ALBANIA: Dividida y con dudas, Italia prepara sus tropas

hacia su tercera incursión militar en Albania en este siglo.

El Senado aprobó este martes el envío de una "misión militar humanitaria" al país balcánico, con la solitaria oposición del Partido de la Refundación Comunista (PRC), que rompió por primera vez con la coalición gobernante de centroizquierda.

La moción deberá ser refrendada este miércoles por la Cámara de Diputados.

Unos 3.500 soldados italianos, apoyados por tropas de Grecia, Turquía, España, Rumania y Francia, desembarcarán alrededor del día 14 en los puntos clave del vecino país balcánico, virtualmente desintegrado por una rebelión popular desatada en el sur.

El gobierno de la coalición del Olivo, encabezada por el ex comunista Partido Democrático de Izquierda (PDI), está atrapado entre la oposición derechista, partidaria de una solución militar a la crisis albanesa, y parte de sus bases de izquierda.

El inicio de la crisis albanesa, en diciembre último, provocó un flujo de refugiados hacia las costas italianas, desatando una virtual histeria racista y xenófoba en el país.

La crisis se acentuó el 28 de marzo, cuando la corbeta italiana Sibilla embistió en altamar a una pequeña embarcación repleta de refugiados, causando la muerte de 89 personas, la mayoría mujeres y niños.

Irene Pivetti, ex presidenta de la cámara baja del Parlamento y líder de una de las corrientes de derecha, sugirió que los refugiados fuesen lanzados al mar, lo que motivó acusaciones criminales en su contra.

Los comunistas, agrupaciones ecologistas y algunos intelectuales consideran que Italia debería promover una cruzada internacional de ayuda humanitaria civil para reconstruir Albania y que una eventual intervención militar sólo debe realizarse en el marco de Naciones Unidas.

Los críticos consideran que Italia arriesga verse envuelta en un conflicto armado sin salida, similar al que obligó a abortar la misión humanitaria de la ONU en Somalia.

El voto en contra de los comunistas puso al gobierno en manos de la oposición de derecha, en vísperas de decisivos debates parlamentarios acerca del futuro del estado social italiano y de la reforma constitucional.

La posición de los comunistas fue duramente criticada por el líder del PDI, Massimo D'Alema, quien acusó al PRC de haber olvidado las raíces internacionalistas y solidarias del disuelto Partido Comunista, del que ambas organizaciones provienen.

Italia ocupó Albania por primera vez en 1913, poco antes de la Primera Guerra Mundial, y en 1939 el gobierno fascista de Benito Mussolini la convirtió en una provincia del reino italiano.

La crisis albanesa se inició con el colapso de las organizaciones financieras piramidales que se tragaron la casi totalidad de los ahorros de los ciudadanos, sin que el gobierno interviniese.

Inicialmente, el gobierno del presidente Sali Berisha intentó sofocar las manifestaciones por la fuerza, pero la policía se reveló incapaz de contener la ira popular mientras el ejército se negó a intervenir y prácticamente se desintegró.

Berisha, principal objetivo de los rebeldes que se posesionaron del sur de Albania, buscó ganar espacios estableciendo un gobierno "de reconciliación nacional" encabezado por el Partido Socialista.

EL Parlamento, sin embargo, sigue bajo control de los aliados de Berisha, que han hecho naufragar iniciativas gubernamentales tales como la libertad de prensa y la amnistía política. El presidente sigue controlando la televisión, la prensa y la policía política.

En Roma, en un gesto de conciliación con el PRC, el PDI propuso este martes que la renuncia de Berisha fuese un objetivo central de la misión militar, lo que motivó el rechazo inmediato de la derecha y no convenció a los comunistas de aprobar la intervención. (FIN/IPS/ak/dg/ip-hd/97

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