Una valiosísima colección de arte mughal de la reina Isabel II se exhibe actualmente en el Museo Nacional de Nueva Delhi, en un gesto de buena voluntad de la monarca británica hacia el 50 aniversario de la independencia de India.
Se trata de la primera exhibición pública de las miniaturas de pintura "padshahnamah" del siglo XVII desde que los ancestros de Isabel II las recibieron como obsequio, hace unos 200 años.
La muestra ha concitado una especial atención del público. Artistas, historiadores, escolares, diseñadores de moda y personajes de la sociedad llegan, lupa en mano, a la exposición, que ha logrado exacerbar el sentimiento nacionalista.
Las más de 40 pinturas exhibidas forman parte de la crónica padshahnamah de Abdul Hamid Lahori (Crónica del Emperador del Mundo), una historia hecha por encargo sobre el reino de Shah Jahan (1626-1656), el gobernante mughal generalmente asociado al Taj Mahal.
El manuscrito permanece sin encuadernar, para ser restaurado, tras sufrir daños durante un incendio en el Castillo de Windsor, una de las residencias oficiales de la monarquía británica.
La exposición se inauguró en Nueva Delhi a comienzos de febrero y será trasladada a otros grandes museos en el extranjero antes de que las piezas sean devueltas a la colección de arte de Isabel II.
Los gobernantes mughal se vanagloriaban de ser conocedores y patrones de las artes. Las miniaturas incorporadas en esta copia de la crónica padshahnamah se encuentran entre las más hermosas producidas en las cortes de la dinastía.
Lo que hace a esta exhibición única es que por primera vez muestra juntas a tantas miniaturas del mismo período, todas en muy buen estado de conservación.
Para los mughales, la pintura en miniatura era una de las "artes de libro". La tradición procedía de Persia, y Akbar (1556- 1605) estimulaba la ilustración prolífica de los manuscritos que encargaba.
Las ilustraciones formaban parte integrante del texto, lo cual tuvo consecuencias desastrosas para importantes manuscritos históricos que fueron saqueados debido a sus pinturas, muy demandadas por los coleccionistas.
Jahangir (1605-26), sucesor de Akbar y padre de Shah Jahan, era conocido por su excepcional interés en la pintura, y fue en su reino que las miniaturas mughal adquirieron el refinamiento que les dio fama.
En este período las miniaturas dejaron de ser meras ilustraciones de manuscritos, y las obras y estilos de pintores individuales se volvieron reconocibles. Las pinturas eran encargadas y luego incorporadas a álbumes para deleite del emperador.
Varias tradiciones influyeron en la pintura mughal: el refinamiento técnico de los persas, la sensibilidad hacia la naturaleza de los indios y las obras de arte europeas.
Pero las miniaturas mughal tienen características propias muy marcadas, como la complejidad de la decoración y ejecución, el realismo de los retratos, aun en escenas de muchedumbres, la riqueza de los colores, la atención a los detalles y la combinación de varios cuadros en un mismo marco.
Como acompañamiento de los textos, las pinturas proveían información que los manuscritos no mencionaban, por ejemplo sobre la vida de la gente común (campesinos, artesanos, comerciantes y místicos), y también eran valiosas como fuente de información política.
Las miniaturas anexas al texto de Lahori no fueron encargadas como ilustraciones de libros, sino que forman parte de las pinturas encargadas por Shah Jahan para destacar ocasiones importantes de su reinado y para la glorificación de su dinastía.
Los temas que describen las obras incluyen casamientos de los hijos del monarca, príncipes haciendo frente a leones o elefantes salvajes, ceremonias de homenaje a los emperadores o conquistas de territorios.
Se sabe que los últimos mughales fueron forzados a vender sus obras de arte. Esta copia en particular fue adquirida por Asaf ud Daulah, príncipe musulmán de Awadh, por 1.200 rupias. Uno de sus descendientes envió el padshahnamah a Londres como obsequio a Jorge III.
La exhibición generó una campaña nacional para la recuperación de tesoros artísticos perdidos, y ahora el arte mughal ha recobrado su debido lugar como parte del patrimonio indio, aunque hace algunos años se consideraba "extranjero". (FIN/IPS/tra-en/sk/an/mk/ml/cr/97