Un alto dirigente político venezolano pidió hoy la urgente creación de una instancia internacional dentro de las Naciones Unidas, con la tarea de certificar a todos los países en su esfuerzo por enfrentar el delito de las drogas.
Un día antes de que Estados Unidos anuncie su anual lista de países que han cooperado con su esquema de la lucha antidrogas, el varias veces ministro y diputado socialdemócrata Carmelo Lauria presentó una alternativa a esa certificación unilateral.
Medios estadounidenses anticipan que Colombia sería "descertificada" por segundo año y México corre el riesgo de recibir una certificación condicionada, pese a que esos países han realizado notables esfuerzos para enfrentar el delito.
El dirigente de Acción Democrática y presidente de la Cámara de Diputados en 1994 y 1995, dijo a IPS que "es asombroso que los consumidores de droga pretendan ser árbitros internacionales de la lucha contra el flagelo", imponiendo una certificación suya a los productores y represalias a los desfavorecidos.
"Esos mismos grandes consumidores obvian la toma de las acciones necesarias para evitar que el consumo estimule la producción de droga", recordó.
Lauria se sumó con su planteamiento a la crítica del ministro venezolano Anti Drogas, Carlos Tablante, quien se preguntó quién certifica al mayor consumidor mundial de drogas sobre sus reales esfuerzos para contener el delito en su territorio.
También el ex presidente argentino Raúl Alfonsín fustigó aquí la instrumentación política de las diferentes instancias del poder estadounidense sobre la lucha contra el narcotráfico y su insistencia de que los militares pasen a comandar esa acción en América Latina.
Alfonsín dijo que Estados Unidos coloca todos los aspectos de su relación con América Latina "bajo su obsesiva teoria de la seguridad", y eso le lleva desde enfrentarse a procesos de integración como el Mercado Común del Sur, hasta demandar la militarización de las actividades contra el narcotráfico.
El ex presidente argentino dijo a IPS que ese es un camino muy peligroso para América latina porque las Fuerzas Armadas trabajan siempre bajo hipótesis de conflicto, por lo que podría estimularse en la región crisis abiertas entre vecinos.
Alfonsín recordó que varios países de la región, como Chile y Brasil, han respondido con un rotundo "no" a la pretensión de Washington, mientras que otros en cambio están de una manera u otra sumando a los militares a un problema ajeno a su ámbito.
Lauria criticó que Estados Unidos exija a los productores o eslabones en el delito internacional que los militares se involucren, cuando ellos impiden que eso suceda en su propio territorio.
Para el dirigente venezolano, el narcotráfico constituye en la actualidad "el enemigo publico número uno de la humanidad" que amenaza "como un caballo de Troya, la vida civilizada, tanto en el campo social, como económico y político".
También se mostró convencido que "la droga y su submundo es el problema más grave de la humanidad ahora y de su solución eficiente va a depender, en gran medida, la vida pacífica y cradora de nuestras sociedades en el siglo XXI".
Por ese montivo Lauria dijo que existe la necesidad de una lucha mundial efectiva contra ese delito, tanto en el campo de la producción, que se concentra en el Sur en desarrollo, como en el del consumo, dominado por el Norte industrial.
Pero el diputado precisó que esa lucha sólo tendrá éxito "si se impulsa una real acción universal y colectiva", en que sólo una parte no determine cómo debe encararse el enfrentamiento del delito, de acuerdo con sus intereses y percepciones particulares.
El problema de las certificaciones por parte de un gobierno, sin control nacional e internacional, "es una tentación para los organismos que proveen de información a tales gobiernos para fundamentar su decisión", puntualizó.
Lauria explicó que esa tentación "lleva a intervenir en la política de los países productores, hasta el punto de desestabilizar los gobiernos y constituirse en juzgadores de los ahora estables regímenes democráticos del continente".
El dirigente puso como ejemplo de ese problema a México, donde su rivalidad mutua llevó a organismos de inteligencia de Estados Unidos a suministrar informaciones tramposas que indujeron a errores a los dos gobiernos.
Se trató del episodio del gran respaldo prestado por el gobierno del presidente Bill Clinton al general Jesús Gutiérrez, como jefe de la lucha antinarcóticos de México, para tener que detenerlo poco después la administración de Ernesto Zedillo, al descubrir su complicidad con los carteles de la droga.
El origen de ese duro revés fue una batalla interna entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la policía antinarcóticos (DEA) de Estados Unidos por el dominio de las acciones contra el delito de las drogas fuera de su país, según se supo tras ser detenido el general.
Lauria dijo que está claro que los países productores, procesadores y puente de la droga, así como los involucrados en la legitimación de los capitales provenientes del delito, son claves para controlar el flagelo.
Pero indicó que ese mismo esfuerzo debe hacerse en los países consumidores, porque allí hay determinantes eslabones del tráfico, además del consumo, y operan igualmente grandes carteles, de distribución, venta y narcolavado.
Lauria se preguntó por qué no hay detenidos entre los grandes capos de carteles de la droga que sin duda operan en Estados Unidos, mientras insistió en que el narcotráfico "tiene que estar fuertemente asentado en elementos de corrupción en todos los estratos de las sociedades productoras y consumidoras".
Por todo esto, para el dirigente venezolano, debe ser una oficina especial de Naciones Unidas la que realice un plan universal y se transforme en la instancia mundial que certifique a todos los países por igual.
Esa certificación, planteó, debe referirse a todos los aspectos del narcotrafico: producción, transformación, consumo y narcolavado y no sólo a alguno de ellos. (FIN/IPS/eg/dg/ip//97
