ZAIRE: Perspectivas de paz son "escasas", dijo enviado de ONU

Los esfuerzos del gobierno de Zaire por recuperar la zona oriental del país de manos de rebeldes pone en aprietos a funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que intentan aliviar las tensiones en Africa central.

Por un lado, el foro mundial defiende la integridad territorial de todas las naciones, pero por otro teme un nuevo derramamiento de sangre si el ejército amplía su ofensiva contra los rebeldes banyamulenge, que retienen una franja de tierra de 640 kilómetros de extensión.

"Las perspectivas de paz, debo admitirlo, son escasas", reconoció Mohamed Sahnoun, el nuevo enviado de la ONU y la Organización de Unidad Africana (OUA) a la región de los Grandes Lagos, antes de partir esta semana hacia Africa central.

"Zaire ve amenazada su soberanía e integridad territorial, por lo que planea tomar medidas para remediarlo", y la ONU respalda su derecho a afirmar su soberanía sobre todo el territorio nacional, dijo el diplomático.

Pero, por otra parte, el foro mundial "realizará todo tipo de esfuerzos para convencer a las autoridades zaireñas de la necesidad de una solución pacífica", destacó el enviado.

Otros funcionarios de la ONU intentaron señalar la necesidad de mantener un equilibrio entre el principio de la integridad territorial y el temor a una nueva ola de violencia.

"Apoyamos la recuperación del territorio de Zaire", declaró Martin Griffiths, coordinador humanitario de la ONU en la región, pero expresó su temor a que la ofensiva pueda provocar un nuevo movimiento masivo de refugiados.

El pasado noviembre, cientos de miles de refugiados que habían llegado a ciudades fronterizas de Zaire desde Ruanda y Burundi debieron atravesar la frontera nuevamente luego de que una coalición de fuerzas rebeldes expulsó del lugar a las tropas del gobierno.

La Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo- Zaire aún retiene la zona, bajo el liderazgo de Laurent-Desire Kabila, antiguo oponente del presidente del país, Mobutu Sese Seko, en el poder desde 1965.

La mayoría de los observadores admiten que la región oriental de Zaire estuvo en relativa paz durante los últimos dos meses, pero esta situación se modificó con la nueva ofensiva del ejército, que colocó el frente de combate en las ciudades centrales de Walikale y Tingi-Tingi.

Funcionarios de la ONU estiman que unos 400.000 refugiados están atrapados entre las líneas del ejército y la Alianza.

La mayoría de los refugiados son ruandeses familiares de los soldados que perpetraron el genocidio de 1994 y que resolvieron en noviembre permanecer fuera de su país.

"El acceso a esta población es cada vez más difícil, y es extremadamente peligroso suministrar ayuda", destacó Griffiths, pero observó que la ONU está preparada para un acceso aún más limitado si los combates se extienden.

"Estamos observando la situación. Una solución militar podría ser eficiente, pero podría dejar profundas y terribles heridas. Si la podemos evitar, la evitaremos", dijo Sahnoun.

El avance rebelde desafía la autoridad de Mobutu y constituye también el primer signo real de posible secesión desde que el dictador acabó con una rebelión en Katanga (hoy Shaba, provincia natal de Kabila) cuando tomó el poder en 1965.

Francia, la principal aliada de Zaire, interrumpió su respaldo a Mobutu. Al mismo tiempo, existe evidencia de que Estados Unidos entrenó y asesoró a tropas de Ruanda antes de que la Alianza comenzara sus ataques en octubre con apoyo de Kigali.

El involucramiento exterior alimentó el rumor de que el este de Zaire es hoy el centro de una disputa de "grandes potencias" entre fuerzas anglófonas (como Uganda y, por extensión, el gobierno bilingüe de Ruanda) y francófonas (Zaire y las antiguas tropas ruandesas que permanecen en ese país).

"Me gustaría creer que es una cuestión africana", replicó Sahnoun frente a los rumores, aunque admitió que los "problemas de liderazgo" en la región, al parecer, abrieron la puerta para que fuerzas ajenas a la región ingresaran al conflicto.

El problema de un conflicto entre grandes potencias respecto de Zaire es que tanto Francia como Estados Unidos pueden vetar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que deberán aprobar cualquier medida que el cuerpo mundial tome al respecto.

Aunque el Consejo aprobó la designación de Sahnoun la semana pasada, rechazó emitir cualquier otra señal que permitiera vislumbrar medidas futuros sobre la crisis.

Sahnoun recordó que aún no se ha discutido el envío de una fuerza multinacional de la ONU a la región.

Una misión militar internacional bajo comando de Canadá operó durante un breve período en el este de Zaire el año pasado, pero pronto consideró que había cumplido con el retorno de los refugiados a Ruanda y abandonó el país.

Otra parte de la misión de Sahnoun será el suministro de asistencia a Ruanda, quien ha soportado en las últimas semanas el retorno de más de 700.000 refugiados desde Zaire y Tanzania.

"El regreso masivo de refugiados, aunque bienvenido, podría convertirse en una bomba de tiempo. Ruanda necesita toda la ayuda que le puedan dar", dijo el diplomático.

El enviado propuso "un 'plan mini-Marshall" para toda la región, una de las más pobres y pobladas del mundo, una vez que los esfuerzos por la paz den sus frutos.

El Consejo de Seguridad, dijo Sahnoun, acogió con beneplácito su iniciativa en la reunión que mantuvo con el órgano este martes, antes de partir a la región de los Grandes Lagos africanos. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/ml/mj/ip pr/97

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