"Soy una madre que ha subido a interrumpir tu viaje en este vehículo para llevar un pan para sus hijos. No me des la espalda ni me mires con desprecio cuando pase a ofrecerte estos caramelos de menta a diez céntimos…"
Micaela, limeña de 32 años, que vende mercadería en el servicio de transporte, representa un caso extremo de trabajo informal: trabaja por cuenta propia, ocupación que con algunos matices se repite a lo largo de diversos países de América Latina y el Caribe.
Micaela tiene tres hijos, su esposo es obrero de construcción y pasa largas temporadas sin empleo. Vendiendo caramelos obtiene un promedio de 58 dólares al mes, una suma ridícula.
Los ingresos precarios son una de las características del empleo informal. De acuerdo a diversos estudios, las remuneraciones percibidas por este sector están por debajo de la mitad de las obtenidas por obreros y empleados formales, quienes además trabajan menos horas.
"Los trabajadores informales compensan el bajo nivel de productividad y de ingreso trabajando mayor cantidad de horas a la semana", afirma la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En promedio, los informales de Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, México, Panamá y Perú trabajan entre 10 y 15 por ciento horas más que sus colegas de la actividad formal, señala el informe anual del organismo internacional.
Según el documento, ello afecta la equidad -al aumentar la desigualdad en la distribución del ingreso-, atenta contra la calidad de vida de los informales en comparación al resto de ocupados y los obliga a la adopción de estrategias de sobrevivencia.
Esas estrategias se traducen en la incorporación de más mujeres en trabajos precarios y en la inserción prematura de los jóvenes al mercado laboral, indica la OIT.
El aumento de la informalidad reduce la productividad media nacional al concentrarse en actividades de bajo rendimiento, afectando en consecuencia los esfuerzos para aumentar la competitividad, precisa el informe.
Sin embargo, reconoce que el aumento de la informalidad contribuye a aliviar la pobreza al aumentar la tasa de ocupación en los hogares pobres y representa la mayor fuente de empleo de la región: el 56 por ciento de los ocupados latinoamericanos pertenece a este sector.
Su crecimiento es meteórico: 84 de cada cien nuevos empleos creados en América Latina desde 1990 corresponden al sector informal, lo cual no hace sino confirmar la tendencia de la década, de que los empleos de mala calidad son los que más crecen.
De acuerdo al estudio de la OIT, la fuente de empleo informal que más se ha acrecentado en la región es la microempresa, que en la actualidad representa 22,5 por ciento del empleo total, frente a 20,2 al comenzar la década.
Las microempresas informales han crecido en la mayoría de los países de la región: Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Honduras, México, Perú y Venezuela.
Otro sector que va en aumento es el de los trabajadores informales por cuenta propia, especialmente en Paraguay y Uruguay. Actualmente representa 26,5 por ciento del total de ocupados de la región, dos puntos porcentuales más que en 1990.
También el servicio doméstico experimentó un incremento, básicamente en Brasil y Panamá, y ahora concentra 7,1 por ciento del total de ocupados, contra 6,7 en 1990.
En promedio, el empleo informal creció a un ritmo de 4,5 por ciento anual en los ultimos seis años.
Venezuela ocupa el primer lugar en la escala de crecimiento, con ocho por ciento, en tanto experimenta una contracción de los salarios industrial y mínimo.
En Panamá y Paraguay también ha habido un crecimiento importante del sector, de 7,7 y 7,2 por ciento respectivamente. Otros países de crecimiento significativo han sido Bolivia (6,4 por ciento), Honduras (5,9), Ecuador (5,4) y Costa Rica (5,1 por ciento).
Por el contrario, los países con menor aumento del sector informal fueron Colombia (3,8 por ciento), Argentina (3,4) y Uruguay (2,3 por ciento).
Para la OIT, en Brasil, Panamá y Paraguay el aumento de la informalidad se debió especialmente a la expansión del empleo en los estratos de más baja productividad de la estructura ocupacional, lo que explica el crecimiento de los trabajadores informales por cuenta propia y del servicio doméstico. (FIN/IPS/zp/dg/pr-lb-if/97