La organización indígena más importante de Ecuador se prepara a una confrontación con el gobierno, tras depurar sus filas, elegir nuevos dirigentes de claro perfil opositor y censurar la política económica oficial.
La Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) acordó en su congreso extraordinario, finalizado el viernes, "marcar distancias con el gobierno".
También resolvió lanzar una movilización general si la administración de Abdalá Bucaram no renuncia a su política de ajuste, expresada en el alaza de tarifas del transporte y de la energía eléctrica, electricidad, el aumento de un impuesto a la tierra y la eliminación parcial del susbsidio al gas de uso doméstico.
Los 350 representantes de las 10 etnias indígenas de Ecuador eligieron al líder amazónico Antonio Vargas como su presidente y expulsaron a los miembros que "mantienen compromisos con el gobierno".
Vargas había sido electo en un congreso anterior, celebrado en diciembre, pero la reunión fue anulada a causa de profundas diferencias entre los dirigentes de la región amazónica y de la sierra.
"Nunca hubo desacuerdo con la candidatura de Vargas. El problema fue que el gobierno quiso intervenir en otros cargos de elección y eso no lo podíamos permitir", explicó José María Cabascango, presidente saliente y líder del sector serrano.
Según la Conaie, los indígenas conforman 35 por ciento de la población de Ecuador, uno de los países con mayor presencia autóctona de América Latina.
Siete de los 10 pueblos indígenas representados en la Conaie, que acaba de celebrar 10 años de su fundación, pertenecen a la región amazónica. Se trata de los ashuar, cofane, huaorani, quichua, secoya, shuar y shion.
La unidad y fortaleza de los indígenas se manifestó en las elecciones nacionales de mayo, cuando integraron un frente político independiente, por primera vez en la historia democrática del país.
El movimiento indígena Nuevo País-Pachakutik logró ocho escaños en el parlamento unicameral de 75 miembros, y 71 cargos provinciales y locales, convirtiéndose en la cuarta fuerza electoral.
La división de la Conaie entre representantes de la sierra y la Amazonia se trasladó al campo electoral en la segunda ronda de votación, donde la población eligiría al presidente de la República.
Rafael Pandam y Valerio Grefa, dos dirigentes amazónicos con larga trayectoria política, se pronunciaron en respaldo de Bucaram, desobedeciendo la resolución de la Conaie de mantenerse al margen de la definición de la lucha por la Presidencia.
Bucaram, investido presidente en agosto, creó el Ministerio Etnico y Cultural, a cuyo frente puso a Pandam. Grefa fue designado viceministro, pero poco después presentó renuncia.
"Ese fue el primer intento de Bucaram por controlar al sector indígena, que demostró su fuerza política en las elecciones", dijo entonces Miguel Lluco, diputado de Pachakutik.
"La Conaie y sus organizaciones de base desconocen al Ministerio Etnico y Cultural, pues sólo busca intervenir en la organización interna del sector indígena", afirmó Nina Pacari, dirigente de la Confederación.
Pero otros dirigentes y analistas políticos creen que el golpe al movimiento indígena ya estaba dado. Bucaram había logrado disminuir la fuerza de la Conaie y de Pachakutik, bajo la antigua fórmula de divide y vencerás.
Con la ratificación de Vargas como presidente y la resolución de separar a Grafa, Pandam y otros dirigentes, "demostramos que nuestro movimiento continúa vigente por la vía democrática", declaró Cabascango.
"Hemos dejado a un lado las divisiones entre los sectores de la sierra y la Amazonia y confirmamos nuestra independencia", agregó. (FIN/IPS/mg/ff/pr/97
