(Artes y Espectáculos) CINE: Primer filme sobre guerra contra los kurdos en Turquía

Por primera vez en muchos años, los entusiastas del séptimo arte forman largas filas en las boleterías de las salas de cine de Estambul para ver una película turca.

La razón del inusual entusiasmo del público por un producto doméstico es "Prendamos las luces", del joven director Reis Celik, el primer filme que trata sobre la guerra en el sudeste de Turquía entre los rebeldes kurdos y el ejército.

"Por mucho tiempo esperé que saliera a la luz una película como ésta, y quiero que todo el mundo la vea", manifestó un joven recién retirado del servicio militar. "Debemos detener la guerra, que es lo más insoportable en esta vida", agregó.

Dedicada a la paz, "Prendamos las luces" atrae también a activistas de la campaña del millón de firmas para la pacificación. Cerca de las boleterías se instalaron mesas donde la gente puede ir a colocar su firma, y las filas son tan largas como las de la taquilla.

El filme es el primer trabajo de Celik y también la primera expresión cinematográfica en Turquía de la guerra de 12 años en el sudeste. Su sincero llamado a la paz le vale la atención del público, y su calidad artística, la aclamación de la crítica.

"Necesitamos paz antes que ninguna otra cosa", dijo Celik a IPS, y añadió que el pueblo "precisa la paz tanto como el agua, el pan o el aire".

"Alguien debía quitar de un tirón la sábana de miedo que cubre al país y dejar que entre la luz, y yo quería hacer una contribución artística para tales esfuerzos", manifestó.

"Creo que como ciudadano turco no tenía derecho a ignorar la muerte de 20.000 personas, las ejecuciones extrajudiciales y la creciente pobreza debida a los enormes gastos de guerra", agregó el director.

Desde 1984, el ejército turco y las guerrillas kurdas están trabadas en un amargo conflicto. Los rebeldes del proscripto Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK) desean la autodeterminación para los 15 millones de kurdos del país.

La guerra ya costó la vida de unas 22.000 personas, según cifras oficiales. El gobierno turco, que duplicó sus gastos militares y de seguridad desde 1990, se transformó en uno de los principales compradores de armas del mundo, pese a una economía deficitaria con una tasa de inflación cercana a 100 por ciento.

Celik presenta en su filme un encuentro casual entre una unidad del ejército turco y un grupo de guerrilleros del PKK en un remoto caserío campestre. Los protagonistas se enfrentan sobre escarpadas montañas tras una serie de ataques de los rebeldes a un puesto de gendarmes.

Sin embargo, antes de empezar a combatir, combatientes de ambos bandos mueren en una avalancha, y sólo sobreviven tres: el comandante de la unidad del ejército, el jefe de los rebeldes y una guerrillera herida.

Los sobrevivientes no pueden evitar ayudarse mutuamente en su lucha por sobreponerse a las duras condiciones invernales en medio de la naturaleza salvaje.

Los tres logran llegar a una aldea kurda evacuada donde sólo permanece un viejo aldeano, que les ofrece refugio y comida. Sin embargo, su presencia es descubierta por una unidad especial de gendarmería, la cual cree que los guerrilleros del PKK están establecidos en la aldea.

El viejo aparece en la oscuridad para suplicar a los gendarmes que no disparen, mientras sus invitados huyen para salvar su vida. La película termina con varias interrogantes abiertas.

Celik está sumamente satisfecho por las positivas críticas recibidas pese a haber trabajado con un presupuesto muy reducido y padeciendo la intolerancia de las autoridades.

Sin embargo, el director cree que todos sus temores, las dificultades que debió enfrentar y el esfuerzo agotador se vieron compensados por la aclamación del público.

"La producción costó en total 125.000 dólares, y sólo se emplearon 64 rollos de película para el filme de una hora y media, cuando para un anuncio comercial de un minuto y medio de duración se utilizan 95 rollos", señaló.

Celik recuerda el temor de las compañías productoras cuando realizó la propuesta. "Ninguna de las grandes empresas deseaba hacer la película, y por lo tanto tuve que recurrir a las pequeñas, que no tenían nada que perder", explicó.

Además del polémico tema del filme, las grandes compañías no estaban interesadas "porque creían que no tendría valor comercial", dijo con una sonrisa irónica.

"Sólo tenemos seis copias de la película, por lo tanto se exhibe en seis salas de cine, pero en cada exhibición se agotan las entradas, y en un mes el filme fue visto por unas 50.000 personas", destacó el realizador.

Pero no todas las reacciones fueron positivas. Celik recibió amenazas de ultranacionalistas, mientras algunos kurdos expresaron su insatisfacción porque el director "colocó a los guerrilleros y a soldados turcos al mismo nivel".

"No hice la película para ser prohibida, sino para ser vista", replicó Celik. "Tiene muchas carencias y fue producida con escasos recursos, pero creo que se trata de un buen comienzo", agregó.

"Prendamos las luces" ya recibió un galardón especial en el festival de cine de Adana, el principal de Turquía, y aunque no obtuvo el premio a la mejor película, Celik no se preocupa. "Hice un filme para el público, no para jurados de festivales", aclaró. (FIN/IPS/tra-en/nm/HvdB/ml/cr/96

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