Desde que comenzó el programa de libre convertibilidad del peso en Argentina, que permitió derrotar las altas tasas de inflación, el sector afectado por problemas de empleo pasó de 39 a 51 por ciento de la población económicamente activa.
Esta situación la reveló un informe del Instituto de Economía del Congreso de los Trabajadores Argentinos, que contradice las afirmaciones del presidente Carlos Menem en el sentido de que el desempleo estaría bajando del 17,1 por ciento al que había llegado en mayo último.
En octubre, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos debió informar sobre la evolución de la tasa de desempleo, pero los datos obtenidos en las encuestas del organismo no fueron divulgados entonces. Según algunos funcionarios del área económica, las marcas eran levemente superiores a las de mayo.
Menem declaró que el desempleo bajó en promedio, aunque haya aumentado en algunos distritos, y convocó este jueves al ministro de Economía, Roque Fernández, para elaborar una estrategia tendente a divulgar los datos del desempleo sin que provoque un impacto negativo en la opinión pública.
El mandatario manifestó su disconformidad con la evaluación que realiza tradicionalmente el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, y este jueves hubo fuertes rumores sobre el eventual relevo de su titular.
El ministro de Economía dará a conocer las estadísticas el día 18, pero para entonces el Congreso estará evaluando si da media sanción a los proyectos de flexibilización laboral que fue presentado por el gobierno, pese a las críticas de la oposición, los sindicatos y organismos internacionales de trabajadores.
Fernández manifestó su convencimiento de que con la flexibilización laboral bajarán los costos salariales y habrá un aumento de las contrataciones. La hipótesis fue avalada por el Banco Mundial, que recomienda la iniciativa para bajar el desempleo a seis por ciento.
Entretanto, el Instituto de Economía del Congreso de los Trabajadores Argentinos divulgó un informe que revela que en 1990 38,7 por ciento de la población económicamente activa tenía problemas de empleo, y en 1996 ese porcentaje trepó a 50,8 por ciento, equivalente a más de siete millones de personas.
Ese porcentaje se obtiene de sumar desocupados, subocupados y ocupados plenos que necesitan aumentar sus ingresos con un segundo trabajo. Este último índice aumentó de 13,3 a 20,6 por ciento de la población económicamente activa entre 1990 y 1996.
El período evaluado coincide con la puesta en marcha del plan de libre convertibilidad de la moneda, que logró reducir a un dígito la tasa de inflación anual. Pero como contrapartida, el desempleo abierto pasó de 8,6 a 18 por ciento entre 1990 y 1996, según indica el estudio.
La investigación también destaca la estrecha vinculación que existe entre desempleo y pobreza, debido a la caída de los ingresos.
Al respecto, señala que 70 por ciento de la pobreza registrada en Argentina "responde a problemas de ingresos y no a causas estructurales".
"Una significativa parte de la población pobre se esconde detrás de las puertas de los departamentos y de las casas, y esto no es registrable a nivel oficial", subraya el informe elaborado por el economista Claudio Lozano.
Lozano también evaluó que incluso con altas tasas de crecimiento del producto interno bruto en los próximos años, el desempleo abierto podría llegar a 28 por ciento en una década, y advirtió que si la reactivación se fundamenta en el desarrollo del sector exportador, no habrá crecimiento del empleo. (FIN/IPS/mv/ag/if/96
