EUROPA: Fuerte rechazo a la división norte-sur dentro de UE

Las presiones de los sectores financieros de Alemania y Holanda para impedir el ingreso de los países del sur de Europa a la Unión Monetaria en 1998, recibieron un rotundo rechazo en España, Italia y Portugal.

En tanto, el cuarto país excluido, Grecia, parece resignado a aceptar que quedará fuera de la primer etapa de la Unión Monetaria Europea.

Los gobiernos y las principales fuerzas de oposicion de España, Italia y Portugal coincidieron en rechazar las presiones, que se evidenciaron esta semana en el Foro de Davos, Suiza, y en un artículo del primer ministro alemán, Helmuth Kohl, publicado este jueves en el diario italiano La Repubblica.

"Todas las propuestas de suavización de (el tratado de) Maastricht dañan a la causa común", dijo Kohl, en alusión al compromiso asumido en esa localidad holandesa por los países miembros de la Unión Europea (UE), de ajustar sus economías para poder participar en el lanzamiento de una moneda común, el euro.

Según los acuerdos vigentes, en el lanzamiento participarían los países que cumplan con los requisitos establecidos en Maastrich, mientras que aquellos que no los alcancen podrían incorporarse en etapas sucesivas, a medida que vayan corrigiendo sus desequilibrios.

Según estos requisitos, el déficit público no podrá superar el tres por ciento del producto interno bruto (PIB) y la inflación el promedio de los tres países miembros con menor inflación más un punto y medio.

Además, la deuda pública a largo plazo no podrá pagar intereses superiores en más de dos puntos a la media de los tres países con menores tasas y no deberá rebasar el 60 por ciento del PIB.

El portavoz del gobierno español, Miguel Angel Rodríguez, afirmó este viernes al término del Consejo de Ministros que "España estará en la primera etapa del euro y nada ni nadie lo podrá impedir".

El presidente del gobierno autónomo de Cataluña, Jordi Pujol, coincidió con Rodríguez.

"España es el séptimo país del mundo por su PIB, (…) el octavo por el sistema financiero y producción industrial, el segundo en turismo, el noveno por la calidad global de sus productos y en consumo de energía, y el décimotercero por su nivel en estado de bienestar", dijo Pujol.

El primer ministro de Italia, Romano Prodi, deploró las falsas informaciones publicadas por el diario británico Financial Times y declaraciones como las de Kohl y Jacques Santer, presidente de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, quien dijo que en el primer grupo podría haber cinco o siete países.

Prodi aludió también a lo manifestado por un asesor de Kohl en Davos, el presidente del Instituto para la Economía Mundial de Alemania, Horst Siebel, quien aventuró que "en caso de que el euro se aplique de los Alpes para abajo, la futura moneda única será débil".

El primer ministro de Portugal, Antonio Gutérres, también reaccionó contra estos señalamientos y aseguró que su país estará listo para adoptar el euro en 1998.

Los gobiernos de Italia, España y Portugal son respaldados en este punto por los principales partidos de oposición.

Según los más ortodoxos, a los que el conservador diario madrileño ABC califica de xenófobos, elitistas y puramente sectoriales, el selecto club fundador del euro podría estar integrado por Alemania, Holanda, Austria, Bélgica y Francia, y admiten que podrían llegar a incluirse Finlandia e Irlanda.

Suecia, Gran Bretaña y Dinamarca manifestaron reticencias a integrarse en la primer etapa, aunque cumplieran con los requisitos de Maastricht.

Los "ortodoxos" proponen que se ofrezca un pacto a los países del sur, por el cual estos renuncien a ingresar en la primera etapa, para hacerlo en el 2001 o el 2002.

En compensación, se les garantizaría un trato de favor en el segundo examen y cierta influencia en el Banco Central Europeo, que regulará el euro.

La respuesta de los países del sur, excepto Grecia, fue rotunda: no hay motivos para quedar fuera y no lo aceptarán.

Mientras, el gobierno español inició la localización de un pueblo de unos 1.500 habitantes, con suficiente representación del comercio, la banca y otros sectores económicos, para realizar una experiencia piloto de 15 días, reemplazando la peseta por el euro en las transacciones diarias.

El gobierno español ya previó en su presupuesto el gasto necesario para realizar esa experiencia, cuyo costo será reembolsado por la UE. (FIN/IPS/af/ag/if/97

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