ENERGIA: Uso inapropiado conspira contra la humanidad

La sociedad actual maneja la energía de manera tan inapropiada que pone en peligro el logro de las metas más acariciadas por la comunidad internacional.

Mientras se mantengan esas tendencias y esas políticas relacionadas con la energía resultarán inalcanzables los objetivos establecidos por sucesivas conferencias mundiales en temas como pobreza, desarrollo, ambiente, población, mujer y asentamientos humanos.

La advertencia provino del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que este viernes distribuyó un estudio sobre "La Energía después de Río: Panorama y Desafíos".

La investigación parte de la premisa de que los modelos vigentes de producción, distribución y uso de la energía no son sustentables.

Por el contrario, constituyen un obstáculo a la erradicación de la pobreza y a la protección del ambiente, dijo el PNUD. También acarrean consecuencias graves para la salud.

Sin embargo, el PNUD observó que la ciencia y la técnica han alcanzado un grado de desarrollo que permite cambiar la orientación de las estrategias energéticas actuales.

En la economía mundial, el sector de la energía ocupa un lugar primordial. Más de una cuarta parte de las inversiones fijas se destinan cada año a ese rubro.

A mediados de los años 90, las necesidades de inversiones ascendían a unos 450.000 millones de dólares. El ritmo de crecimiento de la demanda energética prevé que para el 2020 se requerirá duplicar ese monto de inversiones.

Una parte importante de ese aumento se localizará en los países en desarrollo, donde los capitales son escasos. Pero esas naciones podrán reducir los costos mediante el reemplazo de las fuentes convencionales por energías renovables y de alto rendimiento.

El informe del PNUD propone fórmulas realistas y eficaces para el empleo de la energía a menor costo y destaca los sectores en lo que se pueden realizar ahorros.

En algunos países industrializados se pueden realizar ahorros de 30 a 50 por ciento en el consumo residencial y de 22 a 55 por ciento en el comercial. En los países con economías en transición y en el mundo en desarrollo, el ahorro puede elevarse hasta 50 o 60 por ciento.

Las tecnologías actuales de mayor rendimiento permiten en todos los países economizar una cantidad determinada de energía a un costo inferior que la expansión de la capacidad de generación por un volumen equivalente.

El documento subrayó las distorsiones ocasionadas en el mercado energético por las subvenciones públicas, que oscilan cada año entre 250.000 y 300.000 millones de dólares en todo el mundo.

Esos subsidios se suman a la carga financiera que ya soportan los países en desarrollo y las economías en transición, observó Thomas B. Johansson, uno de los autores del informe y también director del programa de Energía y Atmósfera del PNUD.

Aunque la energía resulta esencial para todas las actividades humanas, como también para el progreso social y económico, más de 1.500 millones de personas carecen de acceso a la electricidad.

La distribución de la energía ha respondido a cánones conocidos. Las personas que viven en la pobreza y en la miseria nunca se han beneficiado de las políticas energéticas clásicas y de su aplicación, constató el trabajo del PNUD.

Pero en los próximos 25 años aumentarán en forma vertiginosa las necesidades de energía del mundo en desarrollo, advirtió el subadministrador del PNUD, Anders Wijkman.

Ante esas perspectivas se deberán atacar los problemas que crean la pobreza y la destrucción del medio ambiente. Esa será misión de las generaciones actuales y también de las que vendrán.

La aplicación de estrategias energéticas sustentables a largo plazo es uno de los instrumentos que le quedan a la humanidad para construir un mundo armonioso, insistió Wijkman.

A pesar de que la pobreza es uno de los problemas más importantes, más urgentes y fundamentales del mundo actual, desde el punto de vista de la energía se le presta escasa atención, verificó el estudio.

La ignorancia del nexo entre pobreza y energía resulta más sorprendente porque a la energía le cabe un papel vital en la satisfacción de las necesidades elementales, en especial la nutrición y la salud, dijo el informe.

En el mundo en desarrollo, la enorme dependencia de la importación de combustibles fósiles creó los problemas del endeudamiento externo.

Para las familias pobres, la energía representa una parte considerable de los gastos totales del hogar. Los pobres pagan un precio más alto que los ricos por cada unidad de los servicios de energía.

Pero la perspectiva de permitir el acceso a la electricidad de las poblaciones pobres de zonas rurales mediante la expansión de las redes eléctricas centralizadas representaría costos financieros enormes, previno Johansson.

Esa evolución tendría consecuencias considerables para el ambiente. Por esa razón, es necesario explorar estrategias de substitución, insistió Johansson.

El documento recomendó reducción del consumo o aplicación de energías renovables y de tecnologías limpias para los combustibles fósiles.

La energía eólica, recordó, está tecnológicamente en condiciones de ser instalada para convertirse en fuente de electricidad.

Las células fotovoltaicas utilizadas en pequeña escala por las centrales autónomas y el empleo del calor de origen solar para producir la electricidad representan un potencial importante de producción de energía con fuentes renovables.

El informe agregó que las tecnologías modernas que utilizan combustibles biológicos son muy prometedoras en el área de la producción de energía y de electricidad en medios rurales de los países en desarrollo. (FIN/IPS/pc/ag/en/97

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