SIERRA LEONA: Proceso de paz amenazado por todos los ángulos

Un ataque que causó la muerte 14 soldados otorga nueva dimensión a los problemas del proceso de paz de Sierra Leona, comenzado el 30 de noviembre con un acuerdo entre el gobierno y el insurgente Frente Revolucionario Unido (RUF).

Desde la firma del acuerdo, el RUF se enfrentó varias veces con el grupo paramilitar de los kamajor o cazadores tradicionales, que lucharon junto al gobierno en la guerra civil de 1992-1996.

Pero en el episodio del jueves, ocurrido en el asentamiento de Magburaka, a 20 kilómetros de la norteña localidad de Makeni, se enfrentaron al parecer los kamajor con las tropas gubernamentales.

Los soldados fueron capturados por los kamajor, que los tomaron por rebeldes, según el relato de un superviviente.

"Intentamos explicarles que éramos soldados y 'peinábamos' la zona en busca de rebeldes, pero los kamajor no quisieron escucharnos. Abrieron fuego casi a quemarropa sobre nosotros y mataron a 14 de mis compañeros", dijo el testigo.

El teniente coronel Gabriel Mani, comandante del regimiento de Makeni, 150 kilómetros al norte de Freetown, cree que los atacantes eran en realidad milicianos del RUF.

"Los rebeldes se disfrazaron de kamajor para atacar" a las tropas del gobierno, aseguró Mani.

Los kamajor se incorporaron a la guerra civil en 1994, cuando la moral del ejército parecía hundirse tras sufrir una serie de derrotas a manos del RUF.

El gobierno militar de la época contrató los servicios de los cazadores tradicionales con la esperanza de que los poderes mágicos que se les atribuye atemorizaran a los insurgentes, levantaran la moral de los soldados y cambiaran el curso de la guerra.

Según la creencia popular, los kamajor tienen la facultad de aparecer y desaparecer a voluntad.

Pero las relaciones entre los dos aliados se deterioraron posteriormente, para dar lugar a enfrentamientos entre ellos. El peor incidente se registró a mediados de 1996, cuando tropas gubernamentales masacraron a 100 kamajor en el oriente y el sur del país, en circunstancias aún no aclaradas.

El fusilamiento de los 14 soldados puede ser seguido de más derramamiento de sangre entre los dos grupos, advirtió el analista militar Francis Deen.

El hecho aumenta la suspicacia entre el ejército y los kamajor, y "será muy difícil que (las dos partes) logren trabajar de común acuerdo. Mucha sangre ha corrido y tomará bastante tiempo cicatrizar las heridas", observó Deen.

"Los kamajor han sido consentidos por el gobierno civil y creo que eso es peligroso", agregó.

Algunos soldados sienten que estaban mejor bajo el régimen militar impuesto en 1992, que cedió el poder a las autoridades surgidas de las elecciones de marzo de 1996.

Varios soldados se pasaron a filas del RUF y otros, ante la perspectiva de la ruptura formal del cese del fuego, manifestaron que no desean continuar la lucha.

"¿Por quién habría de morir? ¿Por un régimen civil que no protege a sus soldados, o por un pueblo ingrato?. Dejemos que luchen los kamajor. Es su oportunidad", dijo un integrante del ejército a IPS.

Los diplomáticos extranjeros creen que el pacto de noviembre está en riesgo cierto.

"Conocemos numerosas violaciones del cese del fuego en el norte y en el sudeste, y las dilatorias para aplicar integralmente los términos del acuerdo pueden alentar la violencia", comentó este viernes a IPS un diplomático occidental.

En efecto, los milicianos del RUF, que no se presentaron en los campamentos levantados para su desarme, podrían utilizar la desunión entre el ejército y los kamajor para lanzar una ofensiva. (FIN/IPS/tra-en/lf/kb/ff/ip/97

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