El nuevo filme del comediante Jim Carrey, "Mentiroso, Mentiroso", se ha convertido en el más popular de Estados Unidos desde su estreno el mes pasado, y es fácil comprender por qué: se trata de un abogado que no puede dejar de decir la verdad.
La "víctima" de tal situación es el abogado Fletcher Reede (interpretado por Carrey), cuyo hijo pide como deseo de cumpleaños que, por 24 horas, su padre ausente no pueda mentir.
El deseo del niño se vuelve realidad justo cuando Reede está por iniciar un juicio de divorcio donde es necesario distorsionar un poco la realidad.
Carrey, quien podría considerarse el "sobreactor" más extravagante de Hollywood, hace lo mejor que puede con un personaje que lucha denodadamente por mentir aun cuando la verdad se le escapa.
El abogado fuerza el movimiento de su boca, contorsiona su cuerpo, habla entre dientes, pero inevitablemente la verdad brota de sus labios.
Tras un comienzo lento, la película de Image y Universal asume una premisa auténticamente divertida: todos echaríamos de menos las mentiras que dice la gente si un día desaparecieran por arte de magia.
Reede no sabe cómo arreglar la situación cuando su jefa (Amanda Donohue) le pregunta si ha disfrutado de un encuentro sexual y él le responde: "He tenido mejores".
El colmo de la humillación le llega cuando, en un ascensor, las personas fruncen sus narices ante un mal olor y él admite su culpabilidad sin rodeos.
La película dirigida por Tom Shadyac, él mismo un ex comediante, tiene una parte media de ritmo rápido que logra pasar por alto las debilidades del guión.
El turbado Reede llega a ganar su juicio tras una brillante exposición autodestructiva donde rebate sus propios argumentos legales, aunque pierde, en el transcurso del día, su automóvil, su secretaria y su empleo, además de terminar en la cárcel.
"Mentiroso, mentiroso" pierde su fuerza hacia el final, cuando el abogado decide que lo único que no puede perder es a su hijo y lucha esforzadamente por recuperar a su familia de manos de un pelmazo (Cary Elwes) que le ofrece una vida estable.
De repente, las mentiras de Carrey son dominadas por el sentimiento paternal que, irónicamente, resulta fingido en la actuación.
No es sorprendente que la parte sentimental resulte un tanto forzada: la última película de Carrey, "The Cable Guy", fracasó estrepitosamente el año pasado por presentar, de acuerdo con los críticos, demasiadas bromas pesadas e insuficiente humanidad.
"Mentiroso, mentiroso" toma el otro camino, apartándose de la comedia en los tramos finales para presentar a un Jim Carrey amable y bondadoso.
Dadas las ganancias de la película hasta el momento (ya recaudó más de 100 millones de dólares en las salas de cine de Estados Unidos), está claro, al menos en Hollywood, que algunas mentiras valen la pena. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ml/cr/97