/INTEGRACION/CHILE: Gobierno puede rechazar condiciones para ingresar en TLC

Chile podría desentenderse del buscado acuerdo comercial con los Estados Unidos si considerara inconvenientes las posibles condiciones laborales y ambientales, advirtió Juan Gabriel Valdés, jefe del equipo negociador de la cancillería.

Las declaraciones de Valdés al diario La Epoca reflejan, según analistas locales, el fortalecimiento de la posición chilena en la negociación comercial con Washington, tras la visita del presidente Eduardo Frei a Estados Unidos.

Frei regresó el sábado de su gira de cuatro días que tuvo como telón de fondo la prevista adhesión de Chile al Tratado de Libre Comercio (TLC) de América del Norte, congelada desde octubre de 1995.

El presidente Bill Clinton se propone reactivar el caso este mes, con una nueva solicitud al Congreso de "fast track" (vía rápida de negociación), para convenir ya sea un tratado bilateral con Chile o gestionar directamente el ingreso de este país al TLC.

Tanto en la entrevista que mantuvo con Clinton el miércoles, como en el discurso que pronunció al día siguiente ante el pleno del Parlamento, Frei dejó en claro que para Chile, el ingreso al TLC no es una cuestión urgente ni de extrema prioridad.

Con acuerdos comerciales ya suscritos con México y Canadá, los otros dos socios del tratado de América del Norte, los chilenos miran con buenos ojos un posible acuerdo bilateral con Estados Unidos como antesala de la adhesión al TLC.

El gobierno ha evitado embanderarse con ninguna de las dos opciones, señalando que en esta etapa, la iniciativa corresponde a Clinton, quien debe buscar el mejor camino para que el Congreso le autorice la vía rápida.

Esa posición chilena tiene el mérito de "desnaftalizar" la política económica internacional, afirmó El Diario, un rotativo especializado en economía, en tanto el matutino La Tercera proclamó "el fin de la naftamanía", aludiendo al NAFTA, las siglas en inglés del TLC.

"Chile no fue a pedir, sino a pavimentar", dijo a su turno el diario El Mercurio, sugiriendo que la fuerte posición mostrada por Frei puede determinar al Congreso de Estados Unidos a conceder la vía rápida a Clinton.

Como se esperaba, el presidente chileno apostó en Washington a la necesidad de Clinton de reflotar ante los gobiernos latinoamericanos el proyecto de construir hacia el 2005 el Area de Libre Comercio de América (ALCA).

El ALCA debe ser el tema central de la próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará en Santiago de Chile en marzo de 1998, siguiendo el ciclo abierto en Miami en diciembre de 1994 y continuado en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en noviembre de 1996.

Cómo conseguir la vía rápida es un tema de política interna de los Estados Unidos, pero el contenido de la autorización sería asunto bilateral, puntualizó Valdés, director de Relaciones Economícas Internacionales de la cancillería chilena.

El negociador recordó que el ministro chileno de Relaciones Exteriores, José Miguel Insulza, y la representante de Comercio Exterior de Estados Unidos, Charline Barchevsky, convinieron mantener consultas permanentes sobre la vía rápida.

La principal preocupación chilena, tanto en el gobierno como en el frente empresarial, se refiere a la posibilidad de que el Congreso obligue a Clinton a introducir rígidas cláusulas ambientales y laborales en la negociación comercial con Chile.

Los condicionamientos en esas materias son promovidos en Washington como un medio para impedir formas de "dumping ambiental o social" en el comercio con países que pagan bajos salarios y cuya normativa ambiental es poco rigurosa.

Desde la perspectiva de los países del Sur, esas exigencias pueden transformarse en mecanismos proteccionistas de parte de Estados Unidos y otros países del Norte industrializado.

"Si aumentan las normas (ambientales y laborales) y si a nosotros no nos parece conveniente y no estamos preparados para seguir ese camino, no vamos a negociar nada", subrayó Valdés al fijar la línea chilena en las conversaciones con Washington.

Esa inusual posición chilena habría sido inimaginable en 1995, cuando el gobierno de Frei era el más interesado en conseguir la vía rápida, ya que tenía como su "primera prioridad" el ingreso al TLC.

"No hemos venido a pedir nada". La frase que Frei pronunció en su discurso ante el Congreso estadounidense no fue una expresión "para el bronce", sino una definición política realista, según expertos chilenos.

Eduardo Santos, un especialista en defensa, señaló que la frase va incluso más allá de los temas comerciales y se aplica a las versiones sobre el interés que tendría Chile en conseguir modernos bombarderos F-16 en Estados Unidos.

En otras palabras, el gobierno chileno no quiere abrir ningún flanco en su ventajosa posición negociadora con Clinton y por tanto ni siquiera permitir condicionamientos a través del siempre sensible tema del armamentismo. (FIN/IPS/ggr/ff/if/97

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