AMERICA LATINA: Educar a las mujeres, ¿para qué?

"¿Para qué voy a gastar en educación? Con que sepa leer, escribir, sumar y restar es suficiente. El resto no le va a servir para criar hijos".

Con este anacronico argumento, Pedro Carhuamayo, de 36 años, un campesino de los Andes peruanos, justificó el retiro de su hija Dorotea, de 13 años, de la escuelita donde curso sólo cuatro grados de estudios.

Y aun así, Dorotea es una privilegiada entre las niñas de su pueblo, donde en promedio las mujeres estudian tres años y después son destinadas a labores domésticas y agrícolas hasta que consiguen marido.

El alto índice de analfabetismo y las altas tasas de deserción educativa de las mujeres latinoamericanas sigue siendo motivo de preocupación de los especialistas, que ven en el bajo nivel educativo femenino una de las causas de reproducción de la pobreza.

La CEPAL asegura, en base a estudios realizados en la región, que cuanto menor es la preparación de las mujeres, mayores son sus posibilidades de caer en la pobreza.

Afirma igualmente que se requiere cuando menos el ciclo secundario completo o más de 10 años de estudios para acceder a alternativas importantes de bienestar que se traduzcan en un 80 por ciento de probabilidades de no caer en la pobreza.

Por su parte, Lin Lim, analista de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sostiene que cada año de escolaridad adicional aumenta los ingresos de las mujeres en un 15 por ciento. En el caso de los varones, el porcentaje es de 11 por ciento.

Aunque las estadísticas al respecto son escasas, se acepta que en América Latina la tasa de deserción escolar en mujeres alcanza el 30 por ciento y que, en promedio, estas estudian 8,7 años. De otro lado, la tasa de matrícula femenina llega a 86 por ciento pero disminuye a 44 por ciento en secundaria.

Asimismo, las tasas de analfabetismo son elevadas. Se estima que alrededor del 20 por ciento de mujeres de la región son analfabetas. Pero como se trata de una cifra promedio, hay países donde la situación es realmente grave.

En Haití y Guatemala, por ejemplo, las tasas de analfabetismo femenino superan el 50 por ciento (58 y 51 por ciento respectivamente según las Naciones Unidas). En el extremo opuesto se ubican Uruguay, Argentina y Costa Rica.

En general, América Central presenta las tasas más altas de analfabetos: en Nicaragua es de 33 por ciento, en El Salvador de 30 y en Honduras de 27 por ciento.

Pero el problema de la educación femenina no se agota en estas cifras. Un informe del Banco Mundial llama la atención sobre la alta tasa de repitencia que se observa, en general, entre niños y niñas pobres de la región y que la ubican muy por debajo del nivel de países asiáticos con ingresos por habitante similares.

De acuerdo al estudio, los niños con menor educación e ingresos económicos de sus padres son los que repiten con mayor frecuencia, peor aún si se trata de zonas rurales y hablan lenguas vernáculas.

El estudio demostró que esto se da en países en desarrollo tan diferentes como Uruguay, Chile y Perú, donde los niños que pertenecen al quintil de ingreso más alto tienen en promedio un desempeño tres veces superior al de uno que pertenece al quintil más pobre.

De otro lado, en Bolivia, los niños indígenas repiten el doble que los de zonas urbanas. Este es otro factor que lleva a los padres a retirar a los niños del colegio, con mayor razón si se trata de mujeres.

"Mujer y encima burra, que otra cosa le queda sino criar hijos", es una expresión muy frecuente en los Andes al referirse a la niñas con bajo rendimiento escolar.

Según UNICEF, las mujeres de mayor nivel educativo son mejores ciudadanas en todos los aspectos: tienen mejor capacidad y control de su vida, más oportunidades de empleo y mayor remuneración. Son madres más competente y saben planificar su familia.

Esto es fácilmente demostrable en la práctica. En Perú por ejemplo, la tasa de mortalidad materna es de 280 por cada 100.000 nacidos vivos. Sin embargo, entre las mujeres con educación superior, dicha tasa es de 49 por cada 100.000. En cambio, entre las mujeres analfabetas la cifra llega a 489 por 100.000.

Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el nivel educativo de la madre influye entre 40 y 50 por ciento de los logros del aprendizaje de sus hijos. La capacidad económica, medida según el ingreso por habitante de los hogares, explica del 25 al 30 por ciento.

Los otros dos factores que influyen sobre el aprendizaje son la infraestructura y condiciones de la vivienda, y el nivel de organización familiar, cuyos casos extremos son los hogares con mujeres como jefes, donde según la CEPAL se encuentran los niños con mayores deficiencias de aprendizaje y socializacion.

La investigadora peruana Delicia Ferrando considera que mejorar y ampliar la educación de las mujeres es una de las mejores inversiones sociales.

"La educación se convierte en una variable decisiva para elevar la condición de las mujeres en todos los aspectos de sus vidas y contribuye a reducir la fecundidad y mortalidad infantil, mejorando de este modo el bienestar familiar', señaló.

Pero enfatizó que ello implica no sólo ampliar los programas de alfabetización de mujeres sino mejorar la calidad educativa y adoptar medidas especiales para que completen su educación. (FIN/IPS/zp/ag/pr/97

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