La Bolsa de Madrid cerró hoy con un clima de euforia y batió todas las marcas, mientras el parlamento de España votaba, en su último día de sesiones de este año, el presupuesto generales del Estado para 1997.
La Bolsa de Madrid, que el jueves había subido por encima de todas las jornadas precendentes y se puso en 440 puntos, volvió a batir las marcas este viernes y se colocó en 445 puntos.
Las más beneficiadas son las empresas públicas cuya privatización total anunció el gobierno de José María Aznar, como Telefónica de España, la Empresa Nacional de Energía, Repsol (petróleo y gas) y la corporación bancaria Argentaria.
La cotización bursátil de estas compañías aumentó 41 por ciento durante 1996.
El ministro de Economía, Rodrigo Rato, dijo que el presupuesto de 1997 será el primero en muchos años en que los gastos crecerán por debajo de la inflación, y explicó que la estabilidad fiscal es lo que origina un clima de confianza entre los inversores.
Sin embargo, el desempeño de la economía no acompaña el optimismo de la Bolsa, a pesar de registrar una mejoría con respecto al año anterior. Este ejercicio, según las previsiones oficiales, finalizará con un crecimiento del producto interno bruto de 2,2 por ciento.
Ese crecimiento es inferior al de 1995 (2,8) y similar al de 1994 (2,1), año que marcó cierta recuperación con respecto a 1992 y 1993, cuando el crecimiento estuvo por debajo del dos por ciento anual.
La noticia positiva en la que se basó la euforia bursátil, es el éxito en la lucha contra la inflación, que se ubicará este año en tres por ciento con previsiones de descenso a 2,5 por ciento en 1997.
La estabilidad monetaria, unida a la reducción del déficit público, permitirá a España permanecer entre los países de primera línea de Europa que, en 1998, crearán el "euro", la moneda única de la Unión Europea.
Pero desde la oposición el panorama se ve distinto. El diputado socialista y ex ministro de Obras Públicas José Borrell sostuvo este viernes que Aznar pretende acabar con el presupuesto como un instrumento de apoyo a la igualdad en una economía de mercado.
Con la nueva político, dijo, el presupuesto ya no servirá para luchar contra la pobreza y financiar programas sociales en educación, ciencia y salud.
El economista Juan Francisco Martín Seco afirmó, por su parte, que la inflación es un instrumento y que si es correcto alarmarse cuando supera el 20 por ciento anual no tiene sentido hacerlo hasta el extremo cuando se ubica en tres o cuatro puntos porcentuales.
En las actuales circunstancias, añadió Seco, congelar los salarios para que no superen el incremento del 2,6 por ciento previsto para la inflación es reducir la demanda, lo cual lleva, a corto plazo, a una nueva depresión económica. (FIN/IPS/td/mj/if/96