/DERECHOS HUMANOS/CHILE: Pinochet se siente odiado por Aylwin

El ex dictador de Chile Augusto Pinochet reaccionó el jueves 3 contra los cuestionamientos a su gobierno y su figura formulados por Patricio Aylwin, afirmando que un ex presidente debe inhibirse de hacer ese tipo de declaraciones, "por mucho odio que tenga a otro".

"No lamento en modo alguno" las declaraciones hechas la semana pasada al diario mexicano Excelsior, señaló Aylwin a su vez, ya que indicó que sus palabras reflejaron el sentir de la mayoría de los chilenos.

Aylwin, quien entre 1990 y 1994 encabezó el primer gobierno de transición democrática tras la dictadura de Pinochet (1973-90), desató un terremoto político al afirmar que se equivocó al apoyar el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, que derrocó al presidente socialista Salvador Allende.

En un hecho aparentemente desvinculado de esta polémica, el gobierno y la oposición iniciaron negociaciones que incluyen la creación de un estatuto especial de garantías para los ex gobernantes, que de aprobarse dotaría de un fuero especial a Pinochet.

En su entrevista con Excelsior, Aylwin fustigó a Pinochet por los "poderes omnímodos" que detentó y los crímenes contra los derechos humanos cometidos bajo su dictadura, indicando que aunque no sea juzgado por los tribunales no podrá abstraerse al juicio histórico.

"Es estimulante que los amigos lo respalden a uno cuando se mete en las patas de los caballos", dijo Aylwin este jueves. "Me siento plenamente respaldado por la Concertación y la ciudadanía".

El ex gobernante, quien es democristiano como el actual presidente Eduardo Frei, recibió renovadas manifestaciones de solidaridad de su partido y de las otras tres colectividades que integran la oficialista Concertación por la Democracia.

Pinochet, quien a su vez acumuló en estos días el apoyo del cuerpo de generales del Ejército, de los ministros de la dictadura y de los partidos de derecha, recibió también un franco respaldo del comandante de la Fuerza Aérea, general Fernando Rojas.

"Solidarizo totalmente con el general Pinochet por la agresión de que ha sido objeto. No es una agresión sólo al Ejército, sino a todas las Fuerzas Armadas", dijo Rojas, quien destacó que todas las ramas castrenses participaron en el régimen militar.

El ex dictador y actual comandante del Ejército dijo que no opinaría sobre las palabras de Aylwin, porque "una persona que llega a este puesto (de presidente) queda inhibido para hacer declaraciones, por mucho odio que tenga a otro".

Pinochet, de 82 años, respondió que "no ha pasado nada", cuando se le preguntó si la polémica en torno a las declaraciones de Aylwin y las reacciones políticas y militares al respecto afectan la estabilidad política del país.

"Ningún problema, en ningún momento", fue en tanto la respuesta de Frei al ser consultado si este episodio ha generado dificultades en las relaciones cívico-militares.

El presidente declinó hacer más comentarios, remitiendo a la prensa a lo dicho el miércoles por el viceministro de Guerra (Ejército), Mario Fernández, quien dijo que en democracia hay libertad de opiniones, aunque advirtió que "la discusión ha ido más allá de lo que debiera".

En la guerrilla de expresiones de apoyo a Aylwin y Pinochet destacó el general retirado Alejandro Medina, ex colaborador de la dictadura, quien advirtió: "si quieren agitar nuevamente, sin duda que va a haber problemas".

La entrevista de Aylwin al diario mexicano "viene a ser un verdadero exocet dentro del ambiente político", dijo Medina en alusión al misil francés aire-mar que cobró fama hace 15 años en la guerra de Las Malvinas.

Lo cierto es que las palabras de Aylwin fueron en alguna medida un disparo bajo la "línea de flotación" de un pacto implícito que rige las relaciones cívico-militares en Chile desde el restablecimiento de la democracia.

El ex mandatario puso en tela de juicio la responsabilidad histórica de Pinochet por las violaciones de los derechos humanos, traducidas en casi 3.000 asesinatos y desapariciones forzadas de opositores durante la dictadura.

Aylwin removió igualmente el espinoso tema del apoyo inicial que su partido, liderado por el fallecido ex presidente Eduardo Frei Montalva, padre del actual mandatario, dio al golpe de 1973 en contradicción con la Democracia Cristiana internacional.

El llamado de Aylwin al juzgamiento histórico de Pinochet, en un marco de autocrítica por la impunidad de las violaciones de derechos humanos, molestó a los militares y al propio general, que debe abandonar la comandancia del Ejército dentro de 11 meses.

Pinochet, de acuerdo a la actual Constitución, puede convertirse en senador vitalicio tras el abandono de las filas castrenses, por haber sido gobernante por más de seis años, posibilidad que le está negada a Aylwin, que tuvo un mandato de sólo cuatro años.

El gobierno de Frei busca corregir esta situación con una enmienda constitucional que elimine a los nueve senadores designados al margen del voto popular, creados por Pinochet, y que a la vez amplíe las senaturías vitalicias.

Aylwin reiteró este miércoles su oposición de principio a los senadores designados y vitalicios, posición que comparten los partidos Socialista y Por la Democracia dentro de la coalición oficialista, y que es parcialmente respaldada por la Democracia Cristiana.

En el inicio del debate de la reforma propuesta por el gobierno surgió una fórmula del Partido Renovación Nacional (PRN), el mayor de la derecha, que estaría dispuesto a aceptar la eliminación de los senadores designados y de los vitalicios.

Pero, a cambio, el PRN pediría el aumento del quorum para reformar ciertas leyes definidas como constitucionales y el estatuto de garantías para los ex presidentes, que impediría que estos fueran encausados por cualquier motivo ante los tribunales.

Los dos únicos ex gobernantes con vida en Chile son Aylwin y Pinochet. (FIN/IPS/ggr/ag/ip-hd/97

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