Como fondeados en la inmensidad del mar, los países de la cuenca del Caribe parecen naves dispersas de una flota que tiene como imperativo soltar amarras y zarpar de una vez en el largo viaje de la integración.
La segunda reunión ordinaria del Consejo de Ministros de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), que se celebrará entre los días 9 y 13 en La Habana, deberá poner punto final a una fase organizativa que se inició en Cartagena de Indias, Colombia, en junio de 1994.
Aunque las líneas de acción del foro integracionista fueron trazadas en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno realizada el año pasado en Puerto España, Trinidad y Tobago, todavía no se pasa de los papeles a la práctica.
Romper la incomunicación es uno de los retos principales que tiene la región si se pretende echar a andar un proceso de integración en el cual la cooperación productiva y tecnológica deberá jugar un papel esencial, según expertos.
Además, una visión amplia del Gran Caribe tendrá que trascender lo económico y comercial e incluir la democratización como su pegamento, concluyó en febrero un foro realizado en la sede del Sistema Económico Latinoamericano (SELA) en Venezuela.
La AEC tiene como miembros plenos a 25 estados soberanos del Caribe, América Central y a los miembros del Grupo de los Tres, México, Venezuela y Colombia. Como asociados participan 12 territorios dependientes y, como miembros especiales, Francia, Gran Bretaña y Holanda.
Puero Rico no forma parte de la asociación pues Estados Unidos rechazó que su estado libre asociaciado integre un foro regional en el que Cuba es miembro pleno.
La puesta en marcha de la AEC el pasado año fue interpretada como "alternativa de sobrevivencia" para la mayoría de los países del Caribe en un mundo cada vez más dominado por los bloques económicos.
Con culturas, idiomas y niveles de desarrollo diversos, los países del area ven amenazado su futuro económico por la firma de los tratados de libre comercio entre México, Canadá y Estados Unidos y la existencia de un mercado común en pleno vigor en Europa.
Según el especialista cubano Gerardo González Núñez, la competencia con México, en desigualdad de condiciones y partiendo de la exportación de los mismos productos, conduciría a "la marginalización del Caribe de su principal mercado"
Por otra parte, la integración europea podría afectar los acuerdos preferenciales que rigen las exportaciones de azúcar, banano y ron hacia Europa y que son vitales para pequeñas naciones como Dominica, Granada, Santa Lucía y San Vicente y Granadina.
Fuentes de la Comision Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) aseguran que el Caribe creció tres por ciento en la década del 80, cifra superior a la de América Latina en su conjunto.
Pero el crecimiento estuvo acompañado de déficit en la balanza de pagos, incremento de la deuda externa, sobredependencia de unos pocos productos tradicionales e incremento de la dependencia del turismo, según el Centro de Estudios de América de La Habana.
Expertos aseguran que en estas condiciones la AEC deberá afrontar el desafío de fortalecer una unión que deberá trascender los aspectos puramente comerciales y arancelarios y transitar el difícil camino de la integración productiva y tecnológica.
Los países de la AEC ocupan 5.230.000 kilómetros cuadrados, tienen 202 millones de habitantes y 508.398 millones de dólares de producto interno bruto. En 1995, importaron bienes por 101.782 millones de dólares y exportaron 80.883 millones.
Sin embargo, el Caribe es aún muy dependiente de otras regiones por sus carencias de infraestructura, el pobre nivel de desarrollo de algunos de los países insulares y por el hecho de que once de los territorios asociados no son estados independientes.
Segun Opciones, semanario financiero y comercial de Cuba, los países caribeños adquieren fuera del área 75 por ciento de las materias primas y productos que consumen y apenas concretan siete por ciento de su comercio dentro de la región.
Las rutas principales del Caribe se enlazan con Francia, Holanda, Inglaterra y Estados Unidos, por lo que el transporte se convierte en uno de los principales obstáculos al desarrollo del comercio intrarregional.
Analistas cubanos mencionan entre las desventajas al proceso de integración la dependencia que aún existe de las antiguas metrópolis, la diversidad cultural y el hecho de que se trata de países que, en esencia, colocan en el mercado los mismos productos.
Para Esteban Ramírez, analista económico de Opciones, está claro que "al reducirse la potencialidad de intercambio a escasos productos, adquiere mayor valor la integración productiva".
Cuba propone que, en una etapa inicial, el turismo, actividad de grandes posibilidades económicas en el área, se convierta en la locomotora que impulse el comercio regional y propicie fórmulas de cooperación sólida.
De acuerdo con la Organizacion Mundial del Turismo (OMT), entre 1983 y 1993 el número de visitantes a la región creció 83,4 por ciento, lo cual convirtió a la industria del ocio en el sector mas dinámico de la economía caribeña.
Carlos Zamora, director para América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, aseguró que la segunda reunión ordinaria del Consejo de Ministros de la AEC deberá retomar los acuerdos de Puerto España sobre turismo, comercio y transporte.
Los cancilleres de la región deberán aprobar un fondo especial como base monetaria para el impulso de los proyectos integracionistas y planes de acción en materia de comercio, relaciones económicas, ambiente, ciencia, tecnología, salud, educación, cultura y deportes. (FIN/IPS/da/mj/ip if dv/96