AMBIENTE: ONU media en polémica Norte-Sur sobre financiación

Países industriales y en desarrollo intentan concertar los proyectos ambientales a financiarse antes del quinto aniversiario de la Cumbre de la Tierra, que la Asamblea General de la ONU celebrará en junio con una sesión especial.

Diplomáticos del Norte y del Sur procuran "evitar un debate ideológico estéril" sobre cómo financiar programas de la llamada Agenda 21, surgida de la cumbre de 1992, inormó el embajador brasileño Celso Amorim.

El debate sobre la financiación de las medidas ambientales fue uno de los más duros de la Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro, observó Amorim, co-presidente del grupo de trabajo que prepara para abril una reunión de la comisión de la ONU (Organización de Naciones Unidas) sobre Desarrollo Sostenible.

El Norte pretende encomendar a capitales privados la financiación de programas ambientales, y el Sur pide con esa finalidad el incremento de la ayuda oficial al desarrollo (ODA) que recibe del exterior, y el grupo de trabajo intenta conciliar posiciones.

Amorim destacó que algunas naciones recogieron la idea de crear "líneas verdes de crédito", financiadas por gobiernos o instituciones internacionales, que pueden alentar a compañías privadas a seguir políticas de responsabilidad ambiental.

"La idea es evitar la separación entre la ODA y el capital privado", explicó el embajador.

"La mayoría de los países industrializados no han alcanzado aún el objetivo señalado por la ONU y confirmado" en la Cumbre de la Tierra "de aportar a la ODA 0,7 por ciento de su producto interno bruto" (PIB), advirtieron Amorim y el otro co-presidente del grupo de trabajo, Derek Osborn.

"La ODA como proporción del PIB declinó de 0,34 por ciento en 1992 a 0,27 por ciento en 1995", se consignó en el documento que Amorim y Osborn, director general del Ministerio de Ambiente de Gran Bretaña, han preparado como guía para los debates de la Comisión de Desarrollo Sostenible.

Tampoco estuvieron a la altura de la expectativa creada el aporte de recursos al Fondo Mundial de Medio Ambiente (GEF, según sus iniciales en inglés), incorporado en la cumbre de Río de Janeiro al ssistema del Banco Mundial para apoyar proyectos ambientales, y la transferencia de tecnología del Norte al Sur.

La ODA es entonces todavía "el mecanismo clave para promover el desarrollo sostenible en los países pobres", arguyeron Amorim y Osborn en su documento.

También propusieron la recapitalización del GEF y el análisis de medios para aumentar la inversión extranjera directa en el mundo en desarrollo.

Las recomendaciones formuladas se basan en la convicción en que, con adecuado estímulo, el capital privado y las acciones no gubernamentales serán el principal motor para la financiación de iniciativas de corte ambiental.

"Hay relativamente pocas personas en el mundo empresarial dispuestas a aceptar la destrucción del ambiente". Los empresarios deben ser orientados en la dirección correcta por políticas gubernamentales, dijo Osborn.

El esfuerzo por hacer compatible el enfoque de mercado del Norte con el pedido de ayuda lanzado por el Sur aún no ha cristalizado, y gran parte de la Agenda 21 ermanece en el papel.

Pese a las dificultades, la ONU pretende proclamar el éxito de la Cumbre de la Tierra antes de la sesión especial de la Asamblea General en junio.

El foro mundial cuenta como triunfos con la adopción de planes locales relativos a la Agenda 21 en más de 1.800 ciudades y con la entrada en vigor de las convenciones sobre cambio climático, biodiversidad y desertización.

La Comisión de Desarrollo Sostenible considerará el mes próximo la posibilidad de preparar una nueva convención internacional, para la protección de los bosques, un proyecto respaldado por Canadá y la Unión Europea.

También se intenta resolver problemas ambientales por otros caminos. Al respecto, Osborn mencionó el ambicioso plan Eco-10, que intenta multiplicar por 10 la eficiencia en materia ambiental de la producción mundial de bienes.

"El uso de la energía se ha vuelto más eficiente", destacó Osborn, basado en que varias naciones en desarrollo presentan a la vez crecimiento económico y consumo estable de energía. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/ff/en/97

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