PERU: Proyecto de agua potable amenazado por minería

En las alturas de los Andes del norte de Perú, dos grupos de una docena de hombres excavan una canaleta con picos y palas, mientras las lluvias de verano empantanan los caminos de tierra.

Unos 100 metros por debajo, una excavadora Caterpillar retira mucha más tierra que los dos grupos. La máquina es una de varias que trabajan cerca de esta villa, a unos 4.000 metros a nivel del mar, en busca de metales, incluyendo oro, plata, acero y hierro para dos empresas mineras locales, Santa Rita y San Nicolás.

Los dos grupos de hombres han trabajado alrededor de un año para el no gubernamental Departamento de Acción Social (DAS), con el fin de construir una canaleta de 25 kilómetros de largo para el traslado de agua potable.

El proyecto es financiado por la fundación con sede en Alemania Misereor, con casi un millón de dólares.

Juntando el agua de lluvia y derivando manantiales más arriba en la montaña, el proyecto DAS espera evitar las minas ubicadas más abajo.

Con buenas razones. El cerro Jesús, sobre el cual excavan, está lleno de entradas a antiguas minas que según la población local se extienden docenas de kilómetros dentro de la roca.

Algunas de las entradas a las minas están destruidas, pero otras están llenas de agua y lodo verde. El agua a menudo está contaminada con metales pesados como arsénico, cobre y hierro, y salpicada de cianuro y mercurio, las dos sustancias químicas utilizadas para extraer oro.

También está contaminada con filtraciones de ácido sulfúrico expuesto al aire y la lluvia.

Estas aguas, que bajan por la montaña, dejaron coloreados de herrumbre los lechos rocosos de los ríos. La población local afirma que esto mató los peces y amenaza la salud del ganado y la gente que depende de los ríos para obtener agua potable.

"No recibimos beneficio alguno por estas minas", dijo Gerardo Quijada, alcalde de Hualgayoc. "Sólo 300 personas trabajan en las minas en una población de 17.000, y la mitad de ellas vienen de otras regiones".

Pero Quijada tampoco es demasiado crítico de las minas, y destaca que las empresas que las operan recientemente contribuyeron con 1.200 dólares a los costos de construcción de una escuela local.

La geología ha favorecido a su villa, que obtiene agua potable de los manantiales, mientras los pueblos a menor altura, como Bambamarca, dependen del agua de las minas.

Jesús Ruiz, residente de Bambamarca, 40 kilómetros al norte, es más crítico sobre los beneficios de la minas.

"Algunas personas deben caminar dos horas para abastecerse de agua potable. Este proyecto es muy importante para nosotros", afirma Ruiz, quien trabajó como organizador de Rondas Campesinas, una patrulla que representa a campesinos locales contra la contaminación causada por las minas.

Otras ciudades y villas en la región enfrentan problemas similares. El agua para Cajamarca, 100 kilómetros al sur, está afectada por una nueva mina, llamada Yanacocha, que utiliza cianuro para extraer metal en las montañas sobre la ciudad.

La población en las villas cercanas de Combayo, Negritos Altos y Yanacancha Grande, afirman que la mina de Yanacocha terminó con especies de peces y amenzó las cosechas, el ganado y la salud humana.

Pero la gente de Cajamarca tiene algunas dudas sobre el proyecto DAS, aunque respaldan sus objetivos.

Las empresas querrán algún día buscar metales en partes más altas de la ciudad, afirma Reinhardt Seifert, agrónomo alemán que vive y trabaja en la región hace más de dos décadas. (FIN/IPS/tra-en/pc/yjc/lp/en/97

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