TAILANDIA: Crisis financiera recuerda el colapso de México

Tailandia atraviesa una difícil situación financiera y algunos economistas temen que la situación desemboque en una crisis semejante a la estallada en México a fines de 1994, que estremeció los llamados mercados emergentes.

Tailandia, hasta hace poco uno de los países asiáticos de mejor desempeño económico, tiene sus exportaciones estancadas, las cotizaciones bursátiles se hunden y las instituciones financieras no pueden recuperar una importante fracción de sus créditos.

Mientras, el baht, la moneda nacional, que durante 10 años permaneció estable, cede terreno ahora ante el dólar. Su cotización descendió de 25 a 26 unidades por dólar.

La situación es inquietante y varios expertos creen que la economía de este "tigre" de Asia perdió vigor y puede producirse una crisis como la de México, sólo amortiguada cuando Estados Unidos organizó una operación financiera internacional de rescate.

Pero la opinión mayoritaria considera inadecuada la comparación con México, cuyo peso perdió cerca de la mitad de su valor después de varios años de alto crecimiento económico. Tailandia conservaría potencial para lograr nuevamente tasas de dos dígitos de aumento de exportaciones.

El mayor voto de confianza en la economía tailandesa fue del director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), que destacó "las valientes decisiones" del gobierno para superar el mal momento.

Las autoridades "hacen exactamente lo necesario para evitar una crisis como la mexicana y no veo razones para que la situación se agrave", dijo Camdessus en Hong Kong.

Así mismo, calificó de cíclica la ralentización económica verificada el último año en Asia oriental.

La crisis tailandesa se expresa principalmente en la iliquidez que afecta a compañías financieras y bancos comerciales recargados de carteras vencidas.

El ministro de Finanzas, Amnuay Virawan, dispuso medidas de emergencia para las 10 compañías financieras, sobre un total de 90, que se encuentran en peligro de quiebra.

El origen de la crisis se halla en el sector de bienes raíces, en auge en los últimos años 80 y primeros 90 y deprimido en la actualidad.

A fines de 1996 se contaban 300.000 unidades sin vender, entre viviendas y oficinas comerciales. Esa cantidad es suficiente para absorber la demanda de los próximos cinco años.

La vertical caída de las ventas debida a la saturación del mercado determinó la acumulación en bancos y compañías comerciales de deudas de las firmas con intereses en el área de bienes ráices. La consecuencia es una aguda iliquidez del sector financiero.

La exposición a riesgo de las compañías financieras en el mercado inmobiliario era al terminar el último año de 13.300 millones de dólares, o 24,27 por ciento de su cartera total de préstamos.

Para los bancos comerciales, la exposición era de 15.360 millones de dólares, o 10,52 de sus préstamos totales. En conjunto, los créditos al sector sumaban 28.660 millones de dólares, equivalentes a 12,96 por ciento de los préstamos del sistema.

Esos cuantiosos créditos fueron posibles a través del endeudamiento en el exterior de las instituciones financieras. El sector privado tomó créditos en el exterior en los últimos tres o cuatro años por 44.000 millones de dólares, según el Banco de Tailandia.

Así mismo, varias estafas debilitaron en 1996 la confianza de los inversionistas y la credibilidad de las autoridades reguladoras.

A mediados de año, la oposición política denunció que el privado Banco de Comercio de Bangkok (BBC) había otorgado préstamos ruinosos por 3.400 millones de dólares. El Banco de Tailandia tuvo que hacerse cargo de la entidad afectada.

El Banco Central también comprobó que el BBC había exagerado sus ingresos durante dos años, comunicando beneficios cuando en realidad tenía pérdidas. Cinco altos ejecutivos del BBC fueron acusados formalmente de malversación de fondos y fraude.

Mientras, Somprasong Land Plc., una firma de porte mediano del sector inmobiliario, falsificó informes financieros de la Bolsa de Valores. Esa empresa no pagó en febrero sus compromisos con tenedores de sus obligaciones convertibles.

Los observadores familiarizados con la turbulenta historia económica de Tailandia señalan que la crisis en curso es semejante a un episodio de 1984, cuando cerca de 50 compañías financieras y bancos comerciales se arruinaron.

Casi nadie podía prever en ese momento que el país se recobraría y lograría convertirse en una de las economías de crecimiento más rápido del mundo.

La economía tailandesa creció 6,8 por ciento en 1996, una tasa superior a la de Japón, América del Norte y Europa. Pero significa una ralentización, frente al promedio de ocho por ciento registrado en los años previos.

La desaceleración del crecimiento se debió al estancamiento de las exportaciones, que impulsaron el "boom" económico del país y habían tenido previamente un incremento anual de 20 por ciento. Las autoridades confían en que las ventas se recuperen este año.

El gobierno también observa que Tailandia aún atrae un importante flujo de capitales externos. Los japoneses aparecen a la cabeza, con aproximadamente la mitad de las inversiones aprobadas el último año, que sumaron 21.000 millones de dólares.

"La mayoría de las compañías extranjeras aún creen que Tailandia es uno de los mejores lugares para invertir, debido a su bajo riesgo político, a las políticas gubernamentales favorables a los negocios, a una mano de obra barata y eficaz, a su importante mercado interno y sus abundantes recursos naturales", observó un diplomático asiático. (FIN/IPS/tra-en/tg/ral/ff/if/97

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