La Unión Europea (UE) carece de una política común en materia de ayuda humanitaria a naciones desfavorecidas, pero el caso de Cuba parece ser una excepción.
A fines de noviembre, el Consejo Europeo definió una posición unánime sobre Cuba asegurando que, a través de sus 15 países miembros, dará una asistencia adecuada mediante acuerdos previos para garantizar su distribución por medio de organizaciones no gubernamentales (ONG), iglesias y agencias internacionales.
La UE tiene ahora en consideración un nuevo plan global de ayuda por ocho millones de ecus. Las intervenciones a través de la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO) entre 1993 y 1995 totalizaron 36.659.500 ecus.
"A pesar de una mejoría comprobada del cuadro macroeconómico, persisten las dificultades para la población", declaró Santiago Vallejo, uno de los responsables de la asistencia a Cuba de ECHO.
Señaló que la economía del país caribeño no puede sostener la carga de las importaciones necesarias para garantizar una alimentación correcta de la población, así como de los productos indispensables para que funcione el sistema sanitario.
"Desafortunadamente, ese sistema que fue modelo en América Latina dispone ahora de medios vetustos, está reducido en su capacidad y seriamente desabastecido", dijo.
A su vez, en el campo alimentario, el consumo de calorías diarias por habitante descendió de 3.130 en 1990 a 1.863 en 1993. Esa brusca caída es una de las causas de la epidemia de neuropatía óptica que entre 1992 y 1993 afectó a más de 50.000 personas.
A partir de 1994 esa enfermedad se hizo endémica debido sobre todo a la falta de vitamina B en la alimentación, agregó.
Según las ONG que participan de la asistencia financiada por ECHO en Cuba, el aporte de la UE representa casi el 60 por ciento de los productos recibidos por el sistema sanitario del país en términos de alimentos e higiene, así como material clínico y quirúrgico.
Otro informe realizado por expertos de la UE afirmó que "las necesidades son reales y la intervención está justificada sobre el plano humanitario. El aporte europeo representa el 50 por ciento de la ayuda que recibe Cuba".
La población de la isla sigue gravemente afectada por los efectos de la crisis causada por la rotura de los lazos económicos y comerciales con los países del antiguo bloque socialista.
La desaparición del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) en 1990, la contrapartida socialista de la Comunidad Económica Europea y estuvo formado por 10 países, significó para Cuba la pérdida de casi todos sus mercados, fuentes de financiación privilegiadas y precios de importación a tasas preferenciales.
El CAME estuvo formado por la ex Unión Soviética, la ex República Democrática Alemana, la ex Checoslovaquia, Polonia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Mongolia, Vietnam y Cuba.
La reducción drástica de las importaciones provocó una caída de la productividad en todos los sectores. Sólo el sector agrícola se redujo en 53 por ciento entre 1989 y 1994, mientras la producción de medicamentos disminuyó en 44 por ciento.
Además, el embargo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos después de la llamada "crisis de los mísiles" en 1962, y reforzado sucesivamente por la Ley Torricelli de 1992 y la Helms-Burton, fuertemente resistida en la UE, agravaron aún más la situación.
A raíz de una apertura controlada del sistema económico cubano, iniciada en 1993 para estimular la inversión extranjera y asegurar al Tesoro un margen suficiente de divisas para las importaciones, las perspectivas económicas para 1996-1997 muestran una tendencia más positiva, según Vallejo.
La cotización del peso cubano se estabilizó en 20 unidades por dólar y, de acuerdo con estadísticas oficiales, la tasa de crecimiento económico se situó en 1995 en torno al 2,5 por ciento.
"Las razones principales fueron el aumento del turismo, mejor recolección de la caña de azúcar y el incremento de la inversión extranjera. Una de las principales entradas de divisas al país sigue siendo el envío de dinero de cubanos en el exterior", observó Vallejo.
La apertura económica y las iniciativas de las autoridades cubanas de ampliar y diversificar las relaciones internacionales llevaron a la UE a explorar un diálogo más directo con La Habana, para promover tambien una mejoría de la situación política y cooperar en el desarrollo de su economía.
"Sin embargo, durante este año se hizo evidente que el gobierno cubano todavía no está preparado para encarar el camino de las reformas políticas y los derechos civiles, y eso ha frenado la negociación de un acuerdo de cooperación global. La ayuda humanitaria por ahora es el vínculo más estrecho", dijo.
Sin embargo, las iniciativas de ECHO tambien tropezaron con puntos de vista divergentes.
"La noción de Cuba que tienen en Bonn no es la misma de Madrid", declaró un miembro de CARITAS-Alemania, una de las ONG más empeñadas en la nación caribeña.
"Aquí todo depende de los gobiernos, son ellos los que aportan el dinero para financiar la ayuda, y cada uno tiene en cuenta los intereses nacionales y como ven éstos a Cuba", expresó Vallejo.
En su examen de las relaciones UE-Cuba, dentro del plan global de ayuda humanitaria a la población cubana, ECHO expresó que (Cuba) "sigue siendo un tema de envergadura en la agenda del Consejo de Ministros, aunque más no sea por el impacto nefasto de la ley americana (Helms-Burton) en el comercio multilateral". (FIN/IPS/ego/ag/dv-ip/96