/INTEGRACION/PERU: Economía entre el frío y la indefinición comercial

El fracaso de los planes de crecimiento industrial de Perú y la carencia de una estrategia comercial internacional concreta, agravan los riesgos del desafío que significa su integración con la Comunidad Andina, el Mercosur y el bloque Asia-Pacifico

El nuevo ministro de Industria, Integración y Comercio, Gustavo Caillaux, admitió el fracaso de los planes de desarrollo en su sector y reconoció que Perú no ha definido aún una estrategia de integración comercial en relación con los bloques internacionales a los que pertenece o aspira pertenecer.

En un encuentro con empresarios privados, el ministro sostuvo que el crecimiento de la producción industrial peruana no será en 1996 del 4,5 por ciento, como esperaba su antecesora Liliana Canale, sino que oscilará entre 1,8 y dos por ciento.

"La realidad es la realidad y no debe esconderse", comentó Caillaux cuando uno de los asistentes le señaló que esos porcentajes implican casi un crecimiento cero, pues son muy próximos a la tasa de incremento de la población: 1,7 por ciento.

Días antes, Eduardo Farah, presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, entidad que representa a los empresarios privados del sector, señaló que hasta fines de noviembre la industria peruana sólo habia crecido 1,66 por ciento.

"El enfriamiento de la economía peruana no puede extenderse, ni menos intensificarse, porque el país podría congelarse indefinidamente", dijo Farah, pidiendo el abandono del programa concertado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En agosto de 1995, el Fondo, que actúa como "comisario" de la banca internacional, forzó al gobierno del presidente Alberto Fujimori a desacelerar la economía peruana, para evitar un recalentamiento económico que podría desembocar en una crisis similar al "efecto tequila" de Mexico.

El impacto de las medidas de enfriamiento se hizo notar desde febrero de este año en una marcada crisis en los negocios, aumento del desempleo y la rápida caída de la popularidad del presidente Fujimori.

Cifras tomadas del Ministerio de Trabajo indican que el empleo industrial, después de la saludable expansión de 1993 y 1995, volvió a contraerse rápidamente y ahora registra una reducción de 26,4 por ciento en relación con 1990.

La falta de trabajo es el más antiguo y principal problema social de Perú, cuyas cifras oficiales señalan que 85 por ciento de su población economicamente activa carece de empleo o está "subempleada", es decir que sus salarios no cubren los requerimientos mínimos de subsistencia familiar aceptable.

Los empresarios privados destacan que esta situación contrae el mercado interno y, en consecuencia, el crecimiento económico y social depende de la capacidad exportadora del país.

En este punto, la indefinición del gobierno de Fujimori sobre cómo insertar a Perú en la economía mundial, para sacarlo de su condición de exportador de productos básicos, se convierte en un problema urgente, pues tiene al frente compromisos y proyectos de integración con tres bloques internacionales.

Perú es urgido en estos momentos por sus socios en la Comunidad Andina a definir su situación en dicho bloque subregional, en el que participan además Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela, que, por otra parte, negocia su integración al Mercosur.

Por otro lado, el gobierno del presidente Alberto Fujimori hizo intensos esfuerzos en noviembre pasado para que Perú sea admitido en el grupo de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), al que pertenecen los países de más rápida expansión exportadora en el mundo.

Con el Grupo Andino el problema es de definición de aranceles, pues Perú rehúsa aceptar el esquema arancelario de cuatro niveles aprobado por el resto de la Comunidad para las importaciones de terceros países y, luego de reclamar un arancel único, propuso otro de tres niveles.

La tesis de Fujimori es que el arancel de cuatro niveles aprobado por la Comunidad Andina es proteccionista y, de acuerdo con la línea neoliberal que ha impuesto a la economía peruana, se propone implantar progresivamente un arancel externo de un solo nivel, que estaría situado entre 10 y 15 por ciento.

Caillaux no demostró en sus palabras que el gobierno de su país estuviera dispuesto a aceptar los aranceles andinos de cuatro niveles. "La pelota está en la cancha de los otros miembros del Grupo Andino, les toca jugar a ellos", señaló.

Esta insistencia es interpretada por analistas independientes, como Manuel Romero, editor de "Gestión" -matutino especializado en asuntos económicos- como indicio de que el gobierno de Fujimori prioriza el ingreso al grupo de la Cuenca del Asia-Pacífico, de línea acentuadamente liberal.

Pero la idea de una integración comercial con los "tigres del sudeste asiático" asusta a los representantes de la débil industria peruana, que preferirían pautar su desarrollo dentro del ámbito subregional andino.

"Si el genio de la lámpara se me apareciera y me concediera un deseo yo pediría que Perú implante un arancel escalonado, que nos permita competir e integrarnos con nuestros vecinos más cercanos, pues son nuestro espacio natural", afirmó Farah. (FIN/IPS/al/dg/if/96

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