Los países de rápido crecimiento económico de Asia apelan a plantas nucleares para satisfacer su demanda de energía, pero los ambientalistas alertan que la región puede convertirse en un depósito de tecnología occidental ineficiente e insegura.
Países en desarrollo como China, Filipinas, Indonesia y Tailandia siguen el paso de países industrializados como Corea del Sur y Taiwan en la instalación de centrales nucleares de generación de energía.
El intento más reciente de un país industrializado occidental para aprovechar el floreciente mercado de reactores nucleares en Asia se produjo a mediados de enero, cuando el primer ministro de Canadá, Jean Chrétien, visitó Corea del Sur, Filipinas y Tailandia junto a una delegación de 400 empresarios.
Entre los integrantes de la delegación se destacaban dos altos ejecutivos de la deficitaria empresa Atomic Energy of Canada Ltd. (AECL).
"Apremiada por un decaído mercado y una agonizante industria nuclear, Canadá intenta ahora vender esta controvertida fuente de energía a los países de rápido crecimiento económico de Asia oriental", manifestó la no gubernamental canadiense Fundación de Investigaciones sobre Energía.
Para un sector del gobierno de Tailandia, donde la demanda de energía creció 15 por ciento cada año desde mediados de la década del 80, la generación de electricidad en plantas nucleares es una opción atractiva, pero aún a estudio.
La mayor parte de la demanda actual se colma por gas, fuel oil, lignito y centrales hidroeléctricas. Grandes represas y proyectos de gas natural fueron desarrollados a un alto costo ambiental y social, según grupos ambientalistas.
Con el fin de aplacar la intensa oposición nacional a la construcción de grandes represas hidroeléctricas y satisfacer, al mismo tiempo, su demanda industrial y doméstica, el gobierno de Tailandia participó en la instalación de centrales de gas natural en las vecinas Birmania y Laos.
Los activistas se quejan de que no se haya gestionado la reducción de la demanda ni el desarrollo de fuentes de energía renovable y más sostenibles, como la solar, la eólica o pequeñas represas.
La estatal Autoridad de Generación de Energía de Tailandia (EGAT) anunció que está a favor de la instalación de plantas nucleares, para lo cual ya identificaron cuatro posibles lugares, contra la opinión de la gubernamental Oficina Nacional de Políticas de Energía (NEPO).
Phongphisit Wisetkul, director del Departamento de Conservación de Energía de la NEPO, sostuvo que la energía nuclear es cuatro veces más cara que las fuentes convencionales. "La EGAT deberá ser privatizada si continúa pretendiendo una central nuclear", advirtió.
Phongphisit advirtió que pocas compañías privadas están interesadas hoy en las plantas nucleares debido a los altos riesgos que suponen.
Esta es la segunda vez en dos decenios que Tailandia considera la opción nuclear, después de abandonar la idea en la década del 70 debido a la oposición pública.
La Comisión Económica y Social de Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (ESCAP) pronosticó que en el 2010 las mayores plantas nucleares estarán en el sur y el sudeste del continente.
El informe de ESCAP estableció que Corea del Sur estará a la cabeza en materia de generación de energía nuclear, con 60.000 megawatios, seguida por China e India, con 15.000 y 10.000 megawatios respectivamente.
Organizaciones ambientalistas acusan a grupos económicos de países industrializados de Occidente de arrojar sobre las espaldas de Asia oriental la tecnología que ya han desechado.
Los dedos acusadores apuntan hacia la canadiense AECL, que fabrica el modelo de reactores CANDU y que recibió un entusiasta espaldarazo del propio primer ministro Chrétien en Tailandia.
Chrétien elogió a la energía atómica, la cual, dijo, es "segura y para nada contaminante", y propuso al gobierno del país asiático "que considere esta opción".
"La tecnología que ofrece Canadá puede colmar sus demandas. Los reactores CANDU han sido probados en todo el mundo", afirmó el gobernante.
En Corea del Sur, Chrétien promovió activamente frente al gobierno la compra de un reactor nuclear a un costo de 1.100 millones de dólares.
La Fundación de Investigaciones sobre Energía remitió una carta abierta a los diarios de Tailandia para rebatir los argumentos de AECL.
Según la organización, el emplazamiento y la operación de los reactores CANDU tienen, a la postre, un costo económico muy superior al previsto, que podría alcanzar hasta cuatro veces las cuentas iniciales.
"Además de los costos exorbitantes y las dificultades técnicas, existen muchos problemas sanitarios y ambientales sin resolver en torno a los reactores CANDU", sostuvo Thomas Adams, ejecutivo de la fundación, en la carta abierta.
"La incidencia de leucemia infantil y síndrome de Down aumentó alrededor de las plantas nucleares en Ontario", agregó Adams.
Por otra parte, la policía de Corea del Sur acusó a un alto funcionario de AECL y a uno de sus asociados en el país, un ex ministro, de recibir más de 3,3 millones de dólares de comisiones ilegales por la exitosa venta de dos reactores CANDU en 1992. (FIN/IPS/tra-en/tg/cpg/mj/en ip/97