MERCOSUR: Automóviles allanan y obstruyen camino de integración

Los mismos automóviles que ayudaron a impulsar el Mercado Común del Sur (Mercosur) con acuerdos pioneros de complementación productiva entre plantas de montaje de Argentina y Brasil obstruyen ahora la integración.

Los gobiernos de ambos países intentan a partir de este lunes en Brasilia superar conflictos de intereses en ese sector, palanca y símbolo de los anhelos de industrialización. Un chorro de inversiones automotrices en el Mercosur incita disputas y perturba el proceso.

Una legislación brasileña adoptada hace un mes y que concede muevos subsidios para atraer a las compañías automotrices a las regiones más pobres del país reavivó la divergencia estallada en junio de 1995, cuando Brasil estableció cuotas de importación de vehículos y las reglas de su régimen industrial.

Compensaciones comerciales sortearon la crisis en 1995, pero la reincidencia brasileña llevó el presidente de Argentina, Carlos Menem, a reclamar compensaciones y amenazar con represalias.

Es lo que se empieza a discutir el lunes en Brasilia. Pero las negociaciones tienden a prolongarse, ya que los argentinos señalan desde la cumbre celebrada en diciembre en Fortaleza que el problema es más amplio, pues se trata, al menos, de armonizar las políticas públicas que interfieren en la competencia.

Con el libre comercio, Argentina y otros socios del Mercosur se vieron arrastrados a la violenta "guerra fiscal" que vienen entablando estados y municipios de Brasil, a través de concesiones de ventajas cada día mayores para atraer inversiones, especialmente industrias, a su territorio.

Terrenos gratuitos o casi, exenciones fiscales, infraestructura completa, capacitación de mano de obra y asociación de gobiernos provinciales con aporte de capital son algunas ventajas con que se procura seducir a las plantas de montaje.

La coreana Asia Motors decidió instalar su primera planta en Brasil, para lo cual eligió al estado de Bahia en función de los incentivos adicionales ofrecidos ahora a las plantas de montaje en el noreste del país.

Además de los estímulos de las reglas nacionales, el gobierno del estado de Bahia acaba de aprobar un programa de oncentivo al comercio exterior, que financiará hasta ocho por ciento de las importaciones de plantas de montaje e industrias de autopartes, por 15 años con cinco gracia e intereses de solo uno por ciento.

Es de esperar que otros estados disputen otras industrias con ofertas similares, lo que agrava el temor argentino de perder inversiones ya anunciadas para el país en los próximos años y que podrían desviarse a Brasil.

Los datos conocidos indican que a Argentina se destina una suma poco inferior a 19.000 millones de dólares que, según el Ministerio de Industria y Comercio, la industria automotriz aportará al Brasil hasta el fin del siglo.

El Ministerio justifica los incentivos adicionales para las regiones noreste, norte y centro-oeste de Brasil como un mecanismo más de corrección de desigualdades que dejaban en desventaja a estas zonas más pobres.

Este tipo de medidas están previstas en las reglas de la Organización Mundial de Comercio, argumenta el gobierno.

Las plantas de montaje de vehículos son sinónimo de industrialización en Brasil.

El país vive una segunda onda de expansión en el sector tras la registrada a fines de la década del 50, cuando las compañías Volkswagen, General Motors y Ford se instalaron para monopolizar el mercado brasileño y operar como un centro diseminador de industrias en Sao Paulo.

El año pasado las plantas de montaje produjeron más de 1,8 millones de vehículos, el doble que cuatro años antes. Las cuatro que dominan el mercado, incluyendo la Fiat que llegó al país hace 20 años, facturan más de 20.000 millones de dólares al año.

Como uno de los mercados de mayor crecimiento y de futuro prometedor, por la pequeña cantidad de automóviles en relación con la población, Brasil atrae naturalmente las compañías de países donde la expansión ya es apenas vegetativa.

El Mercosur, que no tiene ninguna compañía automotriz propia, amplió los atractivos y las alternativas de ubicación. No es necesario estar en Brasil para disputar su mercado.

Argentina se convirtió en la principal exportadora de automóviles hacia Brasil, con un crecimiento de 145 por ciento el año pasado. Fueron 103.000 unidades o 46 por ciento del total importado, según la asociación de importadores brasileños de vehículos.

Esto es lo que permite a Argentina un superávit comercial respecto de Brasil, sin limitarse a la venta de productos primarios, como trigo y petróleo. Y facilita un entendimiento, a pesa de las quejas contra decisiones unilaterales brasileñas.

El nuevo roce confirma que la tensión entre los dos países será permanente y exigirá siempre negociaciones entre los dos socios que aún tratan de desarrollarse en base a viejas industrias. (FIN/IPS/mo/mj/if/96

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