Dos barrenderos de México cumplieron más de tres meses de ayuno frente a un edificio público en la capital sin que sus demandas fueran atendidas y hoy corren riesgo de muerte.
Hace un mes nadie se ocupaba de ellos, pero ahora, cuando puden perder la vida, hasta el presidente Ernesto Zedillo interviene.
Jorge Magaña y Venancio Jiménez, quienes este miércoles cumplieron 93 días sin comer, forman parte de un grupo de 336 trabajadores de limpieza del estado de Tabasco depedidos en 1995 e incluso encausados ante los jueces por negarse a trabajar ocasionalmente en casas de funcionarios.
El ayuno, al que se sumaron hace 45 días otros cinco trabajadores, es sólo parte de las expresiones de protesta de los despedidos. Marchar llevando ataúdes, extraerse sangre para lanzarla contra edificios públicos y desnudarse en el salón principal del Congreso son otras de sus manifestaciones.
Este miércoles un grupo de trabajadores de Tabasco liderados por dirigentes de la oposición se enfrentaron en una batalla campal contra miembros de seguridad del Congreso, donde acudieron a presentar sus demandas. El choque dejó dos heridos.
Médicos y grupos humanitarios advirtieron que Magañay Jiménez están en situación crítica y podrían morir. Aunque terminen su protesta, el largo ayuno ya dejó marcas en su salud, como fallas en riñones, hígado e incluso en el cerebro, afirmaron.
Ubicados en una casa de campaña frente a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, cerca de una avenida de alta velocidad, los ayunantes recibieron los últimos días visitas y muestras de solidaridad de dirigentes de los partidos de oposición.
Magaña y Jiménez, quienes presentan una presión arterial de 55/38, cuando lo normal es 120/80, están en situación de extrema gravedad, por lo que se recomienda su urgente hospitalización, dijo el médico Gabriel Mendoza.
El ex patrón de los despedidos, el gobierno de Tabasco que preside Roberto Madrazo, del gobernante Partido Revolucionario Institucional, acusado de llegar al cargo por un fraude electoral, se niega a recontratar a los trabajadores y a suspender las órdenes de detención dictadas en su contra.
Por gestiones del presidente Zedillo, a quien la oposición pidió intervenir con urgencia para evitar la muerte de los huelguistas, se iniciaron diálogos entre los trabajadores y el gobierno de Tabasco, pero su avance es considerado mínimo por los despedidos.
"La delicada iniciativa política en que se aventuraron puede tener una conclusión mortal. Antes de que ello ocurra se exhorta a los ayunantes a que desistan y pongan a salvo su existencia, más valiosa ahora que nunca por que al exponerla la convirtieron en símbolo de lucha', dijo el analista Miguel Granados.
Con voz apenas audible y una coherencia mental que los médicos consideran sorprendente para los días de ayuno, Jiménez señaló que está dispueto a morir si no atienden sus demandas.
Para el ex candidato presidencial del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD) Cuauhtémoc Cárdenas, el principal responsable de la falta de solución al problema de los barrenderos es Zedillo, "porque el gobernador Madrazo y los demás funcionarios de Tabasco están sometidos a sus órdenes".
Diputados del PRD advirtieron que si el gobierno no atiende el conflicto iniciarán una huelga de hambre.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos exhortó a las partes a lograr un acuerdo, pues la vida "como el bien más preciado debe anteponerse ante cualquier consideración de carácter político, ideológico, laboral o de otra índole".
Los ayunantes denunciaron que en varias ocasiones personal de los Servicios de Salud del Distrito Federal han intentado forzarlos a ir a un hospital.
"Nos negamos, nos resisitimos, seguiremos hasta las últimas consecuencias", declaró Luis Montero, vocero del campamento donde se realiza el ayuno.
Organizaciones humanitarias y religiosas enviaron los últimos días cartas al presidente Zedillo pidiéndole solucionar el conflicto y evitar la muerte de los trabajadores. (FIN/IPS/dc/dg/ip-hd/97)
