AMERICA LATINA: Una juventud sin rebeldía y con amor propio

Nacieron en la década perdida y crecieron con la última oleada democrática. Confían en sí mismos pese a que el futuro no les promete el paraíso. Rechazan la política y reflejan las desilusiones de los adultos. Son los jóvenes latinoamericanos del 2000.

La generación de sus padres había pasado a la historia como la juventud idealista de los 70 que quería una sociedad justa y participaba para su transformación. Sin embargo, los expertos señalan que no hay un cambio de valores sino que los jóvenes expresan sin prejuicios una desilusión social generalizada.

"No está creciendo una juventud con valores propios, las diferencias entre jóvenes y adultos no son significativas. Los jóvenes están reflejando los valores generales de la sociedad", dice un estudio de la empresa Demoskopía realizado en Argentina.

La solidaridad, valor primordial de la juventud setentista, sufrió los embates de las dictaduras latinoamericanas. Con la democracia llegó el neoliberalismo y ahora -sobre todo entre los más ricos-, el valor por excelencia es la competencia.

La brecha entre los que tienen mayores recursos económicos y los más pobres crecerá para el 2000. Aislados de los problemas sociales, los hijos de los ricos se educan en instituciones privadas y viven en barrios protegidos. Entretanto, la tasa de deserción escolar aumenta en los sectores pobres.

En Colombia y Brasil, los jóvenes pobres están cada vez más expuestos a morir a causa del narcotráfico. En Bogotá mueren violentamente 26 jóvenes por día. En Brasil, muchos participan del crimen como ejecutores. En los últimos tres años hubo casi 300 asesinatos cometidos por adolescentes.

Adolescentes y jóvenes de clase media pierden cada día la fe en el progreso que había impulsado a padres y abuelos. "¿Para qué voy a terminar la escuela, para ser como vos (tú)?", era la pregunta de un adolescente a su padre citada en el libro "Sin Trabajo", publicado en Argentina con apoyo de Naciones Unidas.

El modelo neoliberal está en la base del marcado individualismo de muchos jóvenes, señaló el psicólogo colombiano Jorge Alba. En Brasil, los hijos del neoliberalismo "parecen de 35 años: no quieren cambiar el mundo, no se rebelan y son egoístas".

Sin embargo, para Demoskopía, "la tendencia indiviudalista no obedece a una actitud personal sino a la desilusión con el entorno". Los jóvenes creen que la mayoría de la gente "sólo se preocupa por sí misma".

"Nosotros no creemos en política", sentencia Rocío, de 14 años, refiriéndose a ella y a sus amigos como una única entidad. "La gente honesta no está en política, el que quiere hacer política es porque es corrupto", asegura durante su breve diálogo con IPS.

No obstante su escepticismo, Rocío y sus amigos hacen una distinción entre estar informado y asumir un compromiso político. "Entre nosotros hablamos de los problemas del país, del desempleo, los jubilados, pero la política…no nos interesa para nada".

En su escuela, se organizan para "conseguir cosas concretas", reivindicaciones directamente vinculadas a su quehacer. Las organizaciones estudiantiles no discuten proyectos de país. Rocío es argentina, pero podría haber sido mexicana, chilena o colombiana.

Según una encuesta realizada por el diario "Reforma" de México, allí los jóvenes creen que la principal cualidad que se requiere para ser presidente es "ser corrupto".

En Colombia 60 por ciento de los jóvenes no se siente representado por los políticos, según reveló hace pocos días una encuesta de la edición local del semanario español "Cambio 16".

En Chile, una investigación de la Universidad de Santiago reveló la misma desesperanza.

"Aquí sólo triunfan los 'apitutados' (recomendados) y los de buena familia, a los políticos sólo les interesan los jóvenes para ganar el poder, por eso, no estamos ni ahí con la política", aseguró Alejandra, una chilena de 14 años.

En la escuela de Rocío, de la que muchos jóvenes setentistas fueron secuestrados por la dictudura, actualmente los extremismos son minoría. Apenas nueve por ciento de los jóvenes de este país se definen como de ultrasizquierda o ultraderecha.

Pero junto a este rechazo por los temas del Estado -compartido por los adultos- los jóvenes manifiestan gran autoconfianza y eso los distingue de la generación anterior.

En Brasil, 85 por ciento de los adolescentes cree que "triunfar en la vida depende de cada uno". En Argentina, entre las características que los jóvenes se atribuyen a sí mismos se destacan la confianza en el éxito personal y en alcanzar las propias metas.

En México, 88 por ciento de los jóvenes se siente "mucho" o "algo" triunfador y 82 por ciento cree que lo que hacen tiene para los demás "mucha" o "alguna" importancia, según la consulta del diario "Reforma".

La agencia de publicidad de Estados Unidos DMByB, en una encuesta a adolescentes -"Nuevo estudio mundial de la juventud"- señaló este mes que la actitud definitoria de la nueva generación es "depende de mí mísmo conseguir lo que quiero".

Los jóvenes argentinos de fin de siglo se identifican más con personas que transmiten alegría de vivir que con los que tienen sensibilidad social (al revés que los adultos), y le dan más valor a ser honesto y sincero que a ser solidario. Unos y otros quieren "ser felices" y "formar una familia".

En la pareja, los más jóvenes son más proclives que los adultos a ser fieles, aunque se mantiene una distinción de género. Entre las adolescentes, 32 por ciento cree que ser fiel es un valor, mientras que sólo 16 por ciento de varones piensa lo mismo.

El repliegue hacia la familia y su sobrevaloración se relacionan con la inseguridad sobre el futuro. Jóvenes y adultos sospechan que en el 2000 habrá menos equidad y progreso, una perspectiva que alienta el individualismo y el consumismo.

En Argentina, 66 por ciento de los jóvenes estudia "para tener mejores posibilidades de trabajo". Rocío lo explica así: "Saber inglés no es una ventaja, pero no saberlo es una desventaja".

El desempleo juvenil empuja a estudiantes chilenos a mendigar en estaciones de metro y trenes para gastos de diversión y vicios varios. En Argentina, una estadística oficial reveló que 47 por ciento de los que tienen entre 15 y 19 años buscan trabajo y no lo consiguen.

Recibir una educación que les permita prepararse a la realidad es una de sus principales demandas. Pero obtener un buen empleo es, por lejos, la primera preocupación para 76 por ciento de los latinoamericanos que no quieren quedar fuera del sistema en el próximo milenio, aunque muchos no puedan evitarlo. (FIN/IPS/mv/dg/pr/97)

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