CUMBRE HEMISFERICA: Del júbilo comercial al sueño ambientalista

La Cumbre de América que concluyó hoy en esta ciudad boliviana consagró el sueño del desarrollo sostenible, dos años después del entusiasmo por el libre comercio que marcó la anterior cita continental en Miami.

En contraste con la masiva asistencia de gobernantes a la cumbre de 1994, a Santa Cruz llegaron sólo 12 presidentes y tres primeros ministros, además de cinco vicepresidentes, mientras 14 países fueron representados por cancilleres y otros ministros.

La impresión generalizada en esta ciudad amazónica es que el tesón del presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, posibilitó el relativo éxito de esta cumbre en torno a un tema trascendental pero de menor convocatoria que el comercio.

El concepto del desarrollo sostenible fue asumido en Miami como componente fundamental de la agenda hemisférica para el próximo milenio, en una integración que apunta a crear el Area de Libre Comercio de América (ALCA) en el año 2005.

La propuesta de Sánchez de Lozada de fundir ambos objetivos y adoptar dentro de nueve años simultáneamente el ALCA y "un gran tratado de desarrollo sostenible" pareció orientada a reivindicar la dimensión ambiental de esta "agenda 21".

Pero así como el ALCA, a dos años de su lanzamiento, no muestra avances en la interlocución de Estados Unidos con el resto del continente, también el desarrollo sostenible corre el riesgo de convertirse en otro "sueño americano".

Los 10 puntos de la Declaración de Santa Cruz de la Sierra y las 65 iniciativas de su Plan de Acción fueron criticadas por ecologistas por su carácter excesivamente genérico y por no incluir iniciativas concretas.

Según Robert Watson, del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, desde Miami a Santa Cruz "se ha visto poco progreso en lo que es la conservación del medio ambiente y la implementación de procesos de desarrollo sostenible".

El Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, con sede en los Estados Unidos, fue una de las numerosas organizaciones no gubernamentales (ONG) que se dieron cita en esta ciudad para seguir la cumbre de gobernantes.

Watson afirmó que en los documentos de la cumbre "falta lo concreto" y lamentó que los acuerdos rubricados por los 34 gobiernos del continente tengan un carácter voluntario y no obligatorio desde el punto de vista de su cumplimiento.

El dirigente ecologista se quejó de que los presidentes ignoraron las propuestas que por diversos conductos les hicieron llegar unas 5.000 ONG de todo el continente que sostuvieron encuentros previos a la cumbre.

Más allá de la desazón de los ambentalistas, Sánchez de Lozada advirtió que en materia de desarrollo sostenible hay necesariamente un amplio terreno de abstracciones por lo novedoso de esta dimensión en el quehacer político, económico y social.

Lo cierto es que esta cumbre, más que otras, fue un depurado ejercicio de consensos que hicieron coincidir no sólo diversas visiones, sino también las contrastantes realidades nacionales que conviven en América.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria, recordó que en este continente se encuentran el país que consume más bienes en el mundo y naciones con dramáticos índices de pobreza.

Sánchez de Lozada señaló que en el ejercicio de equilibrio de la cumbre se confrontaron propuestas desarrollistas y ambientalistas, así como intereses de países industrializados y en franca vía de desarrollo con los de los más atrasados.

La dimensión social del desarrollo sostenible se constituyó de alguna manera en el eje orientador de la declaración y el plan de acción que los 34 gobiernos firmaron este sábado en "Santa Cruz de la Tierra", como llamó Gaviria a esta ciudad.

El carácter genérico de los documentos refleja lo difícil que es hacer coincidir hacia una meta común a países como Haití y Canadá, o a potencias latinoamericanas como Brasil, México y Argentina con los pequeños países centroamerianos y caribeños.

El presidente de Chile, Eduardo Frei, quien será anfitrión de la próxima Cumbre de América en 1998, sostuvo que los gobiernos de la región están enfrentados en materia de desarrollo sostenible a un quíntuple desafío.

En primer término, dijo, está la consolidación de la democracia, mientras el segundo desafío es el del crecimiento económico para combatir la pobreza, el tercero, crecer preservando el ambiente, y el cuarto, insertarse en el proceso de globalización.

Para Frei, el quinto desafío es el de los "extremistas", donde incluyó tanto a los que buscan el crecimiento al costo de la depredación ambiental, como a quienes a su juicio "quieren frenar el crecimiento en nombre de la ecología". (FIN/IPS/ggr/en-ip/96)

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