AMBIENTE: Planta del Pacífico calma a los occidentales

Hace varios siglos, unos isleños del Pacífico descubrieron que el extracto de la raíz de una planta nativa podía provocar tranquilidad y relajamiento, tanto del cuerpo como del alma.

Hoy en día, los jugos, cápsulas y tabletas hechos con extracto de kava ya casi tienen su lugar en el mercado internacional, mientras los grandes laboratorios del Norte industrial se benefician de la investigación científica, según la cual los nativos isleños encontraron realmente una forma natural de aliviar el estrés.

Gracias a esto, los indígenas del Pacífico podrían obtener enormes ganancias inesperadas, pero a la vez temen que las compañías farmacéuticas occidentales se queden con todos los beneficios y los excluyan.

"Actualmente el kava es el artículo de moda en Estados Unidos, tiene una enorme publicidad y un mercado potencial de 500.000 toneladas al año", afirmó Roxanna Naylor, directora de Kava Kampany, en Vanuatu.

Algunos activistas temen que nada pueda impedir a las multinacionales convertir el kava en una marca comercial como Coca- Cola, de modo que nadie en el Pacífico Sur pueda volver a beber su poción tradicional sin pagar regalías.

"Si de la investigación surgen nuevos usos del kava, los cultivadores deberán obtener algún derecho de patente", advirtió Clarke Peteru, un ambientalista de Samoa occidental.

El cultivo de kava y la producción de la planta deshidratada y pulverizada se ha transformado en una importante industria en las islas del Pacífico Sur, principalmente en Fiji, Tonga, Vanuatu y Samoa Occidental.

"La industria del kava es de considerable importancia para el desarrollo económico de estos países debido a la actividad de las aldeas en el cultivo y cosecha de la planta", explicó Reg Sanday, economista jefe de la Comisión del Pacífico Sur.

Fiji obtuvo 1,9 millones de dólares de la exportación de kava en 1994, Samoa Occidental 49,5 millones de dólares y Tonga 81 millones, mientras Vanuatu sextuplicó sus ganancias en cinco años, obteniendo 520.000 dólares en 1994.

El kava es una bebida no alcohólica, tranquilizante, que por mucho tiempo ha estado íntimamente relacionada con la vida social, religiosa y política de la mayoría de los isleños del Pacífico.

Aunque los misioneros cristianos que invadieron las islas en el siglo XIX lo consideraron un "brebaje demoníaco" e intentaron prohibir su uso y cultivo en las islas, el kava continúa siendo parte importante de la vida de los nativos.

El consumo doméstico está muy difundido entre los isleños. En Port Vila, Vanuatu, los bares que venden kava, conocidos como "nakamals", son aún más populares que los convencionales "pubs".

"En el pasado, el kava era utilizado para ceremonias tradicionales, y sólo los jefes de las aldeas lo empleaban en ceremonias especiales", explicó Sero Kuautonga, director del Centro Cultural de Vanuatu.

"Pero el modo en que lo emplean hoy no es el mismo de antes. Ahora se ha transformado en un artículo comercial, y cualquiera que pague el precio exigido puede tomar kava", agregó.

Charles Long Wah, un ciudadano de Vanuatu de origen chino, promueve el uso del kava desde 1976 y contribuyó al establecimiento de la industria del kava en su país. "Cuando empecé a comercializarla aquí, todos los misioneros estaban en mi contra", relató.

Richard Group, una compañía de Nueva Caledonia, proyecta invertir unos 2,7 millones de dólares en la industria del kava en Vanuatu. Sus planes incluyen la construcción de la primera planta de procesamiento de kava de alta tecnología, así como nuevas investigaciones.

Tradicionalmente, el kava era preparado por niños que masticaban la raíz para los ancianos de la comunidad, o por otras personas que aplastaban las raíces con piedras, pero la comercialización ha creado la necesidad de la producción masiva, y por lo tanto de máquinas trituradoras automáticas.

En Fiji, actualmente las comunidades locales venden las raíces secas a intermediarios, que luego la hacen exprimir en fábricas y la venden al por mayor a importadores.

"La situación es, una vez más, la de un país en desarrollo que posee la materia prima pero carece de la tecnología necesaria para explotarla", señaló Lopeti Senituli, director del Centro de Recursos de Empresas del Pacífico, que en 1995 organizó una Consulta sobre Conocimiento y Derechos de Propiedad Intelectual de los Indígenas.

Senituli presiona al parlamento de Fiji para que adopte una ley sobre desarrollo sostenible que asegure una división justa de los beneficios de la explotación de recursos naturales entre las comunidades que ofrecen el conocimiento y las compañías multinacionales que elaboran productos derivados de especies nativas.

Los gobiernos del Pacífico deben garantizar que "los legítimos custodios" de la planta reciban máximos beneficios de cualquier emprendimiento comercial que involucre el uso de una planta nativa. (FIN/IPS/tra-en/ks/cpg/kd/ml/dv-en/97

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