COMERCIO: Brasil defiende industria y ataca barreras agrícolas

El ataque a barreras y subsidios agrícolas será la mejor defensa de Brasil contra las críticas a su política comercial de protección a algunos sectores industriales, como el automotor.

Esa táctica, que permite unir el Mercosur y los países exportadores de productos primarios, orientará a la delegación brasileña en la reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que se celebrará la semana próxima en Singapur.

Los principales blancos de la "posición agresiva" en favor de mayor libertad comercial en el área agrícola son la Unión Europea y Estados Unidos, anunció el canciller Luiz Felipe Lampreia.

Sin las barreras, Brasil podría exportar de 4.000 a 5.000 millones más en productos básicos cada año, argumentó el canciller. Eso corresponde a cerca de 10 por ciento del total de las exportaciones nacionales.

Por otro lado, Brasil rechaza someter su industria a "un nuevo choque liberal", que destruiría algunos sectores generando desempleo, advirtió Lampreia, explicando que ya el país redujo de 58 a 12,5 por ciento el promedio de aranceles desde 1989.

El régimen automotor brasileño, que en junio de 1995 elevó a 70 por ciento el arancel sobre vehículos de fuera del Mercosur y ofrece ventajas a industrias que se instalen en el país, enfrenta cuestionamientos por parte de Estados Unidos, Europa, Japón y Corea del Sur.

Una protección similar favorece a los juguetes nacionales desde junio pasado. La salvaguardia de 70 por ciento, adoptada ante sospechas de "dumping" practicado por exportadores asiáticos, debería terminar el 31 de diciembre, pero el gobierno pretende prorrogarla por los próximos tres años.

Ante presiones de la industria local de juguetes, el Departamento de Comercio Exterior del gobierno concluyó un estudio que recomienda mantener la protección provisional. Sólo en el 2000 el arancel volvería al nivel normal de 20 por ciento.

Sin eso, los juguetes de China destruirían la industria brasileña, admitió el ministro de Industria y Comercio, Francisco Dornelles.

Un gran aumento de las importaciones en 1995 provocó el despito de 9.700 de los 25.000 empleados, según la asociación empresarial del sector.

Los planes brasileños de prolongar la protección no fueron modificados por las duras críticas del primer ministro chino, Li Peng, durante su visita a Brasil a principios de noviembre.

La apertura económica, acelerada desde 1990, produjo graves daños en algunas ramas industriales que de un momento a otro perdieron la cómoda exclusividad del mercado nacional. Textiles, calzados y automóviles extranjeros invadieron el país, forzando reduccin de costos y empleados, y actualización tecnológica.

Los procesos simultáneos de rápida desgravación en el comercio con todo el mundo, de implantación del libre comercio en el Mercosur y de estabilización económica, con revaluación cambiaria y elevación de intereses internos, pusieron en serias dificultades a algunos sectores.

En algunos casos el gobierno atendió los reclamos empresariales. Además de los fabricantes de automóviles y juguetes, la industria de autopartes ganó el mes pasado una pequeña ayuda, considerada insatisfactoria.

El arancel para componentes automotores fue elevado de 2,4 a 4,8 por ciento y aumentará a 7,2 por ciento en 1997 y a 9,6 por ciento en los dos años siguientes. La industria pretendía por lo menos 2,4 puntos porcentuales más cada año.

El gobierno inició a la vez una ofensiva contra los obstáculos a las exportaciones brasileñas en los países ricos que más presionan contra sus medidas de protección a la industria.

Estados Unidos grava el jugo de naranja brasileño con 479,70 dólares la tonelada, cerca de 48 por ciento del precio total del producto, impone duras restricciones sanitarias a frutas, cuotas anuales al azúcar y el tabaco, y prohibe la importación de carnes.

La Unión Europea, además de los subsdios que afectan a la agricultura en todo el mundo, limita el acceso a su mercado a todas las carnes y algunas frutas de Brasil, por problemas sanitarios.

Además, impone mayor gravamen a ciertos productos, como café, para favorecer a países africanos o latinoamericanos productores de drogas ilegales.

La ofensiva brasileña en favor de sus exportaciones agropecuarias y contra las importaciones industriales responde a las dificultades que el país enfrenta en su balanza comercial, con un déficit de 2.901 millones de dólares de enero a octubre y tendencia al agravamiento. (FIN/IPS/mo/ag/if/96

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