron hijos para obtener la residencia legal. Otros sobornan a las autoridades para registrar sus equipos y obtener licencias.
Cientos de prostitutas acuden a los campamentos de garimpeiros, seguidas por traficantes de drogas, lo que facilita la venta de armas.
La expulsión de la semana pasada está relacionada con dos acontecimientos que involucran a la policía local y al gobierno de Estados Unidos.
El problema se discutió en la conferencia anual de oficiales de policías de Guyana, celebrada este mes, donde se decidió que se debían tomar medidas concertadas para resolver la situación.
Asimismo, un reciente informe del Departamento de Estado de Estados Unidos sostuvo que algunos de los mineros participan en el tráfico ilegal de drogas.
"Hay indicios, incluso la construcción de muchos edificios en una zona poco poblada, de que se estarían procesando narcóticos" donde habitan los mineros clandestinos, afirmó el informe.
El ministro del Interior, Feroze Mohamed, y otras autoridades del gobierno alegaron no tener conocimiento de la situación, pero el ejército observó a varios aviones operando en la remota zona de la frontera con Surinam y Brasil en el último año.
En 1993, los militares organizaron importantes maniobras para expulsar a un grupo de mineros ilegales, luego de que aviones del ejército descubrieron al menos dos pistas de aterrizaje y varios campamentos mineros en la zona.
La justicia ordenó que se devolviera el equipo y los aviones confiscados e impuso pequeñas multas a los brasileños. Las autoridades militares declararon que la maniobra resultó totalmente inútil.
Casi todos los países de Sudamérica que comparten sus fronteras con Brasil tuvieron problemas con los garimpeiros.
Recientemente, las autoridades de Guyana Francesa expulsaron a cientos de mineros y el año pasado, los militares de Venezuela detuvieron a miles, que finalmente fueron expulsados. Se cree que la mayoría se trasladaron a Guyana. (FIN/IPS/tra-en/bw/cb/aq-ml/lb/97