TURQUIA: Entre el poder islámico y la amenaza de golpe militar

Un promimente miembro del gobernante Partido de la Prosperidad, de Turquía, fue detenido por orden del Tribunal de Seguridad del Estado, que interpretó su prédica islámica como instigación al odio religioso.

Los hechos que la precedieron, y la detención el jueves de Bekir Yildiz, alcalde islámico de Sincan, un suburbio de Ankara, encendieron el alerta entre quienes recuerdan la intromisión militar en la vida política de Turquía.

Veintiocho tanques de guerra marcharon sobre las calles de Sincan, un bastión musulmán, en respuesta al discurso que Yildiz pronunció el viernes para anunciar el pronto advenimiento de un Estado islámico.

La población de Turquía se siente atrapada entre la nueva amenaza del poder islámico y el viejo fantasma del golpe militar.

Yildiz había sido destituido el martes por decisión del ministro del Interior, Meral Aksener, entre versiones de fuerte presión del ejército. Aksener pertenece al Partido de la Vía Justa, coligado en el gobierno con el Partido de la Prosperidad.

"Aún no han cicatrizado las heridas de 1980", observó Ayse Gunay, una oficinista de Estambul, en referencia a la dictadura impuesta entonces por los militares con el pretexto de enfrentar una supuesta revolución islámica al estilo de Irán.

"Los islámicos emergieron más fuertes que nunca del régimen militar, mientras el ejército reprimía a la izquierda y a las fuerzas democráticas. Las mujeres y los trabajadores perderán en cualquier caso, bajo el dominio militar o el islámico", señaló Gunay a IPS.

Dieciséis años después del fin del régimen militar, los tanques del ejército desfilaron esta semana por las calles de Sincan.

Al discurso de Yildiz se sumó en la manifestación del viernes la intervención del embajador de Irán, Mohammad Reza Bagheri, quien recibió luego una dura nota de la cancillería y probablemente será llamado de regreso a su país.

Yildiz y Bagheri propusieron sustituir el Estado secular de Turquía, creado en 1923, por un régimen islámico.

"Turquía enfrenta dos peligros reales: la presencia de miembros del Partido de la Prosperidad al frente de instituciones del Estado, y los militantes del mismo partido que están acumulando armas", advirtió el líder opositor Mesut Yilmaz al diario Hurriyet.

Pero el primer ministro Necmettin Erbakan, los otros miembros del gabinete que representan al Partido de la Prosperidad y los alcaldes elegidos por el mismo grupo no parecen dispuestos a moderar su tono.

Erbakan se propone eliminar la histórica ley que prohibe a las funcionarias públicas el uso del chador musulmán en su trabajo. Mientras, Tayyip Erdogan y Melih Gokcek, alcaldes islámicos del Gran Estambul y de Ankara, respectivamente, proyectan utilizar espacios públicos para la masiva construcción de mezquitas.

"Los alcales están autorizados a levantar mezquitas donde lo deseen", y "las mujeres podrán usar el velo en cualquier lugar, si así lo quieren. El gobierno tomará muy pronto las decisiones necesarias", aseguró Erbakan el martes.

La opinión laica observa con pena el plan del Partido de la Prosperidad de construir una mezquita en el Parque Taksim, de Estambul, elegido deliberadamente por su proximidad al barrio de Beyoglu, de intensa vida nocturna.

"Hay en Beyoglu 95 mezquitas para 229.000 habitantes", indicó Feride Akova, un contable del distrito residencial de Bakirkoy que se opone al proyecto.

"Mientras, Bakirkoy, de 1,4 millones de habitantes, sólo tiene 18" templos musulmanes, dijo Akova.

Si la municipalidad "pretende justificar las nuevas construcciones por la escasez de mezquitas, debe realizar las obras en Bakirkoy, y no en Taksim. Pero todo se debe a su intención de 'reconquistar' la secular Estambul", agregó.

El Encargado de Asuntos Religiosos, Mehmet Nuri, señaló que Turquía necesita escuelas, al menos tanto como mezquitas. Hay en el país 70.000 mezquitas y 60.000 escuelas de educación primaria.

"No debemos perder la confianza en la democracia. Si intentamos hallar soluciones fuera del sistema democrático sólo agravaremos la situación", advirtió el presidente Suleyman Demirel, que dos veces, en 1971 y en 1980, fue destituido por el ejército del cargo de primer ministro.

Derya Sazak, director del diario Milliyet, comentó que los dirigentes del Partido de la Prosperidad han inducido a los militares a salir dos veces a la calle en los últimos seis meses.

"Un pequeño esfuerzo más bastaría para tener los tanques rodeando el parlamento", dijo Sazak.

Los militares instan al público a enfrentar la eventualidad de una islamización radical del país e incluso propusieron una campaña pacífica de protesta, a semejanza de la movilización de familiares de los desaparecidos por motivos políticos, a quienes se presume asesinados por las fuerzas de seguridad.

"La población debe lanzar una movilización masiva contra la orientación islámica, como lo hacen los familiares de los desaparecidos", declaró a Milliyet una fuente militar anónima.

Ya está en marcha una campaña pacífica contra la deshonestidad en la actividad política, llamada "un minuto de oscuridad a cambio de luz por la eternidad".

Desde el 1 de este mes, todas las noches a las 21 horas, y principalmente en Estambul, Ankara, Izmir, Bursa y Diyarbakir, las mayores ciudades del país, la población apaga la luz por un minuto, golpea tambores y sopla silbatos.

"Quienes protestan son traidores", respondió el ministro Mehmet Golhan, del Partido de la Vía Justa. Los supuestos "traidores" pertenecen a todas las clases sociales.

Vivet Kanetti, un analista independiente, teme que la campaña nocturna contribuya al aumento de la tensión y aliente propósitos golpistas en filas del ejército. (FIN/IPS/tra-en/nm/rj/ff/ip/96

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