BIRMANIA: El régimen estaría detrás de ataques contra musulmanes

El misterio rodea los peores ataques contra musulmanes registrados en las últimas décadas en Birmania, pero muchos opinan que la dictadura está detrás del saqueo y profanación de mezquitas a manos de monjes budistas.

La violencia comenzó cuando dos bombas destrozaron un templo budista en Rangún, la capital, en diciembre de 1996. Ese mismo mes se produjeron varias protestas estudiantiles.

La tensión entre musulmanes y budistas aumentó a mediados de marzo, cuando un joven musulmán intenntó violar a una niña budista en Mandalay, al norte de Rangún. Pero la teoría de la conspiración ofrecen abundantes orígenes posibles para los conflictos y su responsabilidad.

Todo depende de quién formule la acusación, que puede caer sobre el régimen dictatorial birmano, facciones rivales dentro del gobernante Consejo de Restauración de la Ley y el Orden del Estado (CRLOE), el movimiento prodemocrático e incluso clérigos budistas disidentes.

Una teoría pergeñada por los militares afirma que el desorden es parte de un complot para impedir el previsto ingreso de Birmania a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

Pero la explicación más aceptada entre los expertos sostiene que la violencia antimusulmana fue alentada por la propia junta para dividir a la ciudadanía birmana y desviar la atención que hoy concita el movimiento prodemocrático.

"¿Cómo es posible que estos grandes disturbios ocurran a plena luz del día en un país donde las autoridades llegan a reprimir una reunión de más de doce personas?", se preguntó un diplomático en Rangún entrevistado por teléfono.

La magnitud de los incidentes es, por cierto, sorprendente en un país como Birmania, donde todas las actividades están sujetas a un estricto control.

Sea quien sea el culpable, el chivo expiatorio de la difícil situación de Birmania continúa siendo, como en muchas ocasiones anteriores, la comunidad musulmana.

"Todos los gobiernos de Birmania que se vieron en problemas nos usaron de cabezas de turco. Creo que los disturbios fueron creados por la CRLOE. No tienen alternativa. Lo hicieron para garantizar su supervivencia", dijo Kyaw Hla, de la asociación de musulmanes birmanos en el exilio.

Los ataques de monjes budistas reales o supuestos contra objetivos musulmanes que se registran desde el mes pasado se trasladaron de Mandalay a Rangún, las ciudades de Pegu y Prome y, en los últimos días, al pequeño poblado de Toungoo.

El gobierno impuso el toque de queda en Mandalay. El ejército patrulla las ciudades. Solo en Mandalay, 18 mezquitas resultaron destruidas y varios comercios cuyos propietarios son musulmanes fueron saqueados. Incluso se hicieron hogueras con ejemplares del Corán.

Los últimos incidentes violentos contra musulmanes birmanos se produjeron en 1988, durante el auge opositor previo al triunfo electoral en 1990 de la Liga Nacional para la Democracia (LND) que lidera Aung San Suu Kyi, luego galardonada con el premio Nobel de la paz.

En esa ocasión, el oficialismo obtuvo apenas 10 de los 485 escaños parlamentarios en disputa, pero el gobierno desconoció el resultado de los comicios y encarceló a Suu Kyi.

En 1988, el régimen militar promovió disturbios religiosos para desviar la atención de los altos precios de los alimentos y la carestía, factores favorables al movimiento prodemocrático.

Los disidentes birmanos afirman que la junta está de nuevo detrás de los incidentes para impedir que aflore el desorden político y florezca la oposición.

El hecho de que se haya permitido a cientos de monjes atacar y saquear mezquitas y derribar minaretes a plena luz del día hace suponer que, al menos, el régimen mira hacia otro lado en una estrategia deliberada.

"El CRLOE quiere que la gente se vea inmersa en el conflicto religioso pues pretende impedir que se involucre en política", dijo Zou Min, dirigente del Frente de Estudiantes de Birmania.

Algunos opositores estiman que los disturbios se originaron con la infiltración de agentes del gobierno en un grupo de monjes que planeaba protestas contra la detención de 16 sacerdotes, que no llegaron a concretarse porque monjes oficialistas centraron la atención en los ataques contra los musulmanes.

Los incidentes también son atribuidos a la intención del gobierno de dar una lección a los monjes prodemocráticos, en especial a los que viven en Mandalay.

El ejército abatió a 10.000 personas, entre ellos 600 monjes, durante las protestas de 1988. Desde entonces, cientos de monjes huyeron a la frontera.

Unos 7.000 monjes de Mandalay efectuaron una protesta en la ciudad en 1990, pero fueron detenidos por soldados que abrieron fuego, mataron a dos e hirieron a decenas.

Otra interpretación de los opositores es que los ataques contra musulmanes serían la canalización de un sentimiento antidictatorial genuino alentado por la elevada inflación.

Pero las víctimas elegidas son integrantes de la minoría musulmana, que sufre aun con más dureza que el resto de la población la situación económica.

El gobierno de Birmania en el exilio informó que el régimen saqueó de forma sistemática templos y pagodas budistas. En ese sentido, llegó a partir en dos la famosa estatua Buda Maha Myat Muni, en Mandalay, en busca del legendario rubí Padamya Myetshin, que, afirman, da poderes militares a quien lo posee.

Estos episodios, según los opositores, también pueden haber desatado la violencia religiosa.

"La insatisfacción con la incompetencia y el desgobierno del CRLOE está alcanzando su pico máximo, lo cual podría alimentar una gran revuelta", según Zarni.

Los primeros musulmanes que se establecieron en Birmania proceden de India, antes de la secesión de Bangladesh. Muchos integrantes de la mayoría budista les acusan de haber recibido favores de los antiguos colonizadores británicos.

Otras teorías afirman que el régimen sufre una división.

"El general Khin Nyut está detrás de los incidentes, pues siente que su posición es más precaria después de la exitosa ofensiva del ejército contra los rebeldes karen", afirmó un disidente birmano que reside en Bangkok y pidió reserva sobre su identidad.

Khin Nyut está a cargo de la inteligencia militar, pero su gran poder no alcanza al ejército, bajo el control del general Maung Aye.

La propia junta afirmó que los agitadores que promovieron los disturbios pretenden sabotear el ingreso a la ASEAN, tres de cuyos países (Indonesia, Malasia y Brunei) son de mayoría musulmana.

Maung Aye, curiosamente, se opone al ingreso de Birmania a la ASEAN, que, según él, abriría las puertas del país a la "interferencia exterior". (FIN/IPS/tra-en/tag/js/kd/mj/ip cr/97

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