MERCOSUR: Argentina y Brasil patean los conflictos para adelante

Las reuniones que mantuvieron esta semana en esta capital funcionarios de Argentina y Brasil sirvieron apenas para desactivar un paquete de conflictos que amenazaba la marcha del Mercosur, pero las soluciones definitivas se postergaron para más adelante.

El objetivo de la delegación brasileña, encabezada por los ministros Pedro Malán, de Hacienda, y Luiz Lampreia, de Relaciones Exteriores, consistió en colocar paños fríos entre sus pares de Argentina, receptores de constantes quejas de empresarios por diferencias con su socio en el bloque.

El tema más sensible es, y sigue siendo luego de la visita, el malestar de Argentina por las políticas de incentivos fiscales que aplican los estados brasileños para atraer inversiones extranjeras en el sector automotor.

Los funcionarios argentinos admiten bajo reserva de sus nombres que es muy difícil que el gobierno brasileño pueda frenar esos incentivos y sólo esperan que a los estados les falten recursos fiscales para que se vean obligados a cambiar de política.

De lo contrario, la política de atraer inversiones y crear empleo mediante una promoción de esa naturaleza podría extenderse a otros sectores y ser fuente permanente de conflictos.

Para peor, a ese conflicto ya emblemático de los automóviles, se sumó el reclamo por la exigencia brasileña de efectuar controles sanitarios a los alimentos argentinos, las restricciones al ingreso de lubricantes y las trabas burocráticas para la importación de medicamentos.

En este sentido, y pese a las declaraciones de ambas delegaciones, que coincidieron en minimizar los desacuerdos, hubo pocos avances durante las reuniones mantenidas entre el jueves y el viernes últimos.

Tanto Malán como su colega argentino, Roque Fernández, destacaron que el nivel de conflictos es menor comparado con el creciente intercambio comercial, que ya roza los 15.000 millones de dólares al año.

Sólo puede no haber conflictos entre países que no tienen vínculos, razonaron en un intento compartido por contener la furia de los empresarios argentinos que pugnan por moverse con mayor libertad dentro del mercado vecino.

Los encuentros continuarán este mes a nivel de secretarios de Industria y deberán concluír en un principio de acuerdo para fines de abril, cuando se reúnan los presidentes Carlos Menem, de Argentina, y Fernando Henrique Cardoso, de Brasil.

El secretario de industria argentino, Alieto Guadagni, considera que el acuerdo por las diferencias será global, donde ningún punto del debate se cierra hasta que no se cierran todas las diferencias pendientes.

En este sentido, los observadores relativizaron las supuestas promesas de Brasil de ampliar la cuota de exportaciones argentinas de automóviles libres de compensaciones en importaciones, por considerar que en la actualidad no se cumplen los acuerdos ya pactados.

En cuanto a los alimentos, Malán responsabilizó de las trabas sanitarias a un funcionario que no actuó de acuerdo con las normas de integración y aseguró que esas medidas ya fueron derogadas.

En el tema de los lubricantes, las dificultades persisten en la medida en que se mantiene el monopolio de Petrobrás en Brasil, que impide la libre circulación de productos argentinos en ese país. Sobre este tema, habrá que esperar un improbable cambio legal de la empresa petrolera.

Tampoco es fácil solucionar el problema que se plantea por las demoras de hasta cuatro meses en la aprobación de medicamentos que ingresan desde Argentina, admitieron los funcionarios de Brasil.

En definitiva, los problemas persisten luego de la visita, pero los protagonistas, tanto empresarios como funcionarios, tienen ahora la certeza de haber desactivado un foco de conflictos y haber ganado tiempo para el diálogo y la negociación. (FIN/IPS/mv/ag/if/97

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