ONU: Un futuro de finanzas enjutas y rostro mezquino

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) tendrá un aspecto más enjuto, y tal vez más mezquino, en algún momento del año entrante, si los 185 Estados miembros apoyan algunas de las ideas puestas sobre la mesa.

Las propuestas incluyen cosas tan variadas como el achicamiento del personal de la Secretaría, recortes en las conferencias y reuniones, y una reducción de las cantidades de papel que el organismo consume cada día.

"Confío en que el proceso de reforma estará en marcha el año próximo", predijo el representante permanente de Malasia y actual presidente de la Asamblea General, Razali Ismail.

Malasia acaba de reclamar que se adopte un nuevo sistema para elegir al secretario general, de forma que el Consejo de Seguridad y la Asamblea General seleccionen efectivamente al candidato más competente.

Razali se refirió al tema pocos días después de concluir en la ONU la elección del ghanés Kofi Annan para sustituir el 1 de enero al egipcio Boutros Boutros-Ghali como titular de la Secretaría General.

Razali recordó que los cinco grupos de trabajo nombrados por la ONU para estudiar su reforma comenzarán la tarea a principios de 1997 discutiendo la modificación del Consejo de Seguridad, la reestructuración de la Secretaría y las medidas para enfrentar la crisis financiera.

Como parte de los cambios, Malasia pugna porque se limite la actuación del secretario general a un mandato como forma de mantenerle ajeno a la manipulación de las grandes potencias.

En el frente financiero, Razali informó recientemente a las delegaciones permanentes que, desde que asumió la Presidencia de la Asamblea General en septiembre pasado, consiguió ahorrar 410.000 dólares por el simple arbitrio de reducir el número de reuniones.

La Junta de Eficiencia de la ONU expresó en un informe emitido en septiembre que si se retrasara 10 minutos la apertura de cada reunión que se celebra en Nueva York, ello costaría 875.000 dólares al año en gasto inútil, sólo por el pago de los intérpretes en sus cabinas.

Una de las propuestas presentadas al Grupo de Trabajo de Finanzas es la creación de una serie de impuestos internacionales, incluyendo un impuesto a los viajes aéreos y un impuesto ambiental, para que la ONU pueda tener recursos propios.

Estados Unidos se opone con fuerza a esta idea, sosteniendo que la financiación de la ONU sólo debería provenir, como hasta ahora, de los Estados miembros.

En su discurso de despedida, el secretario general saliente, Boutros Boutros-Ghali, culpó a los países deudores de la crisis de caja de la ONU. El mayor de esos deudores es Estados Unidos, con una deuda de 1.300 millones de dólares.

También el entrante Annan, que contó con el apoyo de Washington en el proceso de selección, dijo que Estados Unidos debería pagar ahora su deuda con la ONU.

"Es una situación que ofende tanto a los amigos como a los enemigos. La ONU necesita de Estados Unidos y Estados Unidos necesita de la ONU. No podremos funcionar con eficacia y eficiencia sin una sólida base financiera".

Entre las muchas ideas presentadas a la ONU se encuentra una de la Unión Europea que busca castigar a los países que no estén al día con sus contribuciones, excluyendo a sus compañías de las contrataciones que la Organización realiza, tanto para comprar suministros como para reclutar personal. (FIN/IPS/tra-en/td/jl/arl/ip/96

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