El Consejo de Derechos Humanos de Sudán dará buenas noticias al investigador de la Organización de las Naciones Unidas Gasper Biro cuando le informe sobre el retorno de niños secuestrados y esclavizados al seno de sus familias.
Biro, abogado húngaro designado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU para trabajar en Sudán, visitará este mes el país africano como parte de una iniciativa de investigación sobre la esclavitud.
El abogado de la ONU fue delcarado persona non grata por el gobierno islámico del general Omar Hassan al Bashir, tras la divulgación en Sudán de su informe sobre derechos humanos, el cual, según las autoridades, insultó al Islam.
El relator del oficial Consejo de Derechos Humanos Ahmed el Mufti anunció que varios niños y adolescentes que fueron tomados como esclavos en el norte de Sudán, retornaron a sus familias en la ciudad sureña de Bor.
Mufti dijo a IPS que el Consejo, que trabaja bajo la supervisión del ministerio de Justicia y fiscal general, Abdel Basit Sabdrate, regresó a sus hogares al menos a 27 niños.
Bor es la ciudad natal del coronel John Garang, líder rebelde de la principal facción del Ejército de Liberación Popular de Sudán (SPLA).
Desde el comienzo de la guerra civil en 1983, muchos niños de la ciudad del sur fueron blanco de secuestros, supuestamente para protegerlos del reclutamiento a filas del SPLA.
La mayoría de los 31 millones de habitantes de Sudán, alrededor de 70 por ciento, son musulmanes sunitas, y sólo cinco por ciento de la población es cristiana. Pero los cristianos son en general negros del sur, donde comprenden 52 por ciento de la población del área.
Como movimiento de liberación con sede en el sur, el SPLA lucha por un estado cristiano independiente para los negros.
Aunque no confirmó que los niños hayan sido tomados como esclavos, Mufti dijo que los menores de edad recibirían educación.
Pero muchas familias del sur que viven en campos para desplazados en el norte y el sur, alegaron que sus hijos fueron sometidos a esclavitud.
Los niños también fueron trasladados a algunos países árabes, entre ellos Libia y Arabia Saudita, afirman los desplazados, aunque el gobierno niega las acusaciones.
Uno de los sureños agradecidos al Consejo de Derechos Humanos es William Garang, cuyos dos hijos le fueron entregados a través de los esfuerzos del organismo.
Los hijos de Garang pasaron dos años lejos de su casa. Sus nombres fueron cambiados de Deng y Kuol Garang a Awad y Adam, y fueron obligados a convertirse a la región islámica en un lugar llamado Jabel Moya, unos 600 kilómetros al norte de Jartúm.
Garang, quien trabaja como policía en el sur, dijo que había contactado a las autoridades a comienzos de 1996, para solicitar la liberación de sus hijos, pero estas recién llegaron en diciembre de 1996.
Los hijos relataron que fueron capturados por la policía y llevados a prisión, donde se los obligaba a leer el Corán toda la noche. Durante el día, contaron los niños, eran llevados a trabajar para un granjero local en Jebel Moya, y al caer el día trasladados a la prisión.
Las denuncias de esclavitud en Sudán datan de 1988, cuando dos profesores universitarios, Ushari Ahmed Mohmound y Ali Baldo, escribieron un libro sobre el tema.
El libro, prohibido por el gobierno en la actualidad, explica cómo soldados y traficantes del norte que trabajan en el sur de Sudán venden niños a mercaderes del norte.
Sudaneses del sur, desplazados y a menudo en la extrema pobreza debido a la guerra, también se involucran en la venta de sus hijos, añade el libro.
Los autores indicaron que los niños son obligados a trabajar en la agricultura y como esclavos domésticos, y a menudo revendidos a países árabes vecinos.
Acusaciones similares han sido hechas por la principal facción del SPLA, la cual es criticada por su propio reclutamiento de niños para servir como soldados. El SPLA afirma que unos 25.000 niños fueron capturados y vendidos a traficantes en el norte.
El movimiento rebelde afirma que la práctica se intensificó recientemente, como parte de un plan del gobierno islámico por reducir la población cristiana, mayoritaria en el sur, y lograr que más negros se sumen a la religión musulmana.
El país ha sido denunciado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otros grupos internacionales por sus violaciones de los derechos humanos.
En 1993, Amnistía Internacional acusó a Sudán de practicar la "limpieza étnica" en el sur, y el país figura entre los más citados por violaciones de los derechos humanos por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. (FIN/IPS/tra-en/nb/pm/lp/hd-ip/97