BRASIL: Reelección de Cardoso agrava desequilibrio de poderes

El "poder imperial" del jefe de gobierno en los regímenes presidenciales aparece como nueva amenaza a la democracia en América Latina, según opositores y críticos de la reelección de Fernando Henrique Cardoso en Brasil en 1998.

Nunca en la historia republicana brasileña un presidente democráticamente elegido acumuló tanto poder como Cardoso, afirmó Villas-Boas Correia, un veterano analista político, en su comentario publicado en el diario Jornal do Brasil titulado "¿Y ahora, emperador?".

Hay similitudes con la situación de los presidentes Carlos Menem, de Argentina, y Alberto Fujimori, de Perú, países donde también el combate exitoso a la inflación no dejó margen a una oposición capaz de imponer límites al Poder Ejecutivo y desafiar seriamente a sus titulares en las elecciones.

El presidente del Partido de los Trabajadores (PT), José Dirceu, previó que la "alianza entre el poder económico, los medios de comunicación y el poder representado por Cardoso van a destruir la naciente democracia brasileña".

Esa alianza permite al oficialismo aprobar la enmienda constitucional de la reelección y todos los proyectos del gobierno, pero pone en crisis el sistema institucional y partidario del país, argumentó.

En consecuencia, se estimula "la radicalización de la vida política brasileña y salidas no institucionales", ante la excesiva concentración del poder por el presidente y su "grupo palaciego", señaló Dirceu.

Luis Inacio Lula da Silva, el fundador y presidente honorario del PT, el segundo candidato más votado en las elecciones presidenciales de 1994, ya defendió que el partido no puede limitarse a la via electoral.

El camino institucional será siempre desventajoso para la oposición, ante las "prácticas fisiológicas del gobierno", opinó Lula refiriéndose a la conquista de apoyo político a cambio de ventajas, como cargos políticos, recursos o concesiones de emisoras de radiodifusión y otros servicios públicos.

Curiosamente, el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) nació hace 10 años, con Cardoso como uno de los principales fundadores, por discrepar con la prolongación del mandato del presidente José Sarney de cuatro a cinco años.

Los socialdemócratas salieron del oficialista y mayoritario Partido del Movimiento Democrático Brasileño, levantando como principal bandera el régimen parlamentario de gobierno como forma de poner fin al "poder imperial" del presidente.

En 1994, um plebiscito sepultó la propuesta de cambio. La población brasileña se pronunció por abrumadora mayoría por mantener del régimen presidencial, tradicional en toda América Latina.

Ahora en el poder, Cardoso agravó el desequilibrio entre los poderes del Estado, según el Departamento Intersindical de Asesoría Parlamentaria, que supervisa la actividad legislativa en Brasilia.

Por sus datos, los dos años del gobierno de Cardoso constituyeron el período de mayor dominio del Congreso por parte del Poder Ejecutivo, desde el fin de la dictadura militar en 1985.

De las 464 leyes aprobadas en los dos últimos años, 77,5 por ciento fueron de iniciativa del gobierno y sólo 19,8 por ciento partió de propuestas de parlamentarios. El resto tuvo origen en el Poder Judicial.

El seguimiento hecho por la organización de asesoría a sindicatos indicó que el oficialismo contó, en promedio, con el apoyo firme de 58 por ciento de los 513 diputados, a lo que se sumó 20 por ciento de "apoyo condicionado". La oposición se limitó a 22 por ciento.

La perspectiva de gobernar hasta el año 2002 ofrece a Cardoso la posibilidad de tener un parlamento más docil aún a la voluntad del Ejecutivo, según coinciden los analistas políticos.

El historiador británico Perry Anderson comparó durante una visita realizada en enero la situación de Brasil es similar a la de México, por el prolongado control del poder por un mismo partido.

Aunque en Brasil, casi 20 partidos están representados en el Congreso y seis participan en el actual gobierno, mientras en México un único partido monopoliza el poder hace seis décadas.

Cardoso, quien comenzó su carrera política en la década del 70 en la oposición a la dictadura militar, gobierna en alianza con liderazgos y grupos que participaron en los gobiernos de generales. (FIN/IPS/mo/ag/ip/97

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