AUSTRALIA: Chinos que huyeron por Tiananmen no saben qué hacer

Miles de estudiantes chinos aceptaron la invitación de Australia y se acogieron al asilo político en 1989, en vísperas de la masacre de Tiananmen. Hoy, muchos de ellos dudan sobre lo acertado de esa decisión.

De cualquier modo, los entonces estudiantes no tienen apuro en regresar a su país de origen y renunciar a la libertad política y personal de la que hoy disfrutan. Pero ahora se dan cuenta de que embarcarse en las oportunidades que ofrecen las reformas económicas en China quizá hubiera sido la mejor apuesta.

Los chinos que emigraron, entre los que figuran catedráticos universitarios, economistas y profesores de idioma, dicen estar desilusionados porque su calificación y su experiencia laboral, según ellos, no cuentan para nada en el mercado de trabajo de Australia.

"Debemos hacer el trabajo más pesado y sucio, aquél que la mayoría de los australianos no quieren hacer", dijo uno de los miles de chinos que aceptó el asilo político, George Yao, quien viajó a Australia con una visa para estudiar inglés y obtuvo la residencia permanente en 1994.

Yao se graduó en economía internacional en una universidad de Beijing. En sus diez años de trabajo en China, desempeñó tareas de alta responsabilidad como funcionario aduanero y como secretario, intérprete y traductor para embajadas extranjeras.

"Asesoré a compañías de Alemania y Gran Bretaña en negociaciones sobre grandes inversiones en China", recordó.

Pero cuando llegó a Australia, dijo, estaba "preparado para el dolor, el sufrimiento y las dificultades".

"Mi vida cambió totalmente. No podía obtener un trabajo adecuado para la educación y el entrenamiento que recibí. Vine para desarrollar mi carrera y educarme, pero debí trabajar como limpiador, lavaplatos y ayudante de supermercado", se lamentó Yao.

"No olvidaré ese período el resto de mi vida. Estuve a punto de rendirme todos los días. No quería cocinar. Apenas podía dormir. En China, estaba cómodamente sentado en una oficina y nunca me cansaba. Pero en mis primeros días en Australia, todos los trabajos requerían músculos y fuerza", dijo.

Seis años después de llegar a Australia, Yao obtuvo un "buen trabajo", en el que brinda apoyo a la unidad de promociones industriales de la oficina de comercio de Hong Kong.

Muchos de los ex estudiantes que regresaron de visita a China descubrieron que las autoridades no les presentaban dificultaes. Pero advirtieron que aún no estaban preparados, ni ellos ni sus familias, para comenzar de nuevo.

"Me di cuenta de que todo había cambiado y que no me podía adaptar a la nueva situación, mientras aquí, en Australia, no obtengo lo que merezco. Así que me sentí ante una alternativa difícil", dijo Gordon Zhang, ingeniero de sistemas educado en China.

Zhang es ayudante en una compañía de repuestos electrónicos en Australia mientras avanza en sus estudios de finanzas. Con su título y sus conocimientos del idioma inglés, encontraría fácilmente empleo en un banco si regresa a China, afirmó.

El secretario de la Asociación de Estudiantes Chinos por los Derechos Humanos, Jason Sang, dijo que la mayoría de los estudiantes que obtuvieron residencia permanente en Australia después de la masacre de Tiananmen tienen dificultades profesionales.

"En muchos casos, eso sucedió porque no sabían inglés. Otros tampoco podían continuar sus estudios por problemas económicos", sostuvo Sang.

Alrededor de mil chinos seguían cursos de posgrado y más de 10.000 estudiaban inglés en Australia cuando se produjo en 1989 el incidente en la plaza Tiananmen, cuando el gobierno de China reprimió brutalmente una manifestación estudiantil.

Muchos calificados médicos e ingenieros chinos trabajan hoy en Australia de asistentes en tiendas o líneas de montaje, según Sang, quien era editor de un periódico en China y hoy es guardabarreras en Sydney.

"Debo velar por mi familia. No tuve opción", dijo.

Yao dijo que la muchos de sus amigos chinos tienen dos trabajos, uno de tiempo completo y otro parcial, o, si no, tres de tiempo parcial. Eso sucede rara vez entre los australianos.

Zhou Cheng-Gang, quien cursa una maestría en comunicación internacional en Sydney y pretende regresar a su cátedra universitaria en China a fines de año, intenta persuadir a sus amigos de que regresen con él.

"Los segundos y terceros grados universitarios tienen mucho más valor en China que en Australia, donde le dan más importancia al primero", dijo. (FIN/IPS/tra-en/uh/cpg/mj/pr ip/97

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