Un pronunciamiento de las Fuerzas Armadas sería la única salida inmediata al conflicto institucional que vive Ecuador tras la destitución del presidente Abdalá Bucaram, pero también la más peligrosa.
La disputa por la sucesión, que comenzó cuando el parlamento decidió en la noche del jueves destituir a Bucaram y nombrar como sustituto al presidente del Congreso, Fabián Alarcón, "requiere de un pronunciamiento imparcial por parte de las Fuerzas Armadas", dijo portavoz de la Iglesia Católica, Mario Ruiz.
La moción de censura contra Bucaram obtuvo el respaldo de 44 de los 82 diputados del Congreso unicameral de Ecuador.
Tras la destitución de Bucaram y el nombramiento de Alarcón, la vicepresidenta Rosalía Arteaga se autoproclamó jefe de Estado y emitió sus primeros decretos al nombrar a los miembros de su gabinete.
Bucaram desconoció la decisión del parlamento por considerarla inconstitucional e invocó su condición de jefe máximo de las Fuerzas Armadas.
"Mi mandato constitucional concluirá el 10 de agosto del año 2000 como señala la ley", dijo Bucaram este viernes.
Ante esta situación, el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Paco Moncayo, instó a las tres partes a mantener un diálogo para superar la crisis y manifestó la vocación democrática y pacífica de las Fuerzas Armadas.
"No hay diálogo que sostener", respondió Alarcón a la exhortación de Moncayo.
"En Ecuador existe un solo presidente y éste fue elegido por el Congreso nacional", dijo Alarcón, quien convocó a las Fuerzas Armadas "hoy mismo, para realizar una marcha pacífica junto con el pueblo ecuatoriano".
Freddy Elhers, ex candidato a la presidencia por el movimiento Nuevo País, dijo que el alto mando militar "debe manifestar su apoyo al nuevo gobierno que eligieron los representantes del pueblo".
"Al declararse neutrales e independientes de la situación, como árbitros, las Fuerzas Armadas se constituyeron como un cuarto poder y Moncayo se erige como otro presidente", señaló Elhers.
Moncayo manifestó este viernes que el ejército no está "para interpretar la Constitución" y puntualizó que su papel en la crisis institucional se limitará a "asegurar la paz interna del país".
No obstante, Alberto Acosta, consultor del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales, advirtió que no se puede descartar que "el alto mando militar asuma los poderes del Estado, argumentando que el destino democrático del país está en peligro".
Los enfrentamientos que se han registrado en las principales ciudades de Ecuador en las manifestaciones de apoyo a los diferentes líderes que se proclaman presidentes podrían dar el pretexto para la intervención de las Fuerzas Armadas, advirtió Acosta.
Para destituir a Bucaram, los parlamentarios ecuatorianos hicieron uso de un polémico artículo de la Constitución que permite el cese del presidente en caso de que el Congreso determine por mayoría simple su incapacidad mental.
La propuesta de destituir a Bucaram surgió en el Congreso tras una ola de protestas populares en todo el país, que se desató a raíz de un paquete de medidas económicas que incluyeron un alza generalizada de productos y servicios básicos.
A las demandas se sumaron cuatro ex presidentes de Ecuador y líderes de los principales partidos de oposición, quienes realizaron la solicitud de destitución al Congreso.
La democracia en Ecuador se instauró hace 18 años, luego de un período de dictaduras militares, pero la presencia militar se dejó sentir en la política ecuatoriana, como la amenaza de golpe de Estado contra el presidente León Febres Cordero (1984-88)
En 1995, durante el último conflicto bélico con Perú por un viejo diferendo limítrofe, las Fuerzas Armadas lograron un importante respaldo popular. Muchos generales fueron considerados como héroes de la patria y Moncayo fue elegido hombre del año. (FIN/IPS/mg/ag/ip/97
