Según las encuestas, es el presidente de América Latina peor conceptuado por sus gobernados. Sin embargo, el argentino Carlos Menem podría pelear un tercer mandato seguido si triunfa una estrategia oficialista para reformar la Constitución.
Desde hace un mes, el tema de la llamada "re-reelección" logró cautivar a ministros, gobernadores, legisladores, analistas, medios periodísticos y hasta empresarios, pese a que la Constitución fue reformada en 1994, a instancias del oficialismo, para autorizar una primera y única reelección.
La carta especifica que el presidente sólo puede ser reelecto una vez consecutiva.
Menem fue reelegido en 1995 y, según sus propias declaraciones, tiene previsto retirarse en 1999 a su flamante residencia en la provincia nororiental de La Rioja. Pero sus seguidores lo quieren en el cargo por otro período.
La estrategia, impulsada por el senador oficialista Jorge Yoma, se vale de la propia Constitución, reformada para llegar a ese objetivo.
El legislador propone que se utilice el instrumento del referéndum para consultar al pueblo sobre todos los temas, incluído el de una nueva reforma.
Sobre un total de 36 senadores oficialistas, 17 rechazaron el proyecto, entre ellos el hermano del presidente, el senador Eduardo Menem.
También el vicepresidente Carlos Ruckauf negó de manera categórica la posibilidad de que el actual mandatario prolongue su mandato, iniciado en 1989, hasta el 2003.
La iniciativa de Yoma fue lanzada en un momento que los analistas políticos consideran, en el mejor de los casos, poco propicio.
Las encuestas realizadas a fines de 1996 señalan que el presidente apenas cautiva a 13 por ciento de la población, que le otorga una imagen positiva. El resto lo considera regular o malo.
Menem fue el peor calificado de los presidentes de América Latina en una encuesta realizada por el Consorcio Iberoamericano de Investigaciones de Mercados y Asesoramiento entre los gobernados de la región.
El mandatario argentino fue "aplazado" por sus compatriotas, al obtener apenas 2,8 puntos.
Su par de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, aspirante a la reelección, fue uno de los mejor ponderados (5,2 sobre 10). El de Colombia, Ernesto Samper, al borde de la destitución en 1996 por las presuntas filtraciones del narcotráfico en su campaña, obtuvo 5,4.
El mexicano Ernesto Zedillo emergió de la "crisis del tequila" que sacudió las finanzas de todo el mundo a fines de 1995, con 5,9 puntos.
En Perú, Alberto Fujimori, que también coqueteó con la posibilidad de un tercer mandato, ostenta uno de los mejores puntajes: 6,4 puntos.
En Argentina, el alto y sostenido índice de desempleo -17,4 por ciento- y la regresividad en la distribución del ingreso, son factores que alejaron a Menem de los sectores más pobres que alguna vez se identificaron con su imagen. En cambio, conserva aún con más solidez el apoyo de las grandes empresas.
Poderosos grupos económicos se pronuncian en favor de una re- reelección porque Menem garantiza mejor que otros la continuidad del modelo económico de acumulación, según señala el columnista político del diario Clarín Eduardo van der Kooy.
El analista Rosendo Fraga observa que aún con alto desempleo, a comienzos de este año el presidente logró recuperar la iniciativa, un fenómeno político que incomoda al gobernador de la provincia de Buenos Aires Eduardo Duhalde, principal rival de Menem dentro del oficialismo para sucederlo en 1999.
Cuando Menem tenía apenas 13 por ciento de imagen positiva en las mediciones del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría, Duhalde, a cargo de la provincia más populosa del país, cosechaba 36 por ciento de los respaldos.
El proyecto de la re-reelección, que en 1996 era prácticamente un tabú, ya logró entrar en el debate.
Hasta entonces, en actos públicos -en Argentina y durante las giras de Menem al exterior-, solían aparecer carteles con la leyenda "Menem 99", sin que nunca se identificara al responsable de la campaña.
Ahora que el tema es parte de la agenda política, Fraga considera que para que la estrategia oficialista logre su objetivo requiere una muy buena elección legislativa en octubre de este año, y para ello, se necesitan buenas noticias en materia de desempleo.
Otro requerimiento es la "resignación de Duhalde" y de 42 de sus 131 legisladores adictos en la Cmara Baja, que en caso de mantener la candidatura a la presidencia del gobernador votarán contra una eventual reforma constitucional.
Por último, se necesita el visto bueno de la oposición, que en 1994 aceptó reformar la Carta Magna por consenso para incluir la reelección del presidente y otras iniciativas como la consulta popular, que actualmente se presenta como una herramienta contraria al espíritu con que se la introdujo.
Por el momento no hay proyecciones sobre el resultado de los comicios de octubre. Tampoco se conoce si el gobernador Duhalde aceptará resignar una vez más sus ambiciones presidenciales. Lo que parece más seguro es que la oposición no respaldará el proyecto.
"Si Menem intenta permanecer en el poder por un tercer período será un usurpador", sentenció el ex presidente Raúl Alfonsín (1983-89), dirigente de la opositora Unión Cívica Radical.
Alfonsín había encabezado la alianza con el oficialismo para reformar la Constitución en 1994, un gesto que le significó un duro revés electoral. De 31 por ciento de los votos conseguidos en 1993 el radicalismo cayó a 17 por ciento en 1995.
Entretanto, Menem cultiva la ambigüedad. No desautoriza a quienes lo proponen para un tercer mandato, e insiste en que en 1999 se retirará a su nueva residencia en La Rioja, una casa de campo color rosa, igual que la "Casa Rosada", la sede presidencial que lo tiene de huésped desde hace casi ocho aos. (FIN/IPS/mv/dg/ip/97