La Unión Europea (UE) no interrumpirá la ayuda humanitaria a la población de Birmania, pese al enfriamiento de sus relaciones con el gobierno militar de esa nación asiática, aseguraron fuentes oficiales del bloque continental.
La represión lanzada por el régimen militar de Rangún contra opositores políticos y minorías étnicas, así como la denunciada violencia y opresión sistemática contra los trabajadores, causaron una virtual ruptura de vínculos de la UE con Birmania.
La comisaria para asuntos humanitarios de la UE, Emma Bonino, viajó en julio a Birmania para apreciar la situación sobre el terreno y recibió un pedido especial de Aung San Suu Kyi, principal líder de la oposición y Premio Nobel de la Paz de 1991, para que no cesara la asistencia.
Suu Kyi, hija del héroe anticolonialista Aung San y jefa de la Liga Nacional para la Democracia (NLD), fue condenada en 1989 a detención domiciliario y se convirtió en uno de los prisioneros políticos más famosos del mundo.
Suu Kyi había encabezado el movimiento democrático en el país, pero las masivas protestas resultaron sofocadas por la sangrienta represión oficial. Todos los partidos políticos fueron disueltos, aunque la oposición se reforzó con un acuerdo entre estudiantes, monjes budistas y algunas minorías nacionales.
Finalmente, fue puesta en libertad hace un año y, desde entonces, además intensificar la acción política, la dirigente ha tratado por todos los medios de aliviar la situación de las víctimas de la persecución.
Bonino prometió que la ayuda de la UE, consistente especialmente en proyectos destinados a miles de personas desplazadas que se disponen a regresar a Birmania y están acampadas precariamente en zonas vecinas a la frontera tailandesa, no se interrumpirá.
En marzo de 1992, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) había denunciado las masacres perpetradas por el gobierno birmano contra grupos étnicos, que debieron huir a países vecinos como Bangladesh y Tailandia.
Pero en 1996, la junta militar autodenominada Consejo Estatal de Restauración de la Ley y el Orden pactó sendas treguas con varios grupos armados, presionada por grupos humanitarios y el aislamiento internacional, y para no trabar el ingreso del país a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
El último acuerdo fue con el llamado Ejército Mon, brazo armado de la etnia homónima, a raíz del cual 105.000 desplazados iniciaron un masivo retorno a sus lugares de orígen.
"Queremos involucrarnos más en el país y hemos enviado a dos expertos para que hagan una evaluación e identifiquen proyectos posibles", declaró Ubaldo Lorenzini, responsable para Birmania de la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO).
Lorenzini explicó que "sólo podemos financiar la ayuda por parte de agencias extranjeras, porque las organizaciones no gubernamentales (ONG) locales fueron infiltradas por el gobierno. Nuestro principal objetivo es que la asistencia llegue a quienes está destinada y no a las autoridades locales".
"Ya hemos dado bastantes fondos a determinadas ONG, como Ayuda Médica Internacional, de Francia, Dutch International Aid, de Holanda, Malteser Hilfsdienst, de Alemania, y Médicos Sin Fronteras, de Francia, que asisten a los refugiados en los campos", agregó.
"Tratamos de beneficiar a todos los grupos étnicos", acotó. Entre los 45,2 millones de habitantes del país, figuran los shan, que constituyen nueve por ciento de la población, los karen, 7,1 por ciento, los rakhine, 4,2, y los mon, 2,2 por ciento, además de un tres por ciento de indios, tres de chinos y cinco de otros grupos.
Según Lorenzini, ECHO otorgó 2,22 millones de ecus (1,23 dólar por unidad) en 1996 y en diciembre último, 1,5 millones, para financiar planes de acción este año.
"El primer aporte en 1997 fue de 300.000 ecus para la región de los Rakhine, que permitirá mejorar la situación sanitaria y disponer de pozos de agua potable", informó.
"En las ciudadelas de Kyautow, Myauk y Mymsia viven hacinadas 85.000 personas que carecen de servicios esenciales como agua corriente, luz, desagues y dispensarios médicos", explicó el funcionario.
"Se trata de un proyecto difícil, pero pretendemos trabajar para toda la gente", dijo telefónicamente desde París la experta Florence Diaunis, de Acción Contra el Hambre (ACF-Francia), la ONG encargada de ejecutar la tarea en la región Rakhine.
ACF-Francia es la primera agencia humanitaria que este año comienza a actuar en territorio birmano, ya que en 1996, la ayuda se desarrolló en zonas fronterizas a las cuales solo se podía llegar desde Tailandia.
Lorenzini señaló que ECHO tambien decidió abrir una oficina en Chiang Mai, Tailandia, para ejercer una supervisión sobre el terreno de la asistencia tanto en la frontera como en Birmania.
Otra de las iniciativas en estudio es un programa de prevención contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y otras enfermedades infecciosas, según Marie Pierre Allie, de MSF- Francia.
Karin Ruythooren, una experta belga que recientemente viajó por Tailandia y Birmania encubierta como turista, "aunque sabía que arriesgaba la cárcel", señaló que, si bien el producto interno bruto de Birmania aumentó casi siete por ciento en 1996, "cada vez hay más pobres" en ese país.
Agregó que a la miseria de la mayoría de la población deben sumarse las secuelas de la drogadicción que, si bien no hay estadísticas independientes, crece vertiginosamente.
Birmania es el mayor productor ilegal de opio del mundo. En 1994 totalizó 2.030 toneladas, aunque en ese período registró una baja de 21 por ciento, debido a una sequía regional. La producción de opio se duplicó tras el derrumbe de un plan antinarcóticos de la junta militar.
"Creo que los gobiernos no deberían poner tanto énfasis en el tema de derechos humanos, y no restar su apoyo a la población birmana, que no es culpable de la dictadura ni de los males que ésta produjo. Pienso que la reacción de Emma Bonino al pedido de Suu Kyi es un buen ejemplo", dijo Ruythooren. (FIN/IPS/ego/ff/dv hd/97
