Los primeros exámenes no raciales de matriculación preuniversitaria fueron un éxito en Sudáfrica, con 10 por ciento de aprobación por encima de las pruebas de 1995 y sin muchos sobresaltos administrativos o logísticos.
La tasa nacional de aprobación fue de 52,2 por ciento en 1996, un progreso sustancial que provocó un suspiro de alivio en los educacionistas sudafricanos, que sin embargo son conscientes del desventajoso punto de partida de la mayoría de la población.
"Debemos aceptar que este es el punto en que se encuentra Sudáfrica -52,2 por ciento, que aún es comparativamente bajo- y toda la nación está desafiada a mejorar ese guarismo", comentó Blade Nzimande, presidente de la comisión parlamentaria que trata los temas educativos.
Los históricos exámenes finales de segundo nivel de 1996 fueron un acontecimiento observado muy de cerca por la opinión pública, interesada en conocer el nivel de aprobación de los alumnos que concluyen los estudios secundarios y aspiran a un ingreso en la educación universitaria.
Los educadores reconocen que los resultados vuelven a indicar la baja calidad de la enseñanza sudafricana.
No obstante, los primeros exámenes no raciales fueron relativamente exitosos en tres aspectos: la mayoría de los trabajos tuvieron un nivel aceptable, la comparecencia fue un éxito y las notas reflejaron en general un buen aprovechamiento por parte de los estudiantes.
Aunque hubo ciertas acusaciones de haberse filtrado exámenes y de una mala administración, el ministro de Educación, Sibusiso Bengu, informó la pasada semana a la prensa que la investigación de las denuncias condujo a identificar a unas cuantas personas, las que fueron procesadas.
Tal como se esperaba, las provincias mejor dotadas de instalaciones y profesores registraron tasas más altas de aprobación.
La provincia del Cabo Occidental registró 80 por ciento de aprobación, seguida del Cabo del Norte con 74 por ciento. La provincia del Noroeste alcanzó 69,4 por ciento y la turbulenta Kwazulu-Natal obtuvo 63,57 por ciento, mientras el promedio de la provincia de Gauteng fue de 57 por ciento.
Mpumalanga, o provincia Oriental, cercana a la frontera con Mozambique, logró 39 por ciento, mientras que la provincia del Norte llegó a 37 por ciento de aprobación.
Los estudiantes exhibieron sus marcas más altas en idiomas, pero el ministro Bengu resaltó que la mayoría de las provincias registraron una tasa de 40 por ciento de aprobación en ciencias y matemáticas.
Las asignaturas que recibieron tasas de aprobación inferiores a 40 por ciento en la mayor parte de las provincias fueron biología, geografía, historia, contabilidad y estudios bíblicos.
El dirigente sindical Saliem Hassan apuntó que los disímiles resultados ofrecidos por las provincias son consecuencia del contexto demográfico, que favorece a los estudiantes ajenos al antiguo Departamento de Educación y Formación, que en tiempos del apartheid tenía a su cargo la educación de los negros.
Los estudiantes de las zonas desfavorecidas carecen de instalaciones y equipos, tales como laboratorios científicos y computadoras, y de los suficientes profesores calificados en ciencias y matemáticas.
La Academia de Ciencia e Ingeniería de Sudáfrica (SEASA) comenzó a dictar clases de instrucción para ayudar a los alumnos desaventajados.
Creada hace un decenio, la SEASA ha obtenido tasas de aprobación para matriculación de hasta 91 por ciento, recibiendo fondos del sector privado para estudiantes promisorios.
El director de la Academia, Gordon Sibiya, dijo que la meta final de la institución es aumentar la cantidad de negros que estén en posesión de un título científico.
Otra herencia de la política educativa del apartheid fue es la disparidad entre las escuelas rurales y urbanas, lo cual quedó en evidencia por las tasas de aprobación, relativamente más bajas, exhibidas por las provincias predominantemente rurales.
El desmantelamiento de la burocracia improductiva enquistada en los 18 departamentos en que se dividía el sistema de educación del país ha sido una de las tareas prioritarias del gobierno que surgió de las elecciones democráticas de 1994.
Hasta 1995, cada uno de estos departamentos realizaba sus propios exámenes, que eran una versión a escala reducida de los que fueron organizados en 1996 por los Departamentos Provinciales de Educación.
La transformación del sistema educativo sobre bases de equidad y acceso democrático ha concitado a la vez apoyos y críticas coherentes, como señaló Judith Williams, experta en educación.
Un beneficio, según Williams, es que el programa ha producido la eliminación de ciertos privilegios que disfrutaban los favorecidos por la vieja Sudáfrica.
"El proceso de racionalización también levantó un coro de advertencias, de parte de los sectores conservadores, acerca del mantenimiento de los niveles de calidad, e incluso de la falta de capacidad para dirigir el proceso de exámenes", recordó Williams. (FIN/IPS/tra-en/jb/pm/arl/ed/97