Los combates con la guerrilla que cumplen hoy su quinto día en Colombia propiciaron un acercamiento entre el gobierno y sectores empresariales, pero pusieron nuevamente en la picota la efectividad de las Fuerzas Armadas.
Las principales organizaciones empresariales abandonaron las críticas al gobierno por lo que han denominado "una dictadura fiscal", para respaldarlo en la ofensiva contrainsurgente en la centrooriental región de San Juanito, pero le exigieron que no descarte el diálogo para la solución del conflicto armado.
El presidente de la Asociación Colombiana de Pequeños Industriales (Acopi), Jaime Cabal, afirmó que lo que está sucediendo en el país "es muy lamentable y muestra una vez más la incapacidad del ejército para enfrentar la situación".
Los empresarios formularon fuertes críticas al ejército tras el ataque a un puesto militar el 30 de agosto en el que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dieron muerte a una veintena de soldados y capturaron a otros 60, que aún mantienen en su poder.
Este miércoles las FARC, la mayor y más antigua organización guerrillera de Colombia, enviaron a las madres de los soldados capturados a través de una radioemisora cartas y fotografías que revelan que sus hijos se encuentran con vida.
Según los empresarios, las Fuerzas Armadas reciben 16,4 por ciento del presupuesto nacional, frente a 7,9 que se destina a la educación. No obstante, la lucha contrainsurgente a la que se dirige una parte importante de estos recursos no presenta ningún avance.
Juan Ospina, presidente del Consejo Gremial Nacional (CGN), que reúne a los 15 principales sectores de la producción, dijo que en el momento actual es necesario "el apoyo ciudadano" a las fuerzas de seguridad y pidi al gobierno de Ernesto Samper que no muestre "debilidad en su accionar militar".
El presidente de la Federación Nacional de Comerciantes, Sabas Pretelt, indicó que en esta oportunidad el ejército debe alcanzar un triunfo militar "para asegurar que en el futuro puedan existir conversaciones de paz".
El comandante del ejército, general Manuel Bonett, dijo que los combates se originaron "no por una emboscada", como indicaron algunos medios de prensa, sino como parte de una estrategia del ejército para "diezmar la acción de los rebeldes en áreas próximas a Bogotá".
La prioridad, según el jefe militar, es "cercar a los frentes de las FARC que accionan en la zona y liberar a algunas personas que mantienen secuestradas".
El balance oficial entregado este martes indica que en los combates que se iniciaron el sábado, en la región en la que se supone se encuentra la cúpula de las FARC, han muerto 16 soldados y al menos 12 guerrilleros.
Según el testimonio de uno de los soldados heridos publicado este miércoles por el diario El Tiempo de Bogotá, varios de sus compañeros se suicidaron "para no caer en manos de la guerrilla".
En el páramo de Sumapaz, donde está localizado el municipio de San Juanito, operan los frentes 51, 53 y 54 de las FARC y es una zona estratégica para los insurgentes, pues se encuentra el corredor vial de acceso a la capital colombiana.
A causa de los combates 300 campesinos tuvieron que dejar sus viviendas, sumándose a los 600.000 desplazados que ha dejado el conflicto armado en la última década en Colombia, "ciclo recurrente en el que la población civil resulta ser la parte más afectada en el conflicto", según organizaciones humanitarias.
La cabecera municipal de San Juanito tiene una población de 1.300 habitantes y el alcalde Ramiro Jiménez dijo que con la llegada de estos 300 desplazados se ha creado una situación de emergencia por la escasez de alimentos. (FIN/IPS/yf/ag/ip/97
