ECUADOR: Bucaram invade también el fútbol

El presidente de Ecuador, Abdalá Bucaram, dirigirá a partir de hoy uno de los equipos de fútbol más populares del país, lo que le ha valido severas críticas de la oposición y de los seguidores del club.

Bucaram, quien fue el único candidato a ejercer esta función, presidirá el directorio del Barcelona Sporting Club, una de las organizaciones deportivas de mayor tradición en Ecuador, fundada hace 77 años en la ciudad portuaria de Guayaquil, la capital económica de este país andino.

El mandatario estará acompañado de otros funcionarios, como Alfredo Adum, ministro de Energía, Eduardo Azar, presidente del Banco del Estado, y el asesor de la presidencia Roberto Isaías.

Días antes de asumir sus nuevas funciones, Bucaram dijo que aspira a que el Barcelona llegue a conseguir el campeonato nacional y la Copa Libertadores de América. "Si es necesario pediré al director técnico del equipo que me incluya en la alineación", comentó.

Según analistas locales, la decisión del primer mandatario se incluye en su estrategia para aumentar su popularidad, que en el último mes habría disminuído debido al anuncio de un paquete de medidas económicas que desató una cadena de marchas de protesta en todo el país.

"Bucaram siempre irá en busca del protagonismo", afirmó Luis Macas, dirigente del bloque parlamentario indígena. "Canta, baila, juega al fútbol, graba discos siendo el presidente de Ecuador. ¿Por qué no dirigir un equipo para aumentar su popularidad venida a menos?".

"Es parte del show. El presidente está incursionando en una actividad privada que es incompatible con la presidencia y por desgracia la Constitución no establece impedimentos para que lo haga", sostuvo a su vez el comentarista político Milton Alva.

Otros manifiestan su preocupación por el destino de este deporte.

"Será muy difícil que con este tipo de gobierno exista un árbitro que dirija un partido de fútbol sin presiones e imparcialmente cuando juegue el equipo del presidente", consideró el analista económico Javier Zavala.

En realidad, resulta difícil deslindar la historia de éste y otros equipos de fútbol de la historia de la política nacional, ya que en Ecuador los campos de juego han sido fértiles para la práctica partidista.

El Barcelona, el equipo más popular del país, surgió en el barrio del Astillero de Guayaquil (ciudad natal de Bucaram) bajo el apoyo financiero de emigrantes catalanes (de ahí su nombre).

En 1960 obtuvo su primer título nacional, al que se le suman otros 11 y, como ningún otro equipo ecuatoriano ha participado en 17 ocasiones en la Copa Libertadores, la más importante del continente.

"Soy barcelonista desde que nací y sé que esta actividad requiere de tanta dedicación como la de dirigir a un país", afirmó Bucaram.

Hasta la llegada del presidente de Ecuador, en la directiva del Barcelona se mantenían miembros importantes del derechista Partido Social Cristiano (PSC), tradicional rival del Roldosista Ecuatoriano, que lidera Bucaram.

Un ejemplo es Isidro Romero, presidente saliente del Barcelona, quien pasó a ser diputado por el PCS tras darse a conocer como máximo dirigente del equipo, y Jaime Nebot, presidente vitalicio del club que disputara la jefatura del Estado con Bucaram en las elecciones de mayo último.

En días pasados Nebot presentó una demanda por injurias contra Bucaram ante la Corte Suprema de Justicia luego que el primer mandatario lo acusara de haber etido irregularidades en su gestión como gobernador de la provincia de Guayas (donde se encuentra Guayaquil).

Otro caso de política y fútbol es el del equipo capitalino Liga Deportiva Universitaria (LUD). Su fundador y principal accionista es el ex alcalde de Quito Rodrigo Paz, candidato a la presidencia en las pasadas elecciones por la democracia popular.

La LUD y el Barcelona representan la vieja rivalidad entre quiteños y guayaquileños (serranos contra costeños), que se manifiesta tanto en el deporte como en la política y sus enfrentamientos en el terreno de juego constituyen los "clásicos" del fútbol local.

"Barcelona siempre ha servido como plataforma de poder", apuntó Zavala, "pero para un presidente de la República no sirve de peldaño político. Este es un juguete más de los tantos que busca el presidente", concluyó el analista. (FIN/IPS/mg/dg/ip-sp/97

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