ESPAÑA: Dos nuevos atentados, mientras Iglesia habla de diálogo

Mientras los vascos de ETA cometían dos atentados mortales y un militante de esa organización separatista se suicidada, la Iglesia Católica discute las bases para una solución negociada al centenario conflicto vasco.

ETA hizo estallar este lunes un coche bomba al paso de una camioneta de transporte de personal civil de la Fuera Aérea, en Granada, 430 kilómetros al suroeste de Madrid, causando la muerte de un peluquero que trabajaba en el acuartelamiento de esa ciudad andaluza.

La explosión hirió también a otras siete personas, una de ellas de gravedad.

Otro comando etarra mató de dos balazos en la cabeza al juez Martínez Emperador, frente a su domicilio en su domicilio del Retiro, un tradicional baarrio de la capital.

Mentras tanto, en un caserío del País Vasco fue descubierto el cádaver de Eugenio Aramburu, miembro de la dirección de Herri Batasuna (HB), cercana a ETA.

Aramburu, que se habría suicidado, estaba citado para declarar este lunes en un juzgado de Madrid y todo indicaba que iba a ser encarcelado, al ser uno de los 25 dirigentes de HB.

Los 25 fueron citados escalonadamente y se negaron a presentarse. Cinco de ellos se encuentran detenidos, aunque recibieron autorización del juzgado para asistir a los debates del Parlamento Vasco.

La población vasca intenta recuperar la normalidad tras dos jornadas de explosiva violencia protagonizada por la izquierda nacionalista, después del funeral del etarra José María Aranzamendi, quién se suicidó el viernes en la prisión madrileña de Alcalá Meco, donde cumplía condena.

Aranzamendi, conocido como "Katxo", fue encontrado atado de pies y manos y colgando de un pañuelo que previamente ató a la rejilla de ventilación de su celda.

Expertos consultados por distintos medios admitieron la posibilidad de que el preso se atase preventivamente, con nuedos corredizos, para evitar arrepentirse a último momento de su deseo de suicidarse.

"Katxo" dejó una nota manuscrita legando sus pertenencias a otro preso, el histórico dirigente etarra Josu Ternera. No obstante el dictamen de los forenses, su familia solicitó una nueva autopsia.

A raíz de los últimos acontecimientos, que indican un alza en la espiral de violencia, la Iglesia vasca inició el debate de un documento en el que defiende la oportunidad de una negociación entre el gobierno central y la organización armada.

El documento "Euskal Herria (País Vasco), la democracia cuestionada", difundido este lunes en exclusiva por el matutino "El Mundo", incluye la autodeterminación del País Vasco.

El texto fue elaborado por los Secretariados Sociales Diocesanos de las ciudades de Pamplona, San Sebastián, Bilbao y Victoria, por pedido expreso de los obispos, para su debate entre los grupos cristianos de base que trabajan en los movimientos pacifistas vascos.

Los secretariados están integrados por religiosos y seglares que se dedican a estudiar los temas que más preocupan a la sociedad civil, con el objetivo de dar una respuesta desde el punto de vista del Evangelio.

Entre esas personas existe distinta sensibilidad ante el tema, razón por la cual el debate es muy intenso y se ha demorado más de lo previsto, señalaron voceros de esos grupos.

Respecto del enfrentamiento de ETA contra el Estado español, el documento -que reconoce a esa organización y a su entorno como Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV)- incluye un análisis expositivo de "la evolución ideológica del MLNV y de la política de los pactos".

También realiza un diagnóstico de la coyuntura y defiende una negociación directa entre el gobierno central y ETA, que no eluda ninguno de los problemas que afectan a esa comunidad.

Acerca de la situación actual, reconoce la existencia de "un conflicto de definición de la misma democracia", por el "cuestionamiento" que de ella realiza el movimiento independentista.

Propone en ese sentido tres líneas de actuación para superar el contencioso: una "paulatina desactivación" de la cultura de la violencia, "el diálogo y la negociación" como la forma más humana de superar los conflictos, y la "práctica de un perdón estructurado de compromisos".

Los religiosos y seglares confían en que "el MLNV y ETA se autoconvenzan de que sus objetivos van a ir perdiendo operatividad en la medida que pretendan autoalimentarse en la autodestructora fuerza de la violencia".

Además señalan que esa cultura de la violencia "está enraizada en los estados y en sus élites de poder", como los Grupos Antirroristas de Liberación, organiación responsable de 27 asesinatos cometidos de nacionalistas vascos en el período 1983- 87, cuando gobernaba el socialista Felipe González.

La superación de la espiral de violencia exige, según el documento, "saber hacer frente, sin miedo, a la sentida y posible agresión del contrario, con la debilidad y la fuerza que supone el ejercicio de los derechos humanos y colectivos".

Frente "a un posible proceso de pacificación", defiende el diálogo a diferentes niveles.

En primer lugar "entre los que tienen legitimidad y/o capacidad para resolver los problemas más urgentes relacionados con la violencia", ubica al gobierno español y ETA". Algo más abajo, coloca al gobierno vasco y el central.

En segunda instancia, el documento destaca el diálogo entre los partidos que componen la Mesa de Ajuria Enea y Pamplona, integrada por todos los partidos parlamentarios no independentistas, y HB.

En tercer lugar, sitúan a toda la compleja red de organizaciones denominadas "sociales", sindicatos, grupos juveniles, asociaciones culturales y de vecinos y otras.

En el análisis que los grupos cristianos-seglares realizan de las causas y efectos de la violencia del MLNV-ETA y del callejón sin salida en que se encuentra el conflicto, se señala, como una de las causas, "el resentimiento moral y el dogmatismo ideológico".

Como muestra de ello citan textos de Jarrai, una organización juvenil próxima a ETA, y de los GAL.

Finalmente, se preguntan si "el conflicto no se ha convertido en la razón última del ser y actuación del MLNV", y recuerdan el dicho que postula que "hay cariños que matan".

Creen que algo de eso debe pasar con el "amor" que "ETA y el MLNV dicen profesar al pueblo" vasco. "Llegamos a sospechar que hay algo a lo que quieren más que a esta Euskal Herría", sostienen.

Si así fuera, concluyen, convendría que lo expliquen "a fin de superar falsas expectativas en el seno del nacionalismo tradicional vasco". (FIN/IPS/af/dg/ip/97

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