CAMBOYA: Crisis urbana tras décadas de guerra

Esta capital asiática parece ya no tener lugar para un mayor movimiento urbano, y se ha convertido en ejemplo de las desastrosas consecuencais de la urbanización descontrolada.

Tras haber sobrevivido un genocidio y 20 años de guerra casi continua, los camboyanos desplazados regresan a Phnom Penh en busca de empleo, y en muchos casos simplemente reocupan propiedades de las que fueron desalojados por el Jemer Rojo.

Cuando el Jemer Rojo tomó el poder en 1975, comenzó una sistemática política de despoblamiento de las ciudades camboyanas, forzando a millones a instalarse en áreas rurales.

Durante los cuatro años de su dominio, murieron al menos dos millones de personas. La mayoría fue ejecutada, y el resto murió a causa de enfermedades y hambre.

Phnom Penh y otras ciudades se convirtieron en pueblos fantasma. Cuando los vietnamitas llegaron para desplazar al Jemer Rojo en 1979, las esperanzas de paz pronto se disolvieron. Con respaldo del exterior, el Jemer Rojo mantuvo una sangrienta guerrilla durante otros 10 años.

Tras un proceso de paz auspiciado por la ONU y elecciones realizadas en 1991, Camboya readquirió el aspecto de su vida civil. Pero el desgaste de la guerra, combinado con un rápido desarrollo económico hace de los problemas urbanos del país una pesadilla para los expertos.

Mientras intenta alcanzar a sus vecinos, Camboya presenta saludables índices de crecimiento. Su producto interno bruto (PIB) creció siete por ciento en 1995, y alcanzaría 7,5 por ciento en los próximos dos años.

La población de 10,5 millones creció 2,5 por ciento anual, y aunque sólo un quinto de los camboyanos vive en las ciudades, el porcentaje excederá 40 por ciento en el 2025.

La crisis urbana de Phnom Penh es a gran escala, y el gobierno parece estar confundido, apelando a organizaciones no gubernamentales (ONG) y grupos voluntarios para hacerse cargo del problema. Se estima que hay unas 200 ONG internacionales trabajando en Camboya, y otras 1.000 locales.

En tono de broma, los camboyanos dicen que la ONG son la principal fuente de empleo en su país. "Con todo este dinero de los donantes, hay una virtual industria de la ayuda en Camboya", afirmó Declan O'Leary, profesor irlandés de planficación urbana en la Universidad de Bellas Artes de Phnom Penh.

Después de 1989, muchos comenzaron a llegar a Phnom Penh desde campos de refugiados en Tailandia o áreas rurales en las que se habían refugiado de la guerra.

Aunque inicialmente la gente obtuvo permiso para ocupar los edificios que quisiera, sólo 15 por ciento de las construcciones de la ciudad tiene títulos de propiedad adecuados.

Los camboyanos pobres que regresaron a sus hogares suelen convivir en estrechos espacios o asentamientos precarios, mientras gran parte de la elite vive en modestas viviendas tras encontrar ocupadas sus antiguas casas.

El crecimiento demográfico y la migración también condujeron al problema de las ocupaciones ilegales. Alrededor de 15 por ciento de los pobladores de Phnom Penh son ocupantes ilegales, y hay unos 190 asentamientos ilegales en la ciudad.

La inversión extranjera y la manufactura no crecieron tanto como esperaban las autoridades, de modo que muchos recién llegados terminan instalando negocios informales y callejeros, y se espera que su número aumente cuando cientos de ex soldados y guerrilleros queden desmovilizados el año próximo.

Como si la marea de gente que regresa fuera poca, las inundaciones completan las tribulaciones de Phnom Penh. La ciudad se sitúa en la confluencia de tres ríos, el Mekong y dos tributarios. Durante la estación lluviosa, el área alrededor de la capital se convierte en un gran pantano. (FIN/IPS/tra-en/amg/kd/lp/dv/96

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