Las autoridades de Ruanda detuvieron a más de 5.000 refugiados ruandeses que regresaron al país africano en los dos últimos meses de 1996, indicó hoy un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Los observadores de la Operación de Derechos Humanos en Ruanda precisaron que el número de detenidos hasta el 31 de diciembre se elevó a 5.460.
Los arrestados figuraban entre alrededor de un millón de ruandeses que retornaron desde noviembre último de los campamentos de Zaire y Tanzania, donde se habían refugiado cuando estallaron los sangrientos enfrentamientos de 1994 entre las poblaciones hutu y tutsi.
El organismo de la ONU especializado en derechos humanos consignó que sigue recibiendo informes de maltratos en los centros comunales de detención y durante los interrogatorios.
La misma fuente mencionó que existen casos de procedimientos de detención ilegales.
La misión del Alto Comisionado destacada en Ruanda juzgó favorablemente la realización de los primeros juicios por genocidio en las ciudades de Kibungo, Kigali y Byumba.
Sin embargo, expresó preocupación por los procedimientos en el tribunal de Kibungo y en especial por la ausencia de respeto de ciertas garantías de las personas acusadas, como el derecho a la defensa.
Un tribunal de primera instancia de Kibungo dictó el día 3 una sentencia a la pena capital contra dos acusados de genocidio.
Los condenados, Déogratias Bizimana, un asistente médico de 37 años, y Egide Gatanazi, un ex funcionario local de 43, pertenecen a la etnia hutu, considerada responsable de la matanza, entre abril y julio de 1994, de unas 500.000 personas de la población tutsi y de hutus moderados.
La portavoz de la ONU en Ginebra, Thérèse Gastaut, recordó que Ruanda es uno de los estados partes del Pacto Internacional sobre los Derechos Civiles y Políticos, que en su artículo 14-3 garantiza el derecho a la defensa.
Unos 90.000 hutus se encuentran encarcelados en Ruanda en espera de la iniciación de los juicios, estimaron fuentes de organizaciones de derechos humanos.
Los funcionarios del Alto Comisionado mostraron asimismo preocupación por el alto grado de tensión entre la población local y los refugiados que acaban de retornar a Kivungo.
Entre el 20 y el 26 de diciembre, dijo Gastaut, se recibieron informes de cinco distintos incidentes en los que perecieron siete personas.
El reporte precisó que 473.082 refugiados ingresaron al sureste de Ruanda entre el 14 y el 31 de diciembre, procedentes de Tanzania. Otros 555.000 habían cruzado la frontera desde Zaire desde noviembre.
La mayoría de los retornados, que provenían de ex campamentos de refugiados de Ngara y Karagwe, al noreste de Tanzania, era originaria de las prefecturas de Kibungo y Mutara.
En Kibungo se encuentran detenidos 2.243 retornados, mientras que en Mutara hay 676.
Para resolver el problema de alojamiento de los detenidos, las autoridades de Kibungo optaron por liberar a los presos acusados de delitos comunes.
El elevado número de detenciones entre los ruandeses procedentes de Tanzania se explica por el hecho de que los responsables de genocidio refugiados en ese país no consiguieron burlar la persecución y fueron constreñidos a regresar a Ruanda.
En cambio, los refugiados en Zaire aprovecharon la guerra civil de las últimas semanas en el vecino país para escabullirse.
Un informe simultáneo del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR) estimó este martes que se eleva a 1.300.000 el número de repatriados el año pasado a Ruanda.
Más de 480.000 regresaron a Ruanda procedentes de Tanzania y unos 719.000 retornaron de Zaire. Otras cantidades menores volvieron de sus refugios en Uganda y Burundi, dijo el ACNUR. (FIN/IPS/pc/dg/pr-hd/97