/RETICION/AMERICA LATINA: Crece la economía y también la deuda social //Balance y Perspectivas//

Hace una década, los profetas del neoliberalismo aseguraban que para erradicar la pobreza en América Latina hacía falta combatir la inflación, abrir la economía y promover el crecimiento.

Los requisitos se cumplieron, pero los indicadores sociales siguen dando negativo y lograr una mayor equidad aparece como uno de los mayores desafíos para 1997.

Por eso, las recomendaciones de muchos de los que promovían la difusión de las recetas liberales en sus distintas versiones apuntan ahora a neutralizar el déficit social, acosados por el temor de que se convierta en una amenaza para el propio modelo de libre mercado.

Vito Tanzi, experto en temas tributarios del Fondo Monetario Internacional, advirtió este año sobre "el riesgo de que los costos sociales (del ajuste) en Argentina comprometan los avances macroeconómicos" logrados en los últimos años.

El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, señaló que América Latina es una de las regiones donde más crece la inequidad y advirtió que ese desarrollo desigual impide superar un techo de crecimiento de cuatro por ciento, por falta de mercado para la producción.

Según el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), este año el producto interno bruto creció 3,5 por ciento en la región y la tasa de inflación fue de sólo 20 por ciento en el marco de un modelo de apertura comercial, repliegue del Estado, disciplina fiscal y privatizaciones.

Venezuela será el único país con un índice negativo, de -1,5 por ciento. Argentina y México, que habían retrocedido en 1995, recuperaron el crecimiento en 3,5 y 4,5 respectivamente, y la persistente inflación de Brasil bajó este año a un dígito.

Sin embargo, las mejoras macroeconómicas no derivaron en un mayor bienestar social sino al contrario. En muchos países de la región, la inseguridad alimentaria, la inequidad social, el trabajo infantil y el desempleo tuvieron una evolución desfavorable pese a la recuperación económica.

Bolivia, que creció cuatro por ciento este año con una tasa de inflación menor de 10 por ciento, sigue siendo uno de los países de más alta mortalidad infantil, superado solo por Haití, Guatemala, Honduras y Ecuador.

La pobreza, que afectaba a 41 por ciento de la población latinoamericana en 1980 perjudica en la década actual a 47 por ciento.

Los pobres no desaparecieron con el modelo económico sino que continuaron creciendo y ahora son una amenaza.

"La pobreza compromete el modelo de ajuste en América Latina", advirtió Marta Maurás, directora regional del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), preocupada por el creciente trabajo infantil y el aumento de la deserción escolar, un doble fenómeno relacionado con el desempleo de los adultos.

El informe anual de la Organización Internacional del Trabajo señala que la desocupación en América Latina ronda ocho por ciento y CEPAL advierte que aumentó de 7,3 a 7,7 por ciento.

En tanto, la brecha entre ricos y pobres lejos de diluírse se acentúa, con la casi única excepción de Uruguay.

Hay casos graves como el de Argentina, que con una tasa de crecimiento estimada en casi cuatro por ciento para 1996, y la inflación derrotada -menos de uno por ciento este año- el desempleo se ubica en 17,3 por ciento, a lo que se suman los subocupados, que alcanzan a 13,8 por ciento.

En los últimos dos años, el número de hogares pobres creció 55 por ciento y el de indigentes se duplicó.

La cantidad de niños que se alimenta en comedores católicos pasó de 50.000 a 400.000, los sin techo de 2.400 a 10.200 y la distribución del ingreso recuperó la tendencia regresiva que parecía haber perdido en 1994.

"La mitad del crecimiento previsto para 1997 -cinco por ciento o más- quedará en el 20 por ciento más rico de la población", advirtió la consultora Débora Di Giorgi, en un informe a empresas dedicadas a la producción y venta de bienes de consumo masivo.

Desde la crisis mexicana de 1994, los que menos ganan cedieron a los más ricos una parte de su ya magra porción del ingreso.

En la provincia de Buenos Aires, donde se pierden casi 15.000 empleos al mes, la distribución de este año fue la más regresiva de las últimas dos décadas. El 20 por ciento más rico gana 22 veces más que el 20 por ciento más pobre.

En Brasil, esa misma franja de los más ricos gana 24 veces más que los más pobres.

Sólo Chile, Costa Rica y Uruguay lograron un mayor equilibrio, pero aún distan de alcanzar las relaciones de igualdad de Japón, donde los más ricos ganan sólo tres veces más que los más pobres.

Para 1997, los economistas advierten que uno de los mayores desafíos será el de lograr una mayor equidad. Pero para ello hace falta romper el círculo vicioso de desempleo, pobreza, caída del consumo y retroceso en los índicadores de crecimiento.

Hasta el momento, el esperado derrame de la economía no se ha producido. (FIN/IPS/mv/ag/if/96

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe